Capítulo 60

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Al día siguiente ya Carolina estaba lista para salir del hospital, aún no podía seguir con su trabajo pero, por lo menos, ya podía regresar a la comodidad de su departamento.

-¿Cuándo se supone que podremos irnos? -preguntó la castaña por décima vez en lo que iba de la mañana.

-Cuando tus padres lleguen te dije -Agustín ya estaba perdiendo su poco paciencia.

-¿Y tu auto? ¿Por qué no lo usaste? Sabes que quiero irme de aquí hace rato.

-Mis padres vinieron, quieren verte así que ellos me dejaron aquí y se fueron a comprar unas cosas para pasar a tu departamento después. Me has hecho dañar la sorpresa.

-¿Yo? No te pedí que me dijeras que tus padres me irían a ver.

-¡Pero me preguntaste por mi auto!

-Podías haber dicho una mentira, Agustín.

-No entiendo a las mujeres, no les gusta que les mientan pero te piden que lo hagas si es necesario - Agustín la miró incrédulo y ella solo se encogió de hombros.

-Ya tus padres deben estar llegando, si quieres vemos una película pero seguro no la terminaremos porque llegarán antes de que acabe.

-No quiero ver películas, ya estoy aburrida de eso -se quejó.

-¿Videos de YouTube?

-No.

-¿Jugamos con el celular?

-No.

-¿Ajedrez?

-No.

-¿Monopoly?

-No, quiero irme Agus. Y no me digas de nuevo que mis papás ya deben estar cerca.

-Está bien -levantó las manos en señal de rendición -esperemos a que lleguen sin hacer nada ¿te parece?

-No, pero no queda de otra.

-Carolina Kopelioff en su etapa de malcriada, no la extrañaba -la castaña tomó la almohada de la cama y se la tiró directamente a la cara.

-Tú también querías salir corriendo de aquí cuando estuviste mal.

-Tienes razón, discúlpame por ser tan cruel contigo, soy un mal novio por no entenderte -dijo dramáticamente.

-Lo eres.

-Bien -se acercó y le dio y fugaz beso en los labios -ya reconocí mi falta de empatía, ahora esperaras pacientemente a que vengan ¿verdad?

-¿No podemos tomar un taxi y listo? -Agustín soltó un largo suspiro y la abrazó con paciencia.

-Que necia eres no pue... - no pudo terminar de hablar porque la puerta se abrió.

-Buen día -saludó el señor, Lucas, el abuelo de Carolina se encontraba con su esposa en la habitación que estaba por abandonar su nieta.

Agustín inmediatamente tomó la mano de Carolina.

-¿Qué hacen aquí? -preguntó ella.

-Vinimos a visitarte, princesa.

-Es un poco tarde para eso, ya me voy.

-No seas grosera con tu abuela, Carito, ella solo quiere verte y saber que estás bien.

-Estoy bien, ya pueden irse.

-Mira Carolina tenemos que hablar.

-No quiero hablar con nadie, quiero irme a mi casa así que podrían dejarlo para otro día.

Desde el alma [Aguslina] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora