Capitulo 42

16.8K 891 18
                                    

Alexandra Coleman.

Me acurruque a lado de James y como estaba haciéndome mimos, me quede dormida por el agotamiento. Desperté y al no ver a mi hombre acostado me levante de la cama pensando que tal vez no podía dormir.

Recogí su camisa del suelo colocándomela, caminando hacía la sala donde no había rastro de él, ni la televisión encendida - Es extraño - escuche un quejido proveniente del balcón, me dirigí allá y ahí estaba él. Hablaba por teléfono, por su ceño deduje que algo no andaba bien, lo apostaba y no es por ser metiche, simplemente la curiosidad me gano y sintiendo que debía seguir escuchando me quedé escondida.

-¡Que no!, ya dije que no - me acerque al ver su exasperación.

-James - pronuncié su nombre captando su atención, no lo conseguí de inmediato y cuando lo hice, por su expresión nerviosa confirme que mis suposiciones eran verdad - ¿Con quién hablas? - finalizó su llamada y se quedó mirándome sin decir nada. Levanté una ceja manteniendo una postura firme - James te estoy hablando - trago en seco obviando su nerviosismo.

Intenta ocultarlo, pero basta con mirarlo a los ojos para delatarse solito. Su silencio comenzaba a desesperarme.

-Estoy esperando Miller, ¡con quién estabas hablando!

-Con Evan - respondió encogiéndose de hombros, como si con eso le restara importancia al asunto - Meglio dimmi bellezza, cosa stai facendo sveglio? (Mejor dime belleza, ¿qué haces despierta?)

Oh no James Miller, no me cambiarás la conversación.

-Que te de igual el por qué estoy despierta, te pregunte algo y quiero que me digas en este instante con quién hablabas y por qué estabas de esa manera, pero eso si... - me cruce de brazos haciendo una breve pausa, si no sonaba convincente no me creería capaz de hacerlo - Si te atreves a mentirme, juro que me iré ahorita mismo y nunca sabrás de mi - sentencie frívola.

James Miller

Me pilló hablando con April y no se creyó el cuento de que hablaba con Evan, realmente estaba decidida a saberlo todo.

Tenía mucho miedo, ¿pueden creerlo?, el gran James Miller rey de la mafia Italiana está aterrado por las palabras amenazadoras de su mujer. No puedo evitarlo, cualquiera que la escuchara hablar de esa manera estaría igual; mi preciosa ojiazul puede ser peor que yo.

Ideaba una mentira más creíble que realmente pudiera tragarse, pero mirándome a los ojos con su postura frívola sentenció que se iría y nunca sabría de ella si le mentía - Puta madre, ¿es que esta mujer lee mi mente? - Obvio no idiota, me conoce suficientemente bien para saber cuándo miento.

La amo, no voy a perderla otra vez.

-¿Te irás? - Cuestioné con ironía - Y qué te hace pensar que siquiera te dejare escapar para ya no verte nunca más - me encogí de hombros - Bueno, si quieres hacerlo, hazlo. De todas maneras te encontraré donde quiera que estés, así tenga que buscar debajo de las piedras te encontraré Alexandra.

Al rey por más que se le escondan siempre los encuentra y tu mi reina, no serás la excepción - sonrió burlona.

-Y quién dijo que me iba a esconder de ti, mi amor - ¡joder!, ya no sé cómo reaccionar, ni que decir; esta mujer me vuelve loco y más cuando se pone de esta manera - No James, no te equivoques.

Me vale quien seas, no importa si eres el puto rey de la mafia. Yo soy tu puta ama, tu reina - enfatizó alterando mis hormonas - Si yo no quiero que sepas de mí no lo harás y si me quiero ir, lo haré en el momento que yo quiera.

Solamente yo puedo estar cachondo a mitad de una pelea y enojado por amenazarme.

-NO TE DEJARE - grite en un arrebato.

-YA CÁLLATE Y DIME DE UNA MALDITA VEZ CON QUIÉN HABLABAS.

-Te pedí que confiaras en mí - hable en un tono más bajo porque si continuamos gritándonos no acabaríamos bien.

-Pero que idiota - pareció decirse a sí misma - Esto tiene que ver con la mancha de labial en el cuello de tu camisa - más que preguntar lo afirmaba.

Definitivamente mi reina no es una ingenua y ahora si estoy en serios problemas, negarle las cosas sería mi perdición.

-Maldita seas Miller - gruñó entre dientes - Explícate de una puta vez antes de que te asesine por imbécil - solté una risita, ganándome una mirada asesina.

-Vamos a sentarnos, tenemos mucho de qué hablar - soltando un suspiro nos fuimos a sentar al sillón.

-Te escucho - dijo más calmada escudriñándome con la mirada - Y quiero la verdad - asentí tronándome los dedos.

Alex tiene razón, es mi ama y ni modo. Toca revelarle todo aunque este cavando mi propia tumba.

 Toca revelarle todo aunque este cavando mi propia tumba

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El reyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora