34. El principio del fin

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Nadie nunca te prepara para la primera desilusión amorosa en la vida, para la primera vez que te rompen el corazón, ni para el primer desazón sentimental. En mi caso, se sintió como si literalmente me arrancaran algo del pecho y lo pisotearan frente a mí. 

     ¿Cómo era posible que Yunah y Jungkook estuvieran realmente juntos? ¿Cómo era posible que yo no me hubiera dado cuenta antes, o que yo no hubiera querido darme cuenta antes?

     Justo ahí, en medio de un pasillo de hospital, después de haber pasado horas esperando y preocupándome en una maldita Sala de Espera, estaba observando una escena que no podía creer, una escena que se me enterraba en las entrañas y que me hacía sentir completamente insignificante.

     Hacía unas horas, cuando me encontraba camino a casa después del entrenamiento y Yunah me había llamado llorando, no había dudado dos veces en ayudarla y buscar una manera de encontrar a Jungkook. Mi madre me dio el número de su progenitora, y pronto estuve rogándole a ella para saber la ubicación del hospital al que habían llevado a su hijo, donde lo tenía asegurado, y saber el tipo de cuadro que estaba presentado mi amigo. Me había sentido culpable por no advertir su estado de salud en el entrenamiento y me había sentido más culpable por la manera en que le hablé antes de meternos a nadar, con ese filo de frialdad al momento en que mencionó a Yunah. Toda esa angustia por encontrar el hospital, por pedir un taxi en hora pico y tranquilizar a Yunah para que me explicara lo que había pasado sin tantos sollozos, incluso por sostener la mano de mi chica —si es que aún podía llamarla mi chica— en medio de una Sala de Espera desoladora, todo parecía ser irrelevante ya. Mi amigo estaba bien, sí, eso era lo que me había dicho el entrenador Soobin cuando lo vi afuera, pero había un secreto que Jungkook había guardado que me hacía hervir la sangre, y más valía que me lo dijera en ese instante, que se confesara, antes de que me volviera un ser irracional que despotricaba sin parar. 

     Pero es que dolía demasiado, dolía demasiado verlos besarse como si el mundo se fuera a acabar y como si aquello fuera algo común entre ellos. 

     —Hyung... —soltó Jungkook en un susurro sorpresivo, mirando por encima del hombro de Yunah. La chica inmediatamente volteó en mi dirección.

     —Hobi —habló pasmada y se alejó de su posición comprometedora con Jungkook en un instante—. Esto... yo... 

     —Podemos explicarlo —terminó Jungkook por ella. Las manos de ambos se veían temblorosas, y me pregunté qué tipo de expresión portaba yo para sacarles semejantes reacciones.

     Me sentía más destrozado que nada, pero parecía que mi cara gritaba "furia contenida".

     —¿Qué es lo que me han estado ocultando? —solté en un gruñido bajo.

     Yunah compartió una mirada desesperada con Jungkook y luego se empezó a acercar hacia mí con pasos lentos y la cabeza gacha.

     —Te lo íbamos a decir... —comenzó a excusarse jugando con sus dedos—, pero no queríamos que nuestra amistad contigo se volviera incómoda.

     ¿Qué? ¿Acaso había escuchado bien? ¿Había algo más que solo plena confianza para besarse y salir a escondidas que no me estaban diciendo? 

     —¿De qué estás hablado, Yunah? —exigí verdaderamente confundido. Sin embargo, en mi interior sabía que no quería oír la respuesta a esa pregunta.

     —Yunah... —le advirtió Jungkook, tratando de ser cauteloso con la información que la chica estaba a punto de exponer.

     Un mal presentimiento se instaló en mi pecho, en mi estómago, en todas partes.

Dysmorphic Charm [jjk] [jhs]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora