Capitulo 41

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Llegamos a su apartamento el cual se encuentra en el centro de la ciudad. James no mentía, apenas entramos cumplió con lo advertido.

Se apoderó de mis labios besándome de una forma demandante, salvaje y eso me gustaba. Me aventó sobre la cama subiéndose encima de mí, repartiendo besos por todo mi cuerpo; con sus manos acariciaba y masajeaba mis pechos, los mordía de una manera que me hacía delirar. Estaba torturándome y necesitaba tenerlo dentro o moriría.

-James... para con esta tortura - apenas y podía hablar.

-¿No te gusta? - subió su camino de besos desde mi abdomen hacia mis labios. Mordió mi labio inferior, metiendo dos de sus dedos en mi vagina, por el jadeo abrí la boca y aprovecho para introducir su lengua al momento de besarme.

-Si... Pero te... Te necesito dentro de mí... Hazme tuya Miller - enredé mis manos en su cabello, enredando una pierna en su cintura.

-Tus deseos son ordenes - apresó mis labios callando mi gemido al tiempo que introducía su miembro de una sola estocada.

El vaivén de nuestros cuerpos juntos es... ¡Demonios!, no hay palabras para describir el goce que me produce, es fascinante y tan placentero hacer el amor con él. Este hombre me encanta, sus gruñidos, sus jadeos me hacen delirar; me encanta cada cosa que hace mientras me posee. Literalmente me lleva al cielo.

Enterré mis uñas en su espalda, seguramente dejaré marcas.

Gruño dejando de masajear mi seno - Una más amor, llega junto conmigo - solté un gemido más fuerte porque salió y entro de una forma salvaje que oh diablos.

Ambos llegamos al clímax, se recostó sobre mí sin poner todo su peso. Nos quedamos unos minutos en esa posición regulando nuestra respiración, ninguno decía nada, solo me dedicaba a acariciarle el cabello.

Levanto su cabeza mirándome tiernamente - Ven, acomódate junto a mí - saco su miembro de mi interior, se acomodó en la cama palmeando a un costado y me acomodé pegada a su cuerpo, descansando mi cabeza sobre su pecho. Una mano acariciaba mi cabeza y la otra que rodeaba mi espalda, trazaba líneas en ella.

-Du weißt nicht, wie sehr ich es vermisst habe, dich in meinen Armen zu haben. Alexandra, ich weiß nicht, was ich tun würde, wenn ich dich verliere. (No sabes cuánto extrañaba tenerte entre mis brazos. Alexandra, no sé qué haría si te perdiera.)

Rápidamente lo mire a la cara, sabía que sus palabras traían algo detrás. Me preocupa y ahora más que nunca tengo que investigar qué oculta, mientras tanto solo me queda darle la seguridad de que no me perderá.

-Ich bin hier bei dir James, schau mich an... Du wirst mich nicht verlieren. (Estoy aquí contigo James, mírame... No me perderás)

-Schwörst du mir? (¿Me lo juras?)

Me subí encima de él besándolo despacio, dulce, transmitiéndole seguridad - Ich schwöre. (Lo juro) - Quería que supiera que todo estará bien y que a pesar de todo lo que pasó o pasará, nunca me separaré de él.

Diez minutos pasaron y Lizeth llamó para saber cómo estábamos y en dónde, porque todos estaban preocupados.

-No se preocupen por nosotros, estamos bien.

-Regresa a mi hermana Miller - gritó Kyle.

-No Coleman, esta noche secuestre a tu hermana - James me miró sonriendo malicioso - Quiero tenerla para mí solito.

-Es mi hermana, ¡regrésala!, ella ya no es tuya - simuló estar enojado, yo solo me divertía escuchándolos.

-Ella siempre será mía - beso castamente mis labios - Nos vemos mañana, adiós a todos - corto la llamada.

-Parecen unos niños chiquitos - sonreí dirigiéndome a la cocina, termine de tomar agua y gire sobre mis talones chocando con James, éste llevaba unos bóxer puestos mientras que yo solo traía su camisa.

Sus ojos felinos analizaban su presa antes de cazarla, puso sus manos en mi cintura y me beso con intensidad deslizando sus manos hasta colocarlas sobre mis nalgas, las cuales apretó pegándome a él. Repartió besos húmedos por mi cuello, me alzo sentándome sobre la encimera.

Abrió mis piernas dejando besos en el interior de mis muslos - Qué te parece una segunda ronda, una tercera - beso muy cerca de mi intimidad - Y todas las que podamos hacer esta noche - abrió la camisa ferozmente desprendiendo algunos botones. Trazo un camino de besos por encima de mis senos.

-¿Es que nunca te cansas? - eche la cabeza hacia atrás, una mano apresó mi cabello haciéndome mirarlo.

-Cuando se trata de ti, jamás me cansare - sentenció volviendo a besarme.

James Miller

Eran las tres de la madrugada, hicimos el amor cuatro veces y cayó rendida. Me gusta observarla dormir, sus gestos graciosos que hace al descansar son relajantes para mí.

Ella es mi sitio seguro.

-No vas a perdonar que te mienta, pero si es la única manera que tengo para mantenerte a salvo lo haré sin importar nada - dejé un beso en su frente, mi celular sonó y lo tome rápido antes que el sonido la despertara.

Salí al balcón a responder la llamada

-De nuevo esta tipa - si me pide que vaya no lo haré, no dejaré a mi reina.

¿Qué pasó?

-Ven a verme amor.

Su voz me provoca nauseas, es un completo fastidio.

-No puedo, estoy ocupado - respondí tajante.

-Anda mi amor, nos divertiremos.

-¡Que no!, ya dije que no - grite un tanto exasperado.

-James... ¿Con quién hablas? - Mencionó esa vocecita detrás de mí - James te estoy hablando.

Maldición, lo que me faltaba.

-Hablamos luego - corte la llamada y gire a verla. La expresión en su cara daba miedo.

-Estoy esperando Miller, ¡con quién estabas hablando!

Espero me perdones Alex.

El reyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora