Capítulo 56

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-¡Sorpresa! -gritaron todos cuando Carolina abrió la puerta de su departamento acompañada por Natalia.
Les dedicó una sonrisa y al instante todos estuvieron sobre ella llenándola de regalos, abrazos y felicitaciones.

-Supongo que la organizadora fue Malena ¿o me equívoco? -preguntó la chica que tenía un semblante radiante.

-Por supuesto que fui yo, sino no hubiese quedado tan genial -respondió la otra castaña presumida.

-Gracias a todos en serio.

-Bueno, yo vine aquí por fiesta así que por favor me le suben a la música -habló Julián para poner el ambiente al máximo.

Después de un largo rato Agustín se acercó a Carolina cuando tuvo la oportunidad, quería darle su espacio para que pudiera conversar con todos los invitados.

-Estás muy cotizada hoy.

-Siempre lo estoy, hoy un poco más que los otros días -bromeó abrazándolo.

-Está bien, creo que Male te contagió su ego. Me alegro mucho que te haya gustado la sorpresa.

-No me la esperaba, se suponía que Nat me llevaría a cenar y tú estarías ahí.

-Tú lo has dicho, se suponía -se quedó contemplando su rostro hasta que volvió a hablar -tengo tu regalo, pero me gustaría dártelo cuando ya no haya tanta gente.

-Dámelo ya -exigió ella.

-Podría, pero de verdad quiero entregártelo cuando puedas verlo sin interrupción -le dijo y ella notó su nerviosismo.

-Que necio, ya te había dicho que no quería más regalos.

-Lo sé pero sabes que no soy de seguir instrucciones -se acercó un poco más porque ya habían subido el volumen de la música a otros decibeles -no bebas, tienes que tener los cinco sentidos bien puestos.

-Sabes que no soy de beber.

-Pero es tu cumpleaños, a veces hay excepciones...te prometo que después brindamos -ella lo miro confundida pero asintió para dirigirse a la sala en donde unas compañeras del trabajo la estaban llamando.
La fiesta siguió y a pesar de ser en el departamento de la castaña que no era tan grande, los invitados se las ingeniaron para bailar y también hacer algunos juegos para pasar el rato.

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Ya eran las cuatro de la madrugada y estaban terminando de recoger y limpiar el departamento.
La jefa era Malena quien tenía  una corona de plástico sobre su cabeza y estaba cómodamente tirada en el sofá con los tacones en las manos dándoles órdenes a Agustín, Maxi y Julián, mientras Carolina guardaba en la cocina lo que había sobrado de pastel.

-Ya está listo, todo reluciente -anunció Maxi suspirando, había sido una noche larga y lo único que deseaban era irse a dormir.

-¿Se van a quedar a dormir? -les preguntó Carolina, sabía que todos habían tomado alcohol y no estaba segura si estaban en condiciones de conducir hasta sus casas.

-No, yo estoy bien y puedo manejar y dejarlos en el apartamento de Julián -dijo Maxi.

-¿Seguro?

-Sí, pero hay que darse prisa porque sueño sí tengo.

Cargaron a Malena hasta la recepción para meterla en el auto y se despidieron.
Inmediatamente Agustín tomó la mano de Carolina y la llevó corriendo devuelta a su departamento.

-¿Cuántos dedos tengo aquí? -preguntó Agustín colocando dos dedos en frente de la chica para comprobar su sobriedad. Ella le apartó la mano rápidamente.

Desde el alma [Aguslina] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora