13. Nada es lo que parece

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Decir que me encontraba inmensamente feliz era quedarse corto.

     Haber pasado tantas horas con Yunah disparó mis niveles de dopamina y adrenalina al cielo, cosa que tenía mi cabeza en las nubes. No me importó la manera en la que nos encontramos, ni el estado deplorable en que se encontraba ella, ni mucho menos el hecho de que estuviera peleada con Hoseok-hyung, lo único en lo que podía pensar era que había compartido un momento íntimo con ella y que ahora estábamos en buenos términos. Incluso podía afirmar nuestra amistad futura.

     Pero... ¿eso era lo que yo quería, ser solo su amigo?

     "Ni siquiera sé si realmente me gusta o si estoy preparado para una relación, pero mientras lo descubro me conformaré con lo que sea que quiera darme", pensé en mi mente, la cual, podía jurar, estaba llena de elefantes rosas y algodón de azúcar, una mezcla extraña que mi subconsciente creó a base de la película de Dumbo y el único recuerdo que tenía de una visita al parque de diversiones con mis padres en Busan.

     Tuve que darle una excusa barata a mi maestro de Inglés —ir a la enfermería porque tenía una "terrible" migraña— para que me dejara tomar mis cosas e irme a casa. El señor Choi no dudó en permitírmelo, pues mi promedio era uno de los mejores de la clase y nunca tenía problemas conmigo ya que era bastante callado, así que por una vez ocupé ese beneficio, el de ser el consentido.

     Como era martes me dirigí hacia el gimnasio para mi rutina de la tarde con más entusiasmo del común, en otras palabras, el que era casi inexistente. Mi cuerpo estaba tan energizado como si hubiera tomado mi típico Red Bull vespertino, pero la causa no era aparente, en cambio era completamente clara. Incluso hice mi rutina dos veces, primero en la caminadora y luego en las pesas. Inconscientemente estaba tratando de verme mejor.

     Sin darme tiempo de sentir el agarrotamiento en todos mis músculos, me metí a las regaderas y salí del lugar para irme derechito a mi casa. En el camino no pude evitar pensar un poco en todos y en cada uno de los sucesos que habían ocurrido aquel día, como la risa de Yunah, lo frágil que se sintió su cuerpo entre mis brazos, y el fantasma de una sonrisa en su boca. Pero había una sola cosa que no me dejaba de preocupar: ¿qué tan fuerte se había peleado con Hoseok para terminar así? ¿Acaso eran más íntimos de lo que yo creía? 

     Hoseok-hyung era muy abierto y alguna vez había cruzado pocas palabras conmigo —en los vestidores de la alberca después de las prácticas— acerca de su amistad con Yunah, pero nunca profundizábamos realmente en nada. Era más una costumbre que él tenía de siempre hablar de su mejor amiga, por lo que nunca le presté demasiada atención, además de que tendía a dirigirse a todo el equipo, no solamente a mí, y yo no era la persona más sociable del grupo. 

     Más temprano que tarde, arribé a mi hogar y me encontré con una agradable sorpresa: mi madre estaba a punto de ir al súper a hacer las compras, y no dudé ni un segundo —con el ánimo que tenía— en ofrecerme para acompañarla.

     —No es necesario, Kookie. Sé que tienes tarea y que seguro vienes cansado de la escuela —protestó ella, pero no estaba dispuesto a dejarla ir sola, no cuando me encontraba de tan buen humor.

     —No, mamá, estoy perfecto. Además, ¿quién te ayudará a cargar las bolsas y jalar el carrito? —pregunté obvio—. Casi no ocupo mi licencia de conducir y la acabo de sacar. Necesito darle un buen uso.

     Puse mi mejor cara de convencimiento —ojos de perrito y las cejas yendo de arriba hacia abajo— y miré en su dirección. Mi madre no tardó en descruzar sus brazos y tomar las llaves del Hyundai del estante cerca de la entrada. Un momento después ya me las había lanzado.

Dysmorphic Charm [jjk] [jhs]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora