Epílogo

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El tiempo pasó volando, el cumpleaños de Agustín ya había pasado, lo celebraron en un club nocturno en donde durante toda la noche pusieron sus canciones favoritas. Navidad y Año Nuevo también habían terminado y la primera la habían celebrado en casa de Carolina mientras que en la segunda habían viajado a Córdoba donde la familia de Agustín hizo un gran festejo.
Se encontraban ya en el verano del nuevo año, habían decidido viajar a las hermosas playas de Aruba en donde el sol brillaba y les quemaba la piel y el agua se combinaba con el azul del cielo. Carolina estaba sobre una hamaca mientras que Agustín estaban a unos pasos de ella en la arena tocando la guitarra.

-No me pondré protector solar -comunicó el joven.

-¿Por qué?

-Ayer lo utilicé y no sé de qué rayos lo compraste pero un niño me estaba siguiendo cuando fui a buscar una toalla.

-Quizás le caíste bien.

-O tú compraste un bloqueador que atrae niños -la chica volteó los ojos y sacó el producto para leer lo que contenía.

-Tiene olor a coco, tal vez era su fruta favorita.

-O a los niños le gustan los cocos y prefiero no ponérmelo a tener un ejército de hijos ajenos detrás de mi -ella se rió de la ocurrencia que acababa de decir.

-Tengo un regalo para ti.

-¿Para mi? -preguntó confundido.

-Sí, para ti.

-¿Por qué?

-Porque quería hacerte un regalo ¿acaso no puedo?

-Sí puedes es solo que no pensé que me darías un regalo acá.

-Lo tengo desde que nos fuimos de Argentina pero no sabía si dártelo hasta el 14 de febrero.

-14 de febrero no va con nosotros, ¡dámelo ya! -sonrió como un niño, Carolina no entendía por qué no le gustaban si él era como uno.

La chica sacó la caja de la bolsa de playa que tenía y se sentó junto a él en la arena para dárselo. Antes de abrirlo él la besó y le agradeció por el detalle aún sin saber que era.
El chico abrió la caja y pudo ver un elegante reloj de correa negra y centro plateado, lo examinó entre sus manos y al voltearlo pudo leer lo que tenía grabado en la parte de atrás:

"El reloj miente. No dura lo mismo una hora contigo que una hora sin ti".

-Espero que te hay... -no pudo seguir hablando porque ya tenía los labios de Agustín sobre los de ella, si seguía besándola así se iba a quedar sin aire.

-Oye tus amigos los niños nos van a ver -le dijo riendo, mientras él intentaba volver a besarla.

-No importa, que vayan a jugar a otro lado quiero besarte hasta que se me olvide lo mucho que te quiero.

Desde el alma [Aguslina] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora