Alexandra Coleman.
Me desperté por un cosquilleo en mi nariz.
-Buenos días mi amor - James besó mis labios - Ya despierta.
-Buenos días - giré dándole la espalda, tapándome con las cobijas hasta la cabeza - Todavía no quiero levantarme.
-Lamento decirle que no, Señorita Alexandra Miller. Hoy comienzas el instituto así que andando, ve a ducharte; yo voy a otra habitación - con súper velocidad me quite las cobijas, lanzándome sobre James para sentarme en su regazo.
-Vale, ya estoy despierta - mis mejillas empezaron arder por lo que intentaba proponerle - ¿Nos duchamos juntos?, para más rápido - escondí mi cara en el hueco de su cuello, él trazaba líneas imaginarias en mis piernas desnudas - No entiendo por qué te vas, esta también es tu habitación.
-Mírame - pidió apacible, saque mi cara de su escondite mirándolo avergonzada - ¿Segura que quieres ducharte conmigo? - Sonrió ladino - Lo hacía para no molestarte o incomodarte.
-Para nada amor - confirme aquello dejando un beso en la comisura de su labio - Vamos - sonreí traviesa bajándome de él.
Sagazmente se levantó, cargándome en el proceso - No sabes cuánto espere oírte pedirme eso - confeso juguetón adentrándose al baño - De una vez te advierto que no me hago responsable de lo que pueda suceder dentro de estas cuatro paredes - cerro la puerta con el pie, posando su mirada felina sobre mí. Nos unimos en un beso dulce, pronto nuestras lenguas comenzaron una guerra aumentando la intensidad del beso.
Mi cuerpo arde y ese estremecimiento cada que lo tengo cerca me encanta. La fiera me acorraló entre la fría pared de la regadera y su candente cuerpo, arquee mi espalda al sentir el agua fría chocar contra nuestros cuerpos desnudos - Justo ahora me da igual que llave abrió - Tome su mano poniéndola en mi vagina sin pudor alguno.
Gruñó excitado mordiendo mi labio inferior -Muchas veces imagine hacerte mía aquí mismo - sus dedos se abrieron paso entre mis pliegues - Estás tan mojada y no precisamente por el agua que cae sobre nosotros - se metió uno de mis pezones a la boca, al mismo tiempo que sus dedos hacían movimientos increíbles. Atendió mi otro pecho mientras introducía otro dedo más.
-James - jadee aferrándome a sus hombros - Quiero más - suplique; necesitaba más, ya no me eran suficiente sus dedos.
Saco sus dedos y tomándome por los muslos, me levantó haciéndome enrollar mis piernas en su cintura -Ah - gemí sintiendo su erección rozar contra mi entrada.
-Pídelo - pronunció con su voz ronca.
-Ah, James... Ha... Hazlo.
-Pídelo amor.
Le encanta verme retorcer suplicante.
-Hazlo... Cógeme, necesito sentirte dentro de mí - sonrió, penetrándome de una sola estocada, callando mis gemidos con un beso feroz - AH, NO PARES - no tengo duda de que los gemidos se escuchaban por todo el cuarto.
Continuamos por varios minutos, podía sentir mi orgasmo cerca; solo unas estocadas más y ambos alcanzamos el clímax juntos - James - gemí alargando la "a" de su nombre, sintiendo esa calidez de su semilla llenarme.
-Ahora si - sonrió pegando nuestras frentes - Buenos días.
-Muy buenos días - lo besé, sonriendo a mitad del beso.
-Apurémonos, no hay que llegar tarde - comentó riendo, sacó su miembro haciéndome morder el labio y me dejo en el suelo.
-Si llego tarde es por tu culpa - le di la espalda entre risas. Agarré el shampoo, colándome un poco en el cabello.
ESTÁS LEYENDO
El rey
RomanceJames Miller o mejor conocido como el Rey, es uno de los más grandes, poderosos, respetados y temidos mafiosos, a decir verdad es el peor. Es muy frívolo con todos y no se tienta el corazón para nada, pues es un bloque de hielo; no conoce el amor po...