Capítulo 52

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-¿Cómo te fue en tu primer día?

-Bien, no fue como esperaba en realidad hasta me divertí -habían pasado dos días y Agustín había tenido su primera cita con su psicólogo que lo ayudaría a controlar su ansiedad el tiempo que fuera necesario.

-Que bueno, así irás a la próxima más convencido y sin tantas quejas.

-En realidad no, quiero superar esta etapa de mi vida y listo, quiero ser independiente como siempre he sido, me frustra sentirme débil y que los otros me vean como si no pudiera arreglármelas solo -renegó -. En ningún momento de mi vida pensé que tendría que ir a un psicólogo.

-Agustín, si tú te crees débil el resto lo creerá, no tiene nada que ver con los problemas que has tenido, todos sabemos que eres independiente solamente que ahora superarás esto más rápido si recibes apoyo de tus amigos y familiares. Y no tiene nada de malo ir al psicólogo -le explicó Carolina seria.

-Pero es que me molesta que piensen que decaeré tan rápido, prometí que no pasaría nuevamente por eso y es lo que haré.

-Lo sabemos, pero solo queremos asegurarnos de que estés totalmente seguro y cómodo con todo lo que tienes. Quiero verte bien, Agustín. Quiero verte a los ojos y encontrar ese brillo único que solo está en ti, como antes -el chico suspiró.

-¿Eso te haría feliz?

-Muy feliz.

-Entonces lo haré por ti.

-Así no me sirve, tiene que ser por ti mismo, porque tú lo quieres.

-Está bien, pero en verdad me está matando el hecho de no poder seguir con mi trabajo. Quiero ir al estudio y quedarme ocho horas seguidas ahí, sin tener a alguien a lado mío o tener que estar midiendo mi tiempo por tener que ir a consultas o tener que tomar algún medicamento.

-Agustín no ha pasado poco más de una semana, tómate las cosas con calma, considera esto como unas vacaciones adelantadas.

-Si no hay diversión no pueden considerarse vacaciones, Caro.

-¡Que complicado eres Agustín! -el chico levantó los brazos mostrando inocencia-. Dile a Maxi y a los demás que vayan a jugar contigo fútbol uno de estos días -le sugirió la chica.

-No gracias, ya estoy cansado de ganarles, no son rivales de mi nivel-contestó arrogante.

-Menos mal eres humilde.

-Lo sé...entonces ¿me ayudas con mi aburrimiento? Dijiste que eran mis "vacaciones" quiero aprovecharlas.

-¿Qué quieres hacer? -le preguntó esperando a que él le respondiera algo sencillo como ver una película o jugar a las adivinanzas, cuando terminó de grabar ese día, se fue directamente al departamento de el joven así que no tenía muchas ganas de hacer algo más que no fuera descansar.

-Cantemos juntos -le dijo sonriente.

-¿En serio? -habló ella con pesar -podemos hacer eso mañana, ¿no quieres ver televisión? Seguro que deben estar transmitiendo algún partido de fútbol que te guste...

-Vamos Carolina, por favor -le suplicó.

-Maxi ya debe estar por llegar, podrías cantar ahora con él.

-Se va a tardar, me dijo que compraría la cena en el camino por lo tanto, tenemos tiempo.

-Tengo sueño Agustín -dijo ahora haciéndose la dormida.

-Por favor Caro, solo una canción y no molesto más -se acercó haciéndole cosquillas.

-Solo una.

-Trato hecho.

Corriendo se levantó del sofá para ir por su guitarra.

-¿Cuál quieres cantar? -le preguntó ella -es solo una así que piensa bien tu respuesta.

-La de Rodd, Soñar contigo.

-¿Respuesta definitiva?

-Sí.

Empezó con los acordes y contó hasta tres para empezar. Se sentía en su propio paraíso, llevaba tiempo sin escucharla cantar y para él resultaba realmente placentero oírla, definitivamente ella siempre sería su complemento, en ese momento era consciente de que tan afortunado fue de haber recibido su amor en el pasado y de tener su compañía en el presente.

-Yo sé que el mundo te acercó a mi -finalizaron pero ella protestó inmediatamente-. ¡Eres un tramposo! Solo cantabas los coros.

-Me olvidé la letra -se excusó mintiendo.

-Imposible, te la sabías completa, no vuelvo a hacer tratos contigo -él comenzó a reírse.

-Me divertí, gracias por contribuir con mis "vacaciones" Caro.

-De nada supongo... -se quedaron en silencio hasta que Agustín hizo una pregunta.

-¿Has sabido algo de tus abuelos?

-No, siguen en la casa de mis papás pero ni loca me paso por allí.

-No quiero que tu relación con ellos se dañe por mi culpa -explicó el chico -son tu familia y su punto de vista es que yo no soy lo mejor para ti y hay que reconocer que en parte tienen razón Caro...-ella lo interrumpió inmediatamente.

-¿Hasta cuando? -preguntó seria.

-¿Hasta cuando qué? -habló el sin comprender.

-¿Cuando vas a dejar de pensar que eres insuficiente para mi, Agustín? Para mí sin duda es un privilegio tenerte, antes cuando todo empezó te veía como alguien inalcanzable, nunca pensé que tendría una oportunidad contigo, pero el destino me sonrió. Cuando estuve contigo Agustín, realmente fui feliz, siempre me has complementado. Tú me lograste enamorar y a pesar del tiempo nunca me he sentido de la misma manera sin ti.
Crees que no me mereces, pero en realidad, yo siento que el destino me hizo solo para ti. En cualquier caso ninguno merecería al otro, pero estoy segura que nuestras almas están tan unidas que podrían ser una sola.
Desde un principio pensé esto y cuando se terminó lo nuestro creí que me había equivocado, pero entonces volviste y no pude controlar mis sentimientos, entendí que cuando te conocieron se fueron contigo.

-Me vas a querer matar pero...definitivamente no te merezco -dijo y se acercó antes de que ella pudiera decir algo para besarla.

Cuando sus labios se encontraron sus corazones también lo hicieron. Ternura y pasión, calma y huracán, cielo y fuego. Eso era lo que ellos eran capaces de generar al otro.

-Te amo más que a nada -susurró él y sin esperar una respuesta volvió a besarla.

Desde el alma [Aguslina] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora