Capitulo 65

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Nadie hablo en camino a casa de Palmer. Le mandé un mensaje a mi hermano apenas llegamos, diciéndole que Evan y él vinieran directo acá.

Francisco nos esperaba en la entrada, después de saludarnos nos guio hacia la sala y una vez dentro rompió el silencio incómodo.

-¿Cómo te sientes? - preguntó cauteloso.

-Es estúpida tu pregunte, ¿no lo crees? - Exploté, respondiéndole fríamente - ¡MI HOMBRE ACABA DE MORIR! - Vociferé sin contener el llanto - No pude hacer nada para ayudarlo. Entonces, ¿cómo crees que me siento?, ¡solo quiero matar a los hijos de puta que hicieron eso!

-Perdóname Alexandra - respondió apenado, abrazándome - Te ayudaré en todo lo que necesites - agradecí separándome de él - Deben descansar, Gloria los llevará a sus habitaciones - señaló a una chica.

-Gracias Palmer.

-No es nada princesa.

La chica nos dio nuestras habitaciones, Steve insistía en quedarse conmigo y lo corrí argumentando que necesitaba espacio.

-Señorita - me levanté de la cama abrir - El Patrón le manda esto - agarré la bolsa y se fue. Adentro había ropa y agradecía su consideración porque lo único que traigo puesto es la playera de James.

Fui directo al baño, abrí la llave de agua fría, me quite la playera dejándola con cuidado sobre la tapa del retrete y regrese a la ducha. Dejé que el agua fría me envolviera completamente, sumida en mis pensamientos recordé todas las cosas que pase junto a James; todos esos recuerdos lindos, los detalles que tenía conmigo...

-¡Maldita sea!, ¡Es una maldita broma! - grité sacando todo lo que sentía en ese momento. Me senté en el suelo abrazando mis rodillas junto a mi pecho, llorando mientras el agua seguía cayendo sobre mí.

-Alex, ¿Alex, estás bien?, responde por favor princesa - Steve llamaba insistentemente, más no quería responder - Alexandra Lionetta Coleman Rinaldi, estoy preocupándome de sobremanera. Tienes diez minutos para salir o sino, entraré por ti - advierte serio - Y más te vale bañarte con agua caliente, estás embarazada y no quiero que pesques un resfriado. Te esperaré afuera del cuarto.

Me apure a bañarme o de lo contrario mi hermano entraría y sé no bromea, cuando dice algo lo cumple. Salí hacia la habitación y le abrí la puerta a Steve, quién esperaba de brazos cruzados frente a la puerta.

Estiro sus brazos y yo, como toda niña chiquita me aventé a ellos dejándome envolver en un enorme y cálido abrazo. Se quedó conmigo hasta que logré tranquilizarme y solo salió cuando llegó Rebeca hacerme un chequeo rápido. Mi doctora dijo que obligatoriamente debía descansar, tenía la presión elevada y si subía más podría ser perjudicial.

Rebeca se fue y Steve entró acompañado de Kyle y Evan. Los tres se quedaron conmigo haciéndome compañía, en vano intentaban distraerme, pues nada les funcionaba. No supe en qué momento me quede dormida, al día siguiente desperté muy temprano y mis 3 chicos estaban acostados sobre una cama improvisada con cobijas y almohadas en el suelo.

Cautelosamente salí de la habitación, no quería despertarlos y baje buscando el jardín.

-Buen día Señorita - saludó una chica, limpiando la sala - ¿Se le ofrece algo?

-Buen día. No, muchas gracias - sonreí amable saliendo al jardín, quería estar sola.

Grande mi sorpresa al ver a papá hablando con Palmer.

-Mi pequeña - se acercó abrazarme, no aguante más y volví a llorar en los brazos de mi padre.

-James... Papá, James - el dolor es horrible.

El reyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora