Capítulo 31

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Iba saliendo del edificio de su amiga Grace, había ido a dejarle su cartera ya que contenía su documentación.
Se dispuso a ya finalmente volver a su departamento pero recordó que aún no le había dado las gracias a Agustín por el presente, un mensaje era su mejor opción pero el edificio donde vivía Agustín estaba a dos calles, tal vez sería un buen gesto agradecerle personalmente, además de que el regalo lo valía, incluso más que eso. Pensó que tendría que darle un buen regalo para su cumpleaños aunque probablemente no se compararía con lo que él había hecho.
Cuando llegó al edificio volvió a pensar en lo que estaba por hacer. ¿Él lo malinterpretaría? Si algo estaba claro era que él no quería volver a alejarse, pero ¿Qué buscaba realmente? ¿Podían ser verdaderamente amigos? Ella amaba a alguien más pero Agustín era una persona que con solo una mirada podía descolocar las ideas de cualquiera y si ella seguía viéndolo de la forma en cómo lo hizo en la noche estaría perdida. Recapacitó y siguió con su propósito convencida de que eso no volvería a ocurrir y recordando las palabras que muchos le habían dicho: "no confíes en él".

Llegó a la puerta y tocó varias veces. Maxi fue quien abrió, en su cara se veía el asombro.
-¿Es esto real? Carolina Kopelioff en la puerta de Agustín?! Tenía que grabarlo-. Al parecer el chico estaba de excelente humor, por lo general él nunca estaba enojado o triste pero cuando se ponía muy bromista era que su estado superaba el límite-. Pasa ya le digo a Agustín que viniste a matarlo.

-No vengo a matarlo-. Dijo ella entrando. El lugar estaba desordenado, ropa por un lado y guitarras por otro.

-¿Ah no? Eso si que es extraño, ya le digo que salga.
Antes que él se fuera a buscar al otro chico le preguntó.

-¿Y por qué el desorden?

-Nos mudamos a Miami-. Respondió.

-¿En serio?

-No, solo quería ver tu reacción-. Reía con fuerza.

En eso salió Agustín con dos maletas.
-Oh mira su radar te detectó, seguiré ordenando el equipo que llevaremos-. Le informó Maxi a Agustín.

-Hola-la saludó él con una sonrisa.

-Hola-contestó riendo por cómo se veía el chico. Estaba despeinado y tenía la ropa arrugada-. ¿Qué es todo esto?-le preguntó.

-Viajamos a Miami, vamos a grabar esta semana y esperamos que también podamos componer algo allá-le explicó-. El desorden es porque nunca encontramos lo que necesitamos y como ya estábamos sacando el montón de cosas pensamos que estaría bien eliminar lo que ya no sirve. ¿Qué te trae por aquí?-preguntó Agustín curioso.

Ella hizo un movimiento con su mano para que él notara la pulsera, cuando la vio sonrió aún más de lo que ya lo estaba haciendo.

-¿Te gustó?

-Muchísimo, ¡Es preciosa! Desde que la abrí me perdí en ella. Gracias en serio, no debiste comprarla.

-Te la mereces, además nadie más podría usarla. Es única como tú, te pertenece porque te define.

Ella no pudo evitarlo y lo abrazó. Muchas veces los detalles pueden ser sencillos o costosos, pero eso no es lo que los hace especiales, lo que realmente lo hace especial es el significado y la razón por la cual una persona te lo da, sin importar que sea. El significado y la razón es lo que verdaderamente te hace sentir bien.

-Espero que les vaya bien en el viaje-dijo separándose del abrazo avergonzada.

-Gracias. Será una semana agotadora pero estoy seguro que muy productiva.

La semana pasó volando para él y gateando para ella. Si bien es cierto la percepción de la velocidad del tiempo es diferente para todos, depende de la edad y del estado de ánimo de la persona.
Él estuvo muy animado, grabaron su próxima canción y al final si lograron escribir algo más junto a otros grandes compositores.
Ella estuvo ansiosa, se acercaba la presentación del próximo proyecto televisivo y eso la hacía feliz, pero por otro lado estaba Samuel y la manera en la que la evitó la mayoría de los días de la semana. Tenía todos esos días libres y él solo le decía que no quería salir o que estaba ocupado pero nunca le decía en qué. Solo salieron dos días y fue porque sus amigos lo invitaban a él y le decían que la llevara. Aunque no lo quisiera admitir esa semana extrañó mucho la compañía de Agustín. Tal vez se lo haría saber cuando estuviera de vuelta, eso le agradaría a él.
Al final en esa semana se pudo dar cuenta de que en el poco tiempo que había vuelto a compartir con él ya volvía a ser parte de su vida como antes. No con los mismos sentimientos pero si con la misma importancia. Agustín estaría siempre, como malo o bueno, pero siempre estaría.

Desde el alma [Aguslina] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora