Capítulo 58

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Aviso: este es el segundo capítulo que publicó hoy, asegúrense de haber leído el anterior.


Su presentación había terminado y ya estaban recogiendo todas sus cosas en el camerino cuando Carolina entró.
Agustín dejó lo que estaba haciendo y se acercó para besarla.

-Gracias por venir, de verdad que me hace muy feliz saber que estás ahí escuchándonos.

-De nada, estuvieron increíbles, felicidades a los dos.

-Gracias -agradeció Maxi con una sonrisa -Agus, supongo que te irás con Caro, así que me iré adelantando.

-Está bien.

-Te veo luego, o mañana tal vez -se despidió el chico.

-Ni siquiera sé si viniste en auto -comentó Agustín sin poder resistir las ganas de reír.

-Para tu salvación sí, tenía que traerme un par de cosas que tenía en el set, además de venir aquí, pensé que sería mejor venir en auto y así no llamaba tanto la atención -Agustín asintió.

-¿Nos vamos?

-Sí, solo déjame terminar de guardar esto.

-Te ayudo.

Terminaron de arreglar todo en el camerino y apagaron las luces.

-¿Dónde estacionaste? -preguntó Agustín mientras iban caminando hasta la salida.

-En la otra calle, aquí estaba todo lleno.

-Si quieres me das las llaves, lo busco y lo traigo hasta acá.

-No te preocupes, además ya es tarde no voy a dejar que vayas solo.

-Quieres decir que si me atacan ¿me vas a defender? -bromeó mientras caminaban en la oscuridad.

-Por supuesto que no, quiero decir que si te atacan por lo menos no estarás solo, estaré por ahí escondida observando.

-Asombroso, que gran chica tengo -sarcasmo salió de él.

-Te estoy molestando, tonto -lo pellizcó ella mientras reía -daría mi vida por ti, sin dudarlo.

Él se detuvo cuando ella dijo eso y ella lo miró confundida por su pausa.

-¿Qué pasa?

-Que realmente no sé qué hice para que estes conmigo, no sé qué hice para que me quieras, pero incluso sin saberlo le agradezco a la vida por dejar que estés a mi lado, puedes estar segura de que lo que siento por ti es sincero, Caro, yo nunca me arrepentiré de amarte -ella se puso de puntillas para poder darle un beso en los labios.

-Yo tampoco me arrepiento, Agustín.

Siguieron caminando por tres minutos más y llegaron hasta donde se encontraba el vehículo.

-Tuviste que estacionar lejos, es un milagro que el auto esté completo.

-Cuando llegue estaba lleno, supongo que todos se fueron hace rato.

-Pondré las cosas en el maletero.

-Está bien.

El chico estaba acomodando las cosas cuando escuchó unos aplausos detrás de él.

-Felicidades, muy buena presentación la de hoy -habló la mujer.

-¿Qué hacen ustedes aquí?

-Vinimos a verte ¿no te alegra? Diste un gran show, niño. Me sorprendiste, al final Carolina si tenía razón cuando decía que cantabas como ángel.

Desde el alma [Aguslina] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora