𖦧꒰⿻22꒱

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En el gimnasio del lugar Jimin secaba el sudor de su frente, bebió de la botella de agua y suspiro, contestó la llamada que entraba en su teléfono. 
¿Mmm? Ah, sí, voy para allá.

Tenía que ir a prepararse para la fiesta que su madre había hecho en casa, aunque él no estaba tan de acuerdo, se animaba a si mismo para distraerse un poco. 
Llegó a casa para darse una ducha, las gotas resbalaban por su cuerpo caliente debido a la actividad física, cerró sus ojos dejando que el agua cayera sobre su cabello.

―¿Segura que no quieres tallar mi espalda?

―¡Que no! ¡Ya báñate y deja de molestar!

Travieso cerró la llave del agua.――¡Min, creo que se te acabó el agua! ¡Ya no sale!

―¿Cómo...?¿Estás seguro? a veces se tapa y debes darle golpesitos.――dejando sus libros en la cama se puso de pie――¡Eso te pasa por durar tanto en el baño!

―¡Tengo mi carita llena de jabón! 

Fastidiada abrió la puerta del baño.――Cúbrete tu cosa o no entraré.

Con una mano cubría el lado de sus ojos que podía ver el cuerpo desnudo del chico. Revisó la regadera confundida. Jimin tomó la llave de agua que se encontraba del otro lado y las abrió haciendo que toda el agua cayera en la cara de Chaeeun. 

―Hijo de...――no pudo hablar por que la tomó empujando para que se mojará más.――¡MI PIJAMA FAVORITA, NO! SUÉLTAME, VOY A MATARTE.

Manoteaba hasta que la soltó y comenzó a golpearlo.――¡ME RASGUÑASTE MI PEZÓN!――Jimin gritó dolido.

Cerró las llaves, suspirando, secó su cuerpo, y enredo la toalla en sus caderas. La habitación donde dormía está vez vacía solo con un cuadro en su tocador de las dos chicas de su vida.
Decidió vestir de negro había teñido su cabello de color azul, aplicó loción en su cuello, un collar, al igual que sus característicos pendientes de cruz, se cerraba la camisa de las mangas, no sin antes sonreír al ver su tatuaje en la muñeca derecha.

Ahí contemplaba la silueta de conejo que recién se había tatuado días atrás.

En la tarde los invitados llegaron, según su madre eran amigos de negocio, había invitado a algunas personas que él conoció e hizo amistad durante su estadía en Fukuoka, charlaba con ellos sobre sus intereses propios,bebía vino mientras lo hacía.

Como resultado yacio sentado en el sofá jugando Piano Tiles, se comenzaba a aburrir, levantó la vista para verificar si su madre estaba lo suficientemente ocupada para no verle si se escapaba, por el contrario termino siguiendo con la mirada a una joven rubia que acaparó toda su atención.

Ignoró el cuándo fue que se levantó del sillón para empezar a seguir a aquella entre todas las personas.
Pudo atraparla en el balcón, disfrutando del aire libre.
Señorita,  la fiesta es abajo.

—¿Disculpa? ——contestó poco interesada.

—¿Cuál es tu nombre?

—¿Necesito decirte mi nombre para estar aquí?

—Bueno,  necesito conocer a los que suben al balcón de mi casa. ——encogiendose de hombros camino hacia ella.

Gaeul.

Siguió teniendo una cara de desconcierto.
Kang Gaeul,  hija de Kang Dongwan.

¿EL DISEÑADOR?  DISCULPA, ¿No quieres de casualidad pasar a mi baño?  ¿Necesitas agua?  ¿Oxigéno limpio? ——bromeando causó en ella una gran risa.

Así estoy bien gracias... Si está es tu casa entonces debes ser ¿Jimin? ¿Cierto?  Tu madre no deja de mencionarte para que papá te haga contrato.

—¿Ah sí?  Pues puedo asegurarte que no se arrepentirá de darmelo.

Dijo que recién se mudaron,  ¿Planean quedarse permanentemente?

Rápidamente negó——Es temporal,  al menos para mi.

Asintiendo rio. La noche era una maravilla, aunque las estrellas eran escasas,  un par de ellas iluminaban más que cientos de ellas.
—¿No tienes amigos aquí,  cierto?

—¿Se nota?

—Tu cara de incomodidad allá abajo y tus nervios al tratarme lo demostró.

—Lo siento,  aun no estoy acostumbrado a estar aquí.

—¿Y porque estás aquí?

—Historia larga, pero no me quedaré por mucho aquí como dije,  tengo que volver a Corea.

—¿Algo te espera allá?

—Alguien.

Ya veo, eso explica el tatuaje. ——sonrió,  luego suspiro—— Bueno, Jimin, si te interesa hacer una amiga,  salir y esas cosas, puedo darte mi número.

Me haría bien algo de compañia.

Intercambiaron números telefónicos, ella se despidió, antes de cerrar la puerta volvió a llamarle.
Jimin,  un gusto en conocerte.

—Esl gusto es mío, Gaeul.

La semana pasó de prisa, se hicieron amigos, salieron juntos a caminar, eso repitió algunas veces, asistían al boliche, restaurantes, jugaban basketball.

El ambiente en casa ya no era tan frustrante,  en su lugar se le veía contento.

Jimin había conocido a alguien.

私のそばに| jimin (MAZE II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora