1 año y 7 meses después
—Yunah-nim, ¿a qué hora podremos salir al recreo? —preguntó YeonGi, impaciente como siempre por escapar al patio y jugar en su propio mundo.
—Cuando nos toque salir al recreo —le respondí yo, sonriendo ladina por mi broma.
El pequeño hizo un ligero puchero con sus labios y se acomodó sus lentes sobre el puente de la nariz. Un segundo después sentí cómo me jalaba del pantalón con una de sus manitas, frustrado.
—Ya, Miss, no me diga ironías que no las entiendo. Dígame, por favor —volvió a decir, señalando hacia la puerta del salón, la misma que casi no se distinguía por la cantidad de niños que ya estaban fuera de sus asientos y se removían ansiosos por el próximo descanso.
—Mmm —exclamé, mirando el reloj imaginario que colgaba de mi muñeca derecha—. Me parece que unos cuantos minutos.
—Pero si no tiene ningún reloj en su muñeca —se quejó YeonGi, jalándome el brazo para cerciorarse de que en realidad no llevaba nada anudado a mi mano. La curiosa imagen frente a mis ojos me hizo sonreír—. Mejor saque su celular y dígame la hora, por favor.
"Bueno, al menos dijo por favor esta vez", pensé rendida.
—¿Por qué no mejor me dices tú la hora, YeonGi-yah? El reloj de pared está justo atrás de ti —respondí, girándolo cuidadosamente, sin tocarlo mucho, para que observara el aparato a unos cuantos metros de nosotros.
Por lo mientras, en la parte de atrás —pues siempre tenía que mantener mis canales auditivos pendientes de cualquier murmullo o urgencia cuando la profesora Hayun se ausentaba— podía oír como Sukja y Myeong jugaban con sus muñecas que habían traído desde casa. En realidad, la única que estaba jugando con ellas era Sukja, ya que Myeong solo estaba quitándole la ropa a la suya y despeinándola para luego vestirla de nuevo y arreglarla, todo en silencio y en una secuencia interminable.
Había aprendido a tener ojos en la espalda, a desarrollar un oído súper sónico y a multiplicar mis brazos, todo aquello únicamente para cuidar bien de mis niños.
—No puedo hacerlo —habló YeonGi, atrayendo mi atención nuevamente, o bueno, una cuarta parte de ella, pues las otras tres partes estaban repartidas a lo largo del salón—. Todavía no sé leer las manecillas.
Su voz disminuyó y me pregunté cómo era posible que lo hubiese oído siendo el lugar un total caos lleno de bullicio. Afortunadamente, fui lo suficientemente rápida para intervenir a su respuesta antes de que sus ojos se llenaran de lágrimas y se pusiera a llorar.
—No es tan difícil, pequeño —le respondí poniéndome de cuclillas y enfrentando sus ojos llorosos, al tiempo que le acariciaba superficialmente el cabello—. Mira, vamos a descifrar la hora juntos.
Con toda la paciencia del mundo —toda la que era capaz de generar en mi interior mientras regañaba a Kai y a Ae por tirar sus lapiceras en medio de un juego de empujones al otro lado del salón—, ayudé a YeonGi a leer las manecillas del reloj justo como la profesora les había enseñado esa mañana: primero la grande y ancha y luego la delgada.
—Esa es la que te dirá el minuto de la hora en el que estamos —fui diciendo, señalándole con mi dedo la manecilla.
—¿Entonces son las 10:06? —preguntó desilusionado, haciendo de nuevo puchero con sus labios regordetes—. Falta mucho para el recreo, Yunah-nim.
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Dysmorphic Charm [jjk] [jhs]
Fanfiction❝La comida simbolizaba para mí lo que una manzana del Edén, atracción, seducción, pero siempre tenía el mismo final: la condena.❞ ➥Novel.