21. Plasmar sentimientos

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Dormir es complicado cuando las preocupaciones internas son más grandes de lo uno se imagina. La oscuridad de la noche deja de ser una amiga para convertirse en un mar de penumbras y miedos, uno del cual la salida parece inexistente y el oxígeno también, agotándose poco a poco hasta sentir la asfixia.

     Yo no podía dejar de dar vueltas en la cama como muchas otras veces hice, y aquello ya no me preocupaba ni un poco. Conocer la típica sensación de dormitar por una noche entera no era algo de lo que estaba orgullosa, definitivamente no, pero si acaso intentaba contar todas las veces que me había quedado en vela únicamente con mis pensamientos, no acabaría nunca pues éstas eran infinitas.

     El día anterior (uno cualquiera) podía haber sido sumamente complejo de principio a fin, o podía haber sido terriblemente mundano y común —como en los que luchaba conmigo misma y con la endemoniada comida—, pero lo que me esperaba tras las cuatro paredes de mi habitación y el repiqueteo de la lluvia otoñal de mi ventana nunca cambiaba: una velada sin poder descansar.

     —¿Por qué demonios no te duermes? —me susurré con furia, tratando de invocar a mis ancestros y esperar una resolución divina para mi problema.

     Una vuelta, dos vueltas. Quitaba la cobija, me la volvía a poner. Contaba hasta 100 y daba la cuenta regresiva. Pero nada, absolutamente nada funcionaba para mi insomnio y mi frustración iba en ascenso.

     Cuando por fin me di por vencida en intentar conciliar el sueño, las 4:00 dieron en mi reloj de mesa, por lo que di la batalla por perdida. Si normalmente me levantaba a las 4:30 am, poco podía hacer para volver a intentar dormir en treinta minutos. No iba a continuar ansiando una causa perdida.

     —¡Maldición! —volví a decir, ahora un poco más fuerte, presa de mi fracaso palpitante. Esperaba no haber despertado a mi padre con semejantes gemidos a mitad de la madrugada, pero si ya lo había hecho tampoco me iba a sentir culpable. Si yo no podía dormir, que no durmiera nadie.

     "Bájale dos rayitas a tu actitud, Yunah", me regañé mentalmente y me di la razón. No por tener un inicio del día de mierda tenía que soltar mierda nada más por placer.

     Sin saber muy bien qué hacer en esos treinta minutos, estiré la mano por debajo de mi colchón y busqué mi perfectamente escondido diario entre las capas de ropa de cama. Cuando mis dedos finalmente encontraron la superficie rugosa de la piel del mismo, sonreí un poco entre las penumbras del alba y lo saqué como si fuera un regalo precioso del cielo. Aquel pedazo de hojas desparramadas e incoherentes era uno de los últimos regalos de cumpleaños que me había dado mamá y, desde el primer día que me lo dio, no dude en sacarle provecho a todas esas hojas amarillentas —de estilo anticuado y dañado— y escribir a más no poder todo lo que guardaba por dentro.

     Dicen que uno escribe un diario como aquel esperando que algún día alguien lo lea, sin importar lo pudoroso y tímido que su autor pueda llegar a ser, pues la naturaleza humana está acostumbrada a compartir experiencias y a mendigar atención siempre que puede. Todavía no podía decir que yo afirmaba aquel hecho —ya que la mayoría de mis textos eran muy escuetos o sumamente metafóricos—, pero ciertamente sí comprendía la profundidad de esa verdad al leer e interpretar cómo narraba hechos de mi vida y los almacenaba allí sabiendo que no eran tan magníficos como los plasmé alguna vez.

27 de Mayo

¡Este es el mejor cumpleaños del mundo! Mamá me compró esta bonita libreta y pienso ocuparla hasta que se le acaben las hojas y tenga que escribir en las pastas. Es taaaan bonita. Papá me dio una tarjeta para comprarme todo lo que quiera en tiendas de ropa y planeo decirles a las niñas mañana para que salgamos juntas y nos pasemos el día entero en el centro comercial. Hyun-mi, Yihwa y Yeji me dieron peluches de colección y ahora puedo dormirme abrazada a todos ellos mientras pienso en ellas. Desearía que esta felicidad que siento nunca se agote.

Dysmorphic Charm [jjk] [jhs]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora