Capitulo 29

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James Miller.

Ayer no pude conseguir más información relacionada con el sujeto que busco y eso me tiene estresado, por ello salí a correr desde las seis a.m.

-Hola amor - saludo una voz chillona desde el auto a mi lado.

-Qué quieres - cuestione frívolo.

-A ti - respondió cínica - Vamos, deja de correr un momento y sube al auto hacer cardio conmigo.

-No April y ya te había dicho que dejes de molestar - espeté deteniéndome - Es la última vez que te lo voy a decir. Además, mi mujer ya te lo había aclarado, ¿no?

-Oh por favor, ella no tiene por qué enterarse - apago el auto y se bajó - Jame dale, no te vas arrepentir sino al contrario, lo vas a disfrutar - puso una de sus manos sobre mi pecho, pegando sus labios a mi oído - Vamos amor - susurró.

Sé lo que intenta hacer y no conseguirá nada.

-Te dije que no - la avente alejándola de mi cuando intentó besarme - Mantente alejada April, no me hagas enojar.

-¿Qué le vez a esa perra?, Yo soy mejor que ella y estoy segura que no te dará lo mismo que yo - se cruzó de brazos furiosa - Regresaras a mi cuando ella te traicione, o crees que teniendo a un chico detrás de ella, muy guapo por cierto, ¿te será fiel? - Veía la burla en su mirada - No seas iluso.

-Cállate - corté frívolo - Ella es mucho mejor que tú en todo y por eso la envidias, así que deja de decir calumnias en su contra porque ella jamás me engañaría - afirme seguro, confiando en mi mujer.

Me marche antes de perder el control por completo, no alcancé a escuchar lo último que ladró porque ya estaba lejos. En cinco minutos estaba de regreso; cruce la reja y Alex venía saliendo con Nicolás.

-Amor, te estaba... - La pase de largo - ¿Qué tienes?, ¿Todo está bien? - preocupada analizo mi rostro serio.

-Todo está bien, vete con cuidado - sin más entre a la casa. No deje que respondiera y ni siquiera le di un beso, solo la deje ahí, confundida.

-Mi niño - Sofí me llamo.

-Ahorita no - musite tajante.

-¡Hey! - El grito de Lizeth no se hizo esperar - Pero qué te pasa a ti, grosero - no respondí, continúe mi camino hacia mi cuarto de entrenamiento.

Necesito descargar este enojo.

Escuche la puerta cerrarse - Llevas una hora y media encerrado, "entrenando" - ironizó - ¿Qué sucede?

-Nada Evan, NO ME SUCEDE NADA - grite dando otro golpe al costal de box.

-¡JAMES, PARA! - Gritó preocupado - ¿Qué o quién, te hizo enojar?

-April - gire a verlo sobándome el puente de la nariz.

Le narre lo ocurrido, mi hermano tenía el ceño fruncido no dando crédito a las palabras de la rubia.

-James, la conoces. Sabes que hará hasta lo imposible por separarte de Alexandra, por eso te dijo esa sarta de mentiras.

-Pero es que...

-Pero nada, James - me hizo callar - Alexandra no te engañaría y deberías estar seguro de eso.

-Evan...

-Sal de aquí, ve a ducharte, te arreglas para tu esposa y vas por ella al instituto - me levanto, llevándome a empujones hacia la puerta - Después puedes llevarla a dar una vuelta o yo que sé.

-Gracias hermano - gire dándole un abrazo.

Una hora más tarde estaba totalmente listo para ir en busca de mi chica.

El reyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora