26. ¿Cita?

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—Alumnos, el programa requiere que hoy discutamos sobre la Guerra de Corea... El 25 de junio de 1950 una coalición de 16 miembros norcoreanos emprendió la primera acción colectiva bajo el comando de la Organización de las Naciones Unidas. Esto infligió un alto número de bajas civiles y...

     ¿Quién en su sano juicio pondría la materia de historia para la primera hora de un viernes? Cuando uno está a punto de acabar la semana no puede aborrecer más el hecho de sobre-explotar su cerebro en una clase tan compleja. Es como si mi órgano vital se sintiera ya de vacaciones y no en el presente, el cual solo era protagonizado por la señorita Nim y su largo y siempre confuso discurso sobre la historia de Corea. A ese tipo de maestros, los que con todo y su vejez todavía no están casados, tienen la misma forma de enseñar ciclo tras ciclo, y se les va el avión cada que empiezan a relatar cualquier cosa —teniendo peores lagunas que las mías cuando estaba en semana de finales—, no deberían darles licencia para enseñar.

     Así mismo pensaba Yunah —o quería suponer— quien, mientras la señorita Nim hablaba sobre soviéticos y estadounidenses, dormitaba recargada en su mano como si aquello fuera el mejor sitio para tomar una siesta. Era cuestión de minutos para que su mano se cansara y sus reflejos fallaran lo suficiente como para golpearse en la frente con la madera de su pupitre, pero su mueca delicada y tranquila mientras mantenía los ojos cerrados y volteaba en mi dirección, me hacían imposible despertarla.

     "Awww, mira su nariz. No, no, no, mira sus mejillas. ¡Espera, mira el puchero de sus labios!", pensaba una y otra vez, admirando sus facciones entre tanto volteaba a ver a la profesora y hacía como que le ponía atención a su dadivosa explicación.

     "Mírala, está cabeceando. No sé si se parece más a un bebé o a un ángel", seguía soñando enamorado y acompañé mis pensamientos con un suspiro demasiado obvio para el gusto de la señorita Nim.

     —¿Joven Jung, tiene algo que le gustaría compartir con la clase? —preguntó de súbito en medio de mis divagaciones.

     Yunah reaccionó al cambio en el tono de su voz —que antes había sido tenue, monótono y arrullador— con un leve pero brusco movimiento de cabeza. Cuadró los hombros y se enderezó de inmediato en su asiento. Mientras tanto, yo me tropezaba con mis propias palabras.

     —Bueno..., es que... yo estaba..., ya sabe... —balbuceé—, repasando lo que acababa de decir de la intervención japonesa...

     La señorita Nim —que de señorita no tenía nada más que el anillo inexistente en su mano y los muchos años que cargaba en la espalda— me miró con expresión suspicaz y cruzó los brazos.

     —Creo que se ha atrasado 20 años en mi explicación, joven Jung. Por lo que le pediría de favor poner atención a la clase.

     Sin importar lo somnolienta que todavía se encontraba, Yunah soltó una ligera risa tapándose la boca y la nariz con la manga del uniforme.

     —Me las vas a pagar —gesticulé en su dirección y la apunté con un dedo acusador.

     —Señor Hoseok —me llamó la maestra, su tono endurecido diez veces más.

     —Ah... Sí, sí, sí. Pondré atención a la clase —respondí atropelladamente—. Le pido una disculpa.

     Acompañé mi contestación sumisa levantándome con rapidez de mi asiento y reverenciándome hasta un ángulo perfecto de 90°. Aquello hizo que algunos compañeros de a mi alrededor se rieran, incluida la mismísima Yunah, pero aquello no me avergonzó. En realidad, tendría que pasar algo sumamente bochornoso o trágico para que yo llegara a sentirme mal frente a nadie.

Dysmorphic Charm [jjk] [jhs]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora