Capítulo 26

825 47 2
                                    

-Entonces me estás diciendo que Carolina me invita a esa fiesta pero cómo está ocupada no pudo decírmelo ella misma-. Dijo dudoso Agustín que no creía nada de la gran historia que le estaba contando Natalia.
-Exactamente, que inteligente Agus-. Le respondió ella.
-¿Ni un mensaje podía enviar?-. Atacó él.
-Te dije que ha estado muuuuy ocupada-. Dijo ya cansada.
Agustín ya le había hecho miles de cuestionarios sobre por qué era ella quien le estaba avisando de esa fiesta y no la misma Carolina.
-Sabes Natalia, que bueno que la actriz de la familia es tu hermana y no tú, porque ni para mentiras estarías pasando.
-¡¿Por qué piensas que te estoy mintiendo niño?!-. Preguntó exasperada.
-Simple. Tu hermana me ha estado evitando todo este tiempo y cuando la veo me ignora. No me quiere cerca. Así que no tiene sentido que me invite a una fiesta por su logro, suponiendo que lo que quiere es disfrutar. No es muy lógico que quiera mi presencia allí-. Le explicó tranquilo.
-Ok...digamos que tienes razón. Pero ni siquiera es una fiesta, es un brindis sencillo para celebrar su próximo papel y no irá mucha gente, solo sus amistades y parte de la familia. Además prácticamente todo ha sido organizado por nuestros padres así que puedes ir como mi invitado si Carolina no quiso invitarte. ¿Acaso no quieras verla ese día tan linda y feliz de lo que está logrando?-. Lo convencería a cómo diera lugar.
-Me podrías enviar fotos. Eres mi amiga en cierto punto ¿no? Como buena amiga me enviaras fotos de tu hermana ese día y así evitaremos muchos problemas-. Dijo Agustín con una sonrisa falsa.
-Ese es tu problema Agustín.
-¿Cuál problema?
-Que eres demasiado justo con Caro y completamente injusto contigo mismo. La quieres pero crees que lejos de ti está mejor, te alejas pero no buscas nuevas oportunidades. Si te quisieras un poquito ya tendrías una novia que fuese buena gente o estarías intentando conquistar a Carolina nuevamente, pero no, simplemente prefieres no hacer nada y dejarla a ella ser feliz aunque se esté equivocando-. Lo regañó como una madre a su hijo.
-No puedo pensar en algo con Carolina, ella está enamorada de alguien más, yo ya tuve mi oportunidad y lo eché a perder y tú deberías odiarme por eso Natalia. ¿Cómo es que estás aquí queriendo que me acerque a Caro cuando ya le rompí el corazón una vez?
-Porque no sé cuál fue la razón por la que terminaste con ella. Ni ella lo sabe y creo que eso hace que ella no te soporte, pero yo que veía todo desde afuera estoy segura de que no terminaste con ella porque la dejarás de querer. Tu mirada te delata y tus acciones ni se digan. No sé porque habrás terminado con ella y la verdad ya no me importa porque puedo ver que la amas, Agus y no hay nada que me importe más que la felicidad de mi hermana-. Se sinceró.
-Tú sabes que intenté ser su amigo y al final no funcionó mucho-. Le dijo en voz baja.
-Sí, Agustín, pero no sirve que vayas al mismo lugar y solo te le quedes viendo. Si solo quieres ser su amigo de igual forma tienes que acercarte.
Entonces. ¿Irás o no?
-¿Tengo otra opción?-. Contestó con una sonrisa que ella también le devolvió.
-Definitivamente no-. Dijo Natalia riendo.

Todo lo que dijo Natalia lo hizo pensar mucho. Sin duda él sabía que no merecía a Carolina, nunca lo haría. Recordó el motivo por el que tuvo que terminar su relación con ella y pensó que había hecho lo correcto, era terminar su relación o poner en juego los sueños de ella y no sería capaz de destruir eso.
Después de darle vueltas al tema llegó a la conclusión de que sin duda la amaba, no sabía si eso sería para siempre dependiendo de lo que pasará en el futuro pero por el momento lo hacía. Pero, ¿Valía él lo suficiente como para encontrar el valor de entrar de nuevo en su corazón? ¿Podía ofrecerle lo que ella merecía? ¿Sería capaz de darle la felicidad que ella necesitaba? La respuesta era no. Su mente decía que nunca sería suficiente para alguien como Carolina. Porque a veces llegar al punto máximo del amor significa también llevar siempre el temor a no ser lo que la otra persona espera o no poder ofrecer lo que el otro necesita.
Él por el momento, solo le podría entregar un alma vacía y ella no merecía eso.

Desde el alma [Aguslina] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora