Capítulo 40

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Durante los 8 días que restaron no la habían pasado bien. Sin razones concretas las agencias le habían cancelado dos presentaciones más y eso los había afectado a ambos. Su manager se encargaría de conversar con esas empresas pero de todos modos ya no había forma de recuperar la inversión que ellos tenían que hacer por su parte para cumplir con su trabajo.

Ya habían aterrizado en Argentina y les tocaba esperar a que Julián pasara por ellos, ya le habían avisado tres días atrás.

-¿Ya te vas? -le preguntó a su amiga.

-Sí, Julián se comprometió a buscar a Maxi y Agus al aeropuerto pero está muriendo de fiebre en su departamento, así que iré yo para que no quedé mal -explicó Malena.

-¿Puedo ir contigo? -al escuchar eso su amiga casi se ahoga.

-¿En serio?

-Sí, no tengo nada mejor que hacer-dijo segura.

-Está bien, pero date prisa porque ya aterrizaron.

-Me cambiaré rápido -dijo parándose para dirigirse a su habitación.

Y esa era la verdad o parte de ella. No tenía ningún plan pero tenía que admitir que extrañaba a Agustín lo suficiente como para no querer esperar un día más para verlo. Durante el tiempo que él no estuvo notó como con su ausencia se sentía sola. No lo veía todos los días pero sabía que si necesitaba algo él estaría ahí de inmediato, pero esta vez al encontrarse fuera del país no sentía esa protección que le brindaba una palabra o una simple mirada suya. Pensó en él todos esos días y podía imaginar la sonrisa que él tendría en cada presentación que daba. Prefirió no escribirle ningún mensaje en ese tiempo porque quiso ignorar la necesidad que tenía por saber de él, además que pensaba que se le pasaría unos días después, pero no sucedió. Extrañó a Agustín como no lo hacía hace mucho tiempo y eso la aterraba.

-Ya estoy lista -le anunció a su amiga.

Malena tomó las llaves del auto y salieron rápidamente.

-¿Y Julián? -preguntó directamente Máximo.

-Uy, yo también estoy feliz de volver a verte Maxi -contestó Malena sarcástica.

-Está enojado y un poco cansado. Fue un viaje difícil -habló esta vez Agustín explicando el comportamiento de su compañero.

-Entiendo que no quisieras regresar aún Máximo pero no puedes culpar a los demás por tener que volver a casa -siguió Malena picando al rubio.

Maxi aún con su mal humor dijo que iría al baño antes de abandonar el aeropuerto.

-Hola -saludó Carolina cuando llegó a lado de sus amigos.
Agustín sorprendido sonrió y le devolvió el saludo.

-Ah cierto, se me había olvidado decirles que Caro vino conmigo. ¿Por qué tardaste tanto?

-El banco estaba lleno -contestó la chica, ya que al llegar al aeropuerto aprovechó para revisar sus estados de cuenta pero al parecer había tardado bastante.

-Igual no te perdiste de nada, solo estaba Maxi aquí siendo un niño grosero -a Malena realmente le gustaba molestar al chico cuando este se encontraba molesto.

-¿Y dónde está ahora?

-Fue al baño -le comunicó Agus. -¿Cómo has estado? -tenía la sonrisa más grande del mundo en ese momento.

-Bien. ¿Ustedes? ¿Qué tal Europa?

-Pues, la comida increíble, el clima agradable, la gente muy buena y el trabajo tranquilo. Tuvimos un par de problemas que la verdad nos tienen preocupados, pero en general estuvo bien.

-¿Qué problemas? -le preguntó la chica curiosa.

-No tengo ganas de hablar de eso ahora, te lo contaré...después tal vez.

-Está bien, pero te encuentras bien ¿cierto? -de verdad le preocupaba, después de todo él fue quien la ayudó y preocuparse era lo mínimo que podía hacer.

-Sí, claro -mintió. -Cuéntame ¿cómo vas con las grabaciones?

-Muy bien, estoy aprendiendo de tantas personas...

-Lamento interrumpir su conversación pero ahí viene Maxi ya y se me antojo un café así que caminen -anunció Malena mientras empujaba a sus amigos.

-¿Y qué es lo que tiene Juli?

-Aún no va al doctor, supongo que será alguna infección en la garganta porque no puede decir absolutamente nada.

-Pues que vaya pronto.

-Sí...cambiando de tema. ¿Trajeron recuerdos?

-Sí, pero no para ti -dijo Maxi bebiendo de su té.

-Ya dame lo que me hayas comprado -exigió Malena. Ante esto el chico sacó de su mochila un llavero y unos dulces que la joven le arrebató de inmediato.

-De nada -le dijo este.

-Estos son para ti -habló ahora Agus.

-¿Otra pulsera? -le preguntó Carolina a Agustín riendo.

-Esta vez es un collar, lo compré en la salida de un teatro en Madrid. La piedra es obsidiana y dicen que sirve como escudo contra la negatividad, absorbe y aleja las vibras negativas. También me dijeron que tenía gemoterapia que es la propiedad de develar lo oculto, lo que sirve para aclarar tus ideas y buscar en la profundidad de tu conciencia lo que está dormido, te hace más espiritual. Se le considera el espejo del alma porque refleja lo bueno y lo malo que hay en ti. Cuando me dijeron que era la "Diosa de los tesoros escondidos" pensé en que tenía que pertenecer a ti -Ella sonrojada y sorprendida le agradeció.

-Es muy lindo, pero todo lo que significa creo que lo hace un recuerdo único, totalmente incomparable. Gracias.

-Me alegro que te guste.

-Me estás complicando las cosas para tu cumpleaños -dijo al recordar la pulsera anterior que había sido un gran detalle y ahora este que le acababa de dar. Y no se refería al aspecto de los regalos que podían ser hermosos más allá de eso, cada uno tenía un motivo, una historia, algo que lo hacía especial e irreemplazable. Algo que la hacía sentirse cada vez más perdida en las acciones de él, pero siempre que se perdía en él, al final le era más fácil encontrarse y volver a sentir la necesidad de perderse siempre y cuando Agustín  fuera su guía nuevamente.

Desde el alma [Aguslina] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora