—¿Jungkook? ¿Eres tú?
— Sí, Jackson. Necesito un favor —supliqué por el auricular.
La voz de mi primo, en un inicio algo distorsionada por la interferencia del teléfono público —desde donde le estaba marcando—, pasó a ser más clara cuando él se movió de sitio, o algo parecido.
—¿De verdad eres tú, Jungkook? ¿Y tu celular, por qué no me hablaste desde ahí? —siguió hablando atropelladamente, si no lo conociera podría decir que acababa de despertarlo de una siesta y que seguramente se estaba quitando las lagañas mientras me atendía—. Por poco pensé que alguien quería extorsionarme.
Me alejé el auricular del oído debido a la tremenda carcajada que soltó mi pariente, quien aunque pertenecía a mi lado paterno de la familia, era sumamente escandaloso y alegre. A veces, demasiado alegre.
Yunah, a mi lado, esperaba indecisa, jugaba con sus dedos de tanto en tanto y se miraba los pies. Ambos nos encontrábamos en los teléfonos públicos de cruzando la calle, los mismos que —aunque se caían de viejos y oxidados por lo poco usados que estaban— fueron mi salvación al divisarlos saliendo del plantel. Afortunadamente, mi madre no estaba a la vista, no todavía, y esperaba seguir sin encontrármela hasta poder terminar la llamada de larga distancia a Incheon, pues todavía no ponía en orden ni planeaba las palabras que iba a decirle. Necesitaba buscar una excusa lo suficientemente decente para que me prestara el coche por lo que sobraba de tarde y para que no quisiera indagar en mis intenciones de viaje con Yunah. No era como si fuéramos a hacer algo completamente desquiciado u hormonal, pero si no jugaba bien mis cartas, mamá sospecharía y no me daría las llaves.
Solo necesitaba las llaves del Hyundai para llevarme a mi chica lejos por unas horas.
—Lo perdí, genio —respondí después de hacer diez inspiraciones para calmarme y oírme tan tolerante como era posible a través del teléfono. Yunah se había ofrecido a prestarme su celular, mas en cuanto me lo dio, nos dimos cuenta de que en algún punto del día éste había muerto debido a la batería. No me quedó de otra más que buscar una alternativa—. Resulta que no lo encuentro, por lo que ocupé una cabina telefónica para llamarte.
—Wow, ¿esas todavía existen? —preguntó divertido, soltando otra risa escandalosa—. Pensé que ya estaban obsoletas, dude. Aun así, sigue siendo creepy que te sepas mi número a la perfección como para marcarlo desde donde sea. Que nos hayamos visto en Navidad no te da la consigna para molestarme cuando quieras, ¿eh?
—¡Jackson, por favor, al punto! —pedí, casi supliqué, mientras me llevaba la mano al puente de la nariz. Se me estaba acabando el tiempo de llamada y las monedas en mi bolsillo desaparecían cada vez más rápido—. Necesito un favor.
—Oh, esto se está tornando interesante —exclamó mi primo. Cuando escuchó el resoplido que yo no había podido contener, se aclaró la garganta y trató de ponerse serio—. ¿Dé que se trata, Jungoo?
—Primera: no me llames así, te lo he dicho desde que éramos pequeños. Segunda: necesito que me prestes la cabaña hoy —espeté firme al principio, queriendo dejar claro ese punto del maldito apodo, pero luego disminuí el tono con timidez al acercarme a mi petición real.
Yunah volteó a verme entonces. Genial, aparentemente no había sido tan discreto como había pensado y la sorpresa espontánea estaba a punto de arruinarse.
—¿Qué dices? ¿La cabaña? —preguntó, entonces realmente atento e interesado. Por lo que pude oír, se acababa de caer del sofá o de la cama—. ¿Hoy?
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Dysmorphic Charm [jjk] [jhs]
Fanfiction❝La comida simbolizaba para mí lo que una manzana del Edén, atracción, seducción, pero siempre tenía el mismo final: la condena.❞ ➥Novel.