Capitulo 3

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Estaba enojado, ¿Quién se creía para contradecir mi orden?

-Dile que tiene que bajar, que aquí él que manda soy yo – hable serio. Me molesta que no me haga caso, es la segunda vez que desobedece.

Sofí regreso con la misma respuesta –"se niega a bajar" – Odio que desobedezcan mis órdenes, aunque con ella más que enojarme me ¿dolía?

Iba a levantarme con la intención de ir a su habitación; mi hermano me tomo del brazo deteniéndome, sabía lo que iba a hacer, me conocía bastante bien.

-James, si no quieres que te odie más solo déjala – me lanzó una mirada reprobatoria por mi actitud - Dale tiempo – dijo palmeando mi brazo.

Sofí hermosa, ¿puedes subirle la cena a la chica, por favor? – asintió marchándose.

Evan a pesar de ser un hombre frío para manejar los negocios era más cálido y comprensivo en cuanto de familia, o amigos se tratara. Él no se cerró al amor como yo después de lo ocurrido con mamá.

-Solo come hermano y no hagas locuras porque si esa chica te gustó vas a tener que ganarte su confianza primero. Dale tiempo a acostumbrarse a todo esto – dijo de manera tranquilizadora.

-A estas alturas dudo de quién es el hermano mayor- pensé.

Al terminar de comer él se fue a su oficina a investigar sobre la chica, yo me dirigí a mi habitación encontrándome con Sofí saliendo de la recamara de la chica.

-Nana qué pasó, ¿por qué esa cara?

-Ay hijo. Esa chica no quiere comer y está muy deprimida, dice que se quiere ir y que te detesta porque te llevaste a un tal Nicolás – contesto preocupada agachando la cabeza.

Me enfurecía el hecho de que no quería comer nada y aún más, que se preocupara de sobremanera por ese chico, ¿lo amaba tanto?

-James, hay algo en ella que me resulta familiar.

-No sé en qué Sofí, jamás la habíamos visto – respondí tajante con la cabeza gacha apretando la manija de la puerta.

-¡Hey!, debes calmarte.

-Cómo me dices eso cuando está muy preocupada por el niñato ese que ni siquiera quiere comer. Me odia más por lo que le hice a él y no tanto por habérmela robado Sofí, eso me enoja demasiado – grite entrando hecho una furia a la habitación cerrándola de un portazo. La vi a lado de la ventana hecha bolita mirando a la nada.

-¿Por qué no has comido si di la orden de qué lo hicieras?

Alexandra Coleman

Había venido una señora muy amable a traerme de comer debido a mi negativa en bajar, no quería ver a ese tipo, mucho menos tenía hambre con toda esta situación. Quería saber de Nico.

Espero este bien.

La señora se fue luego de hablar con ella unos minutos, me dijo que el señor no era malo, que solo era una coraza.

¡¿Cómo no va a ser malo si me secuestro?!

Dejó una charola con comida en una de las mesitas a lado de la cama, cuando salió me tire en el piso junto a la ventana, estaba mirando a la nada pensando en que posiblemente jamás volvería a ver a mi hermano o a mi papá. Escuche como entraron a la habitación dando un portazo seguido de una voz frívola.

Su voz era tan única que la reconocería a kilómetros de distancia, él chico que me había secuestrado entro con un humor de los mil demonios.

-¿Por qué no has comido nada si di la orden de que lo hicieras? – estaba harta.

El reyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora