37. Confianza

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—¿Entonces vas a pasar las fiestas en Incheon? —pregunté por teléfono al tiempo que fruncía un poco el ceño, decepcionada.

     —Sí, con la familia de mi padre. Nos vamos en la noche —confirmó Jungkook. Por el tono de su voz, pude oír que no le causaba mucha emoción dicho viaje—. Mi mamá piensa que un poco de brisa marina le ayudara a mi presión, ¡pero ya le dije que estoy recuperado!

     —Que en tu última revisión te hayan dicho que no ibas a tener represalias graves en tu ritmo cardíaco, no significa que debas evitar cuidarte —lo regañé y luego tomé una respiración profunda para cambiar el tema, intentando no parecerme a las enfermeras que lo estuvieron atendiendo los últimos días—. Eso significa que te veré hasta año nuevo.

     Traté de sonar un poco más alegre de como en realidad me sentía, pero fue imposible siquiera intentarlo. Los días previos —y desde que Jungkook había tenido su "percance" después del entrenamiento— habíamos permanecido tan unidos que era difícil pensar en volver a espaciar y dedicar tiempo a nosotros mismos. Mientras Jungkook estuvo internado lo había ido a ver, había conversado con su mamá, con la que entablaba conversaciones ligeras y amables, e incluso había hecho mi tarea de fin de semana a un lado de su camilla. Luego, en la semana, él había pasado todos sus recesos conmigo, ya fuera platicando, comiendo saludablemente —bajo órdenes de su nutriólogo—, o simplemente sentándonos a escuchar música de cualquier género. Con Jungkook me había dado cuenta que no siempre era necesario hablar, que con su sola presencia, sus dedos entrelazados con los míos, y un beso suyo en mi frente, todo lo demás podía desaparecer al instante y un cómodo silencio podía abrazarnos infinitamente.

     Sin embargo, esa mañana que lo estaba llamando para asegurarme de que desayunara debidamente antes de irme a la escuela, su repentina noticia de que iría a pasar las fiestas con su familia fuera de Seúl me sentó algo mal.

     —Sí, lo sé —exclamó con pesar—. Desearía haberme despedido mejor de ti si hubiera sabido que estaríamos distanciados por un tiempo. Lo siento, pero mi mamá me lo acaba de avisar hace unas horas.

     De golpe me terminé el asqueroso licuado de verduras desintoxicantes, uno que había empezado a prepararme desde hacía unos días, para contestar aquello.

     —No te preocupes, exagerado —respondí burlonamente—. No es como si no nos volviéramos a ver.

     Era sumamente hilarante el hecho de que le estuviera diciendo eso, cuando la que en realidad necesitaba meditar esas palabras y creérselas era yo.

     Un bufido enfurruñado se escuchó por el auricular de mi celular.

     —Pero ya no te podré acompañar esta semana de exposiciones a tus citas con el psicólogo —acotó—. Y no quiero que te las vayas a saltar.

     Esa semana sería la última antes de acabar el año y la mayoría de los profesores artísticos —y demás— se ponían a exponer su trabajo de todo el semestre. No era obligatorio que asistiera ningún alumno, pero casi nadie faltaba, pues eran los únicos días en los que se podían usar las instalaciones de la preparatoria para beneficio propio y para quedar con amigos. En mi caso, ese último aspecto —ya de por sí limitado a solo Hoseok y Jungkook—, se acababa de cerrar aún más.

     —No, galleto, no lo haré —respondí divertida, llevando al lavadero mi asqueroso vaso de licuado y echándole agua—. Tengo la suficiente fuerza de voluntad como para ir yo sola.

     Esperaba que sí, realmente esperaba que mientras él estuviera lejos yo pudiera ir sola a esas terapias. Hasta entonces nada había salido mal, el psicólogo Ann era muy comprensivo y paciente conmigo, además de profesional, pero cuando llegaba la parte en la que tenía que confesarle mis antecedentes y mis miedos, mis obsesiones guardadas por meses y mis porciones de comida, me costaba muchísimo ser completamente sincera. Simplemente, no me gustaba comentar nada personal ni íntimo de mi persona. Ilógico en una terapia, sí, pero sumamente lógico para mi estado de confort —el cual nunca había sido sometido a una—, también.

Dysmorphic Charm [jjk] [jhs]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora