James Miller.
Me comporte como un inmaduro, como un maldito cabrón; juro que no la he pasado nada bien desde que pelee con Alex y mis hermanos. Lizeth y Evan se fueron de casa, decidiendo mi hermano mudarse a la suya y mi hermana con él. Las cosas entre Evan y yo cambiaron, ahora solo hablábamos para lo indispensable - Trabajo de la empresa y negocios de la mafia - incluso deje de investigar sobre Palmer.
Ayer la noche salí a embriagarme, en el bar me encontré a April y por más que la corriera, le dijera que no la quería porque ya me daba asco y que no soportaba ni su presencia porque a la única mujer que quiero cerca es a Alexandra, se negó a irse y se quedó.
-Niño, ya era hora de que despertarás - saludo Sofí entrando a mi habitación - Ya es la una de la tarde.
No supe en que momento perdí la consciencia, tampoco cómo llegue a mi casa.
-Sofí, habla más bajito por favor - hice un gesto analizando sus palabras - Demonios, ya es tarde y quede de ver a Evan aquí.
-No, eso te pasa por andar tomando demasiado - reprendió dejando unas pastillas y agua en la mesita de noche - Evan espera en la sala, pero... - detuvo su regaño mirándome nerviosa, parecía buscar las palabras para completar su oración - Está hablando con un abogado que acaba de llegar. Quiere hablar contigo.
-¿Un abogado? - Fruncí el ceño extrañado - ¿Por qué motivo me buscaría un abogado?
-James - hizo una mueca mirándome con tristeza - Es el abogado de Alexandra... Viene a traerte los documentos de divorcio.
-Dile al abogado y a Evan que me den diez minutos y estoy con ellos - dije sin un atisbo de emoción, adentrándome al baño.
"Trae los documentos de divorcio" - no puedo sacarme de la mente las palabras de Sofí, di un sonoro golpe a la pared de la ducha importándome un carajo lastimarme. Escuchar aquello me hacía enojar en sobremanera.
-Era cierto que ya no me quería en su vida, me quería lejos - salí de ducharme y me quedé mirando en el espejo - Entonces dónde queda el amor que tanto profesa tenerme, ¡DÓNDE! - desconozco el reflejo del hombre frente a mí.
Mis ojos tienen ojeras y se aprecia una incipiente barba - No soy para nada el James que solía ser - termine de arreglarme y baje. Era verdad, un hombre trajeado, esperaba sentado platicando con Evan.
-Licenciado, lamento haberlo hecho esperar - me disculpe, extendiéndole la mano a forma de saludo. El abogado se levantó y devolvió el saludo amablemente - Soy James Miller.
-Buenas tarde Señor Miller, soy el abogado de la Señora Alexandra Coleman.
-Yo me retiro, con permiso - Evan se levantó del sofá.
-Evan quédate - lo miré directamente a los ojos con un poco de súplica, lanzándome una mirada neutra volvió a sentarse - Por favor tome asiento - regrese mi vista al abogado - Dígame a que ha venido.
Trague en seco preguntando lo que ya sabía, por algún motivo los nervios se apoderaban de mí, acompañados de un sentimiento de preocupación y angustia muy fuertes. Desconozco los motivos, jamás me había pasado e incluso comenzaba a sentirme ansioso.
-Vine porque la Señora Coleman solicitó el divorcio, debido a su estado actual se agilizó el procedimiento. Mi clienta no está demandando nada, solo quiere que usted firme el divorcio así como ella lo hizo.
¡Tanto le urgía estar separada de mí!, Si tanto quería estar lejos de mí, lo hubiera dicho desde el principio y nunca nos hubiéramos casado.
-Y el bebé, ¿qué pasará con él? - preguntó Evan.

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El rey
RomanceJames Miller o mejor conocido como el Rey, es uno de los más grandes, poderosos, respetados y temidos mafiosos, a decir verdad es el peor. Es muy frívolo con todos y no se tienta el corazón para nada, pues es un bloque de hielo; no conoce el amor po...