17. El estudio abandonado

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La tarde que pasamos fue una de las mejores que he presenciado y disfrutado en toda mi vida.

     Juego tras juego, máquina tras máquina, y bebida gaseosa tras bebida gaseosa los tres nos convertimos en un equipo, uno que nunca pensé que llegaría a funcionar tan bien. Jungkook resultó ser sumamente competitivo, Yunah sacó un lado de niña que no sabía que tenía, y yo terminé siendo una auténtica basura para muchos juegos manuales, por ejemplo, los de video. Mientras Jungkook y Yunah podían echarse partidas enteras de League of Legends sin parpadear, yo moría cada vez que intentaba una partida en simples juegos de puntería y armas. Pero cuando pasábamos a juegos más kinestésicos como los juegos de carreras y la pista de aire con disco, los tres estábamos más al nivel. Y qué se diga de cuando llegamos al juego de DanceDanceRevolution, Jungkook y yo nos retamos a muerte en las partidas.

     —Estás entrando en terreno peligroso, JK —le advertí mientras ambos nos posicionábamos en nuestros tableros y elegíamos una canción movida—, o sea en mi terreno.

     —¿Bailas? —preguntó en tono aparentemente inocente, pero con burla amistosa detrás.

     —Rétame y verás —sentencié y comenzamos a movernos como si la vida se nos fuera en ello.

     Yunah solo nos miraba divertida desde atrás, alternando la vista entre cada uno de nosotros y lanzando porras cada que lo consideraba necesario. Le hubiera puesto más atención a ella y me hubiera emocionado más por el simple hecho de verla tan relajada y alegre, si no hubiera sido porque toda mi concentración se la llevó Jungkook, quien se movía mejor de lo que había esperado. Tenía una habilidad que desbordaba lo amateur y me dejó con la boca abierta cuando casi me gana en la primera partida.

     —Wow, eso fue magnífico, Jungkook —lo felicité una vez terminamos las primeras tres de tres—. Por fin puedo tener un contrincante digno.

     Él, aunque estaba algo agotado, se acercó hasta mí y me dio la mano en señal de respeto.

     —Lo mismo digo, hyung —respondió y se quitó el sudor de la frente.

     No pude evitar pensar en invitarlo a una "clase muestra" con mi grupo de amigos, donde poníamos y quitábamos coreografías al gusto, pero luego me contuve al pensar que quizás no aceptaría.

     En fin, después de tantas partidas, de tantos juegos, y de tantas horas en el arcade, Jungkook y yo decidimos escoltar a Yunah hasta su casa, pues aunque ella se quejó por ello no pensábamos dejarla ir con la noche sobre nosotros y la incertidumbre en las calles. Al menos esa fue mi excusa, la de Jungkook no la conocía del todo.

     El camino de regreso fue ameno y tranquilo, muy en contraste con el ambiente que habíamos propiciado en el local de juegos —pues allí exudábamos éxtasis por los poros—, y nos la pasamos platicando de cosas banales y sin sentido pero que servían para conocer un poco más de cada uno de nosotros. Jungkook nos contó que él era originario de Busan, una ciudad en la costa de Corea del Sur, y que ya tenía varios meses de haberse mudado a Seúl pero que aún así no conocía del todo la ciudad. Yunah nos dijo que cuando tenía 13 años trató de audicionar para entrar a una agencia de idols, pero que nunca lo logró y que desistió de ir a castings en cuanto se le pasó el auge del momento. Por mi parte, yo les comenté un poco sobre mi situación escolar y sobre las muchas horas de estudio que tenía que validar en diferentes sitios —como las de la academia o las del equipo de natación— para aumentar mi promedio y así cubrir créditos. Cada uno se guardaba parte del secreto completo que contaba, como el hecho de que yo había sido un desastre en mis tiempos de puberto y me había valido un comino mi educación, pero seguíamos siendo semi-honestos y eso nos terminó uniendo de una manera u otra. No sabía si las personas que tenía frente a mí sentadas en el metro eran las que decían, si vivían una doble vida o si sencillamente ocultaban algo más, pero al ser mis amigos les daba sus votos de confianza y no los cuestionaría en un futuro hasta que ellos mismos fueran los de la iniciativa de confesarse abiertamente.

Dysmorphic Charm [jjk] [jhs]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora