—¡Yunah, espera!
Corrí y esquivé todos los obstáculos que se me presentaban mientras huía del imbécil de Hoseok. Las lágrimas se perdían en el aire que atravesaba mi cara, mi respiración estaba errática —no sabía si por el coraje del momento o por la tremenda carrera— y mis sentidos estaban borrosos. Estaba acostumbrada a correr largas distancias por un periodo prolongado de tiempo y mi metabolismo se conformaba ya con la cantidad mínima de calorías para sobrevivir y aguantar tantas horas sin comer, pero en ese momento me sentía débil, y no solo físicamente. Mi mente era un revoltijo de pensamientos y frustraciones que solo gritaban: "estúpido Hoseok por preguntar tan descaradamente algo que según yo tenía bien guardado; estúpida Bomi por abrir la boca y opinar; y estúpida de mí que acepté almorzar con ellos sabiendo que iba a terminar en un desastre".
Cuando mi cabeza comenzó a pulsar más de lo normal y mi vista se empezaba a nublar, vislumbré un salón vacío y, sin pensarlo detenidamente, empujé la puerta entre-abierta y entré.
—¡Por favor, Yunah! Déjame disculparme contigo —gritó Hoseok desde el pasillo. Su voz atravesó mis oídos zumbantes y provocó que un escalofrío me subiera por la espalda.
Lo primero que hice en cuanto me introduje al salón, fue agacharme con premura y evitar la rendija vidriosa de la puerta; solo así pasaría desapercibida y podría observar cuándo él pasara de largo.
Y eso sucedió. Mientras sentía el corazón en la garganta y una capa de sudor frío debido al miedo cubrir mi nuca, Hoseok pasó frente a la puerta donde estaba y siguió buscándome por el pasillo que aún no terminaba de recorrer. Luego giró a la derecha y se perdió entre los laboratorios de biología y física.
Solo hasta ese momento me permití respirar como era debido y relajé mis músculos. Por reflejo, mis piernas se doblaron y me apoyé contra la puerta, lentamente descendiendo hasta sentarme en el piso. Las lágrimas no tardaron en volver a rondar camino abajo por mis mejillas, —pues ya no estaba en actitud de escape— y los pensamientos negativos volvieron a golpearme tan duro como antes.
"¿Cómo pudiste ser tan obvia, Yunah? ¡No hacía falta que abrieras la boca para delatarte, con tu simple actitud bastó!", me grité en mi mente.
"Incluso el ingenuo de Hoseok unió las piezas del rompecabezas rápidamente. Ahora te mirará como un monstruo, porque eso es lo que eres... ¡un monstruo! Uno que castiga a su cuerpo y busca el control de cualquier situación porque no puede ser dueño de su propia vida".
Hubiera comenzado a hipar y a enterrarme las uñas en las palmas —para mitigar el dolor emocional de mis propias palabras— si no hubiera sido por el sonido de una voz, una que parecía estar en la misma habitación que yo y que exigía mi atención.
—¿Yunah?
Todo mi cuerpo se paralizó e incluso contuve la respiración de nuevo, pero esta vez por verdadero terror. Mis pupilas siguieron el sonido de la voz y me encontré con la persona que menos quería ver —o tal vez sí— y con la que menos hubiera deseado hacer una escena, una donde yo estaba destrozada psicológicamente en el suelo y patéticamente lloraba.
Jungkook se paró del asiento del fondo —donde se había escapado perfectamente de mi visión panorámica al entrar— y se quitó el segundo audífono de su oído, suponía que había hecho lo mismo con el primero al oír el tremendo alboroto que monté.
Su expresión no podía exudar nada más que sorpresa, y parecía descolocado. Ahora ya podía tener una idea de qué hacía en todos sus recesos, ya que después de saber que íbamos a la misma escuela me dediqué a indagar en su posible paradero: escuchar música solitariamente y encerrarse en un salón mugriento. Que deprimente.
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Dysmorphic Charm [jjk] [jhs]
Fanfiction❝La comida simbolizaba para mí lo que una manzana del Edén, atracción, seducción, pero siempre tenía el mismo final: la condena.❞ ➥Novel.