7. ¿Quién es Hoseok?

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Yunah siempre había sido el objeto de mi admiración. Desde el primer día que la vi entrar a la preparatoria junto a toda la procesión de alumnos de nuevo ingreso supe que me enamoraría de ella.

     Todo comenzó hace tres años, cuando todavía no había re-cursado tercero. Estaba en la mitad de la jerarquía estudiantil, ya no era el chico al que podían intimidar los de grados más altos, ni tampoco estaba estresado por madurar y entrar a la universidad. La dualidad de poder ejercer en cualquiera de los dos bandos me hacía pensar que podía comerme el mundo entero y era sumamente feliz. Mis amigos, que solo consistían en Namjoon y Yoongi, eran mis hermanos de otra madre, y juntos éramos terribles. Nos saltábamos clases, componíamos canciones debajo de las gradas de fútbol a deshoras y fumábamos en el baño. En conclusión: los prefectos nos odiaban.

     Aquel día de regreso a clases nos proponíamos conquistar a las chicas nuevas, con nuestros grandes carismas: Yoongi sufría de apatía permanente, Namjoon tenía un IQ mata pasiones, y yo hablaba hasta por los codos. En realidad, solo íbamos a pasar el rato, no pensábamos sacar nada decente de esa ridícula cacería.

     Desde la entrada vimos cómo los recién ingresados caminaban con caras asustadas como de venados bajo las luces de un coche en medio de la carretera; si no estaban volteando a todas direcciones con miedo, le declaraban su amor al suelo y no despegaban la mirada de él.

     Yunah era uno de los últimos.

     Su cabello negro y lacio le tapaba los costados de la cara y sus manos se aferraban a las asas de su mochila con fervor. Vestía cómo lo haría una chica cualquiera de secundaria, con una falda, calcetas y una camiseta tipo marinero. ¿Y cómo lo supe? Porque tenía una hermana mayor y la había acompañado a comprarse ropa más veces de las que podía recordar. Actualmente estudiaba en Estados Unidos, por lo que ya no convivíamos tanto, pero sus conocimientos en materia fashionista perduraron en mi subconsciente toda la vida.

     En fin, lo que aconteció ese día se puede resumir a cuatro cosas: me acerqué, hice una broma estúpida, inmediatamente después le pregunté su nombre de una manera psicópata y, sin más, se echó a correr y huyó. Literalmente, me dejó plantado en medio del pasillo con mis amigos desternillándose de la risa en el fondo. Era algo que rayaba lo humillante, por decir poco, pero a mí me pareció todo lo contrario. Desde aquel momento juré que haría todo cuanto estuviera en mis manos (o incluso más) para conocerla y me convencí de que por obra del destino íbamos a estar juntos.

     Los chicos y yo nos dedicábamos a observarla a ella y a sus amigas de lejos, en el receso, ya que no coincidíamos en ningún otro lugar. A menos de que fusionáramos a los de primer y segundo grado, nuestras clases jamás iban a mezclarse. 

     Con el paso de los meses, descubrí que, aunque Yunah era tímida, nunca desaprovechaba la oportunidad para mostrarse alegre. Siempre la encontraba sonriendo o a punto de soltarse a reír. Si hubiera sabido que dos años después su semblante se sumiría en la tristeza y senectud máxima, hubiera disfrutado más de esos momentos. Quién diría que serían tan efímeros.

     El año transcurrió con lentitud y, cuando no estaba observando a la causante de mi insomnio, me encontraba haciendo travesuras con Yoongi y Namjoon. Logramos pasar a tercero, con promedios rozando las notas reprobatorias, pero ni eso nos arrebató el espíritu rebelde.

     Por ese tiempo me empezó a interesar el popping, ya que la música que siempre oía con los chicos era hip hop y rap. A ellos les interesó más la sintaxis y la sonoridad de los versos —aunque no fueran nada buenos en clase de poesía—, y yo, en cambio, quise sentir el ritmo.

     Conseguí ingresar al taller de danza moderna en la escuela, pero lo abandoné después de dos meses. La música y la gente que allí radicaba eran desagradables; no solamente me molestaba que no aceptaran bailar ningún otro género más que pop, fue la actitud de los bailarines lo que en verdad me disgustó. Se olvidaban de que era mayor que ellos y trataban de humillarme con sus tratos y sus agrupaciones fascistas. Solo después de sufrir sus desplantes, decidí que el estilo callejero me venía mejor.

Dysmorphic Charm [jjk] [jhs]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora