Hacer hablar a Dylan costo trabajo, pero mis chicos son tan persistentes que lo consiguieron. Llamé a su padre, quedamos de vernos en un punto intermedio para entregarle a su hijo y ya en el lugar, le entregué un Dylan agotado, por no decir que inconsciente. Su padre se preocupó, más no replicó nada porque él sabía las consecuencias y luego de pedir perdón se fue.
Erick me llevó al hospital, Nico nos seguía en su auto con mis escoltas y los suyos.
-¿Todos están estacionados? - Pregunte por un radio, recibiendo una afirmación inmediata - Bien, entraré con Erick. Nico, ¿vienes?
-Sabes que sí.
Termine de dar indicaciones y entre con los chicos.
-Buenas noches Señorita - salude amablemente a la recepcionista - ¿Está desocupado el doctor Carlos Smith?
-Si.
-Gracias - moví la cabeza insinuándoles seguir y caminamos hacia su consultorio. La chica nos detuvo diciendo que no podíamos pasar sin ninguna cita, mire a Nico como buscando aprobación, él sabe que odio ser grosera y menos hacer uso del "poder" que tengo. Pero no puedo perder tiempo esperando que le anuncien mi llegada, aparte Carlos se negará a verme.
Nico asintió encogiéndose de hombros.
-Dijiste que está desocupado, así que puedo pasar a verlo y no puedes impedir eso.
-No puede - aparento seriedad. Pobre, suena más nerviosa que nada - Usted no es nadie para venir aquí y romper las reglas.
Le lancé una mirada fulminante - ¿Dijiste nadie? - respondí lo más frívola posible - Soy la dueña de este hospital - odio sonar déspota - Si yo quisiera podría despedirte por hablarme de esa manera, además; ni siquiera sabías quién soy - rodé los ojos.
-Discúlpeme Señora - agachó el rostro apenada.
-Regresa a trabajar - espete seria - Y no vayas avisarle a Carlos que estoy aquí.
-Si Señora y reitero mis disculpas - dicho eso di vuelta continuando mi camino y a cierta distancia solté un suspiro - Odio hacer eso.
-Tranquila, sé que no te gusta, pero deberás acostumbrarte.
No respondí nada, llegamos al consultorio y toqué, unos segundos después la puerta fue abierta.
-Alexandra - disimuló su sorpresa - ¿Qué haces aquí?, ¿te sientes bien?
-Sí, estoy perfectamente bien, Carlos - sonreí irónica - ¿Podemos pasar? - se hizo a un lado dejándonos entrar.
-¿Está todo bien? - preguntó una vez cerró.
-Iré al grano. ¿Dónde está James?
Quiero acabar con esta farsa de una vez por todas, necesito y quiero encontrar a James, pues yo sé que no murió y después de todo lo que he descubierto, me convenzo cada vez más de que su muerte es una completa y gran falacia.
Algunos no creen en mis suposiciones, pero oh vamos, es James Miller, el rey de la mafia; deberían desconfiar, poner en duda su muerte porque ese hombre se las sabe todas. Por ello seré yo quien lo encontrará y quiere que lo descubra, no por nada está dejándomela fácil. Pero más le vale a James esconderse bien y corra, porque cuando lo encuentre no se la acabará por haberme hecho sufrir.
¡Ay Miller, te odio!
James Miller.
-¿Cómo que no sabes dónde está?
-No Señor, me encerró en casa con ayuda de Delia y se fue con Erick a quién sabe dónde. Fui al instituto dónde se supone iría, pero nunca llegó y en su departamento tampoco está.
ESTÁS LEYENDO
El rey
RomanceJames Miller o mejor conocido como el Rey, es uno de los más grandes, poderosos, respetados y temidos mafiosos, a decir verdad es el peor. Es muy frívolo con todos y no se tienta el corazón para nada, pues es un bloque de hielo; no conoce el amor po...