Capitulo 53

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Alexandra Coleman.

Tengo mi celular apagado, no quiero ser rastreada.

-Gracias - pago el taxi y bajo, antes de entrar a la cafetería un chico vestido de traje negro y camisa azul, me intercepta.

-Reina, el Señor Palmer la espera por allá - apunta con su cabeza unos metros adelante, volteo y visualizo a Francisco Palmer montado en su camioneta mirándonos - Acompáñeme por favor.

-No - niego firme - Dígale a su Patrón que habíamos acordado en la cafetería. No pienso ir hacia allá - vuelve su vista al Señor, negando. De su pantalón saca su celular vibrando y me lo entrega.

Miro frívolamente a Palmer - Acordamos algo, ¿A qué estás jugando? - cuestiono frunciendo el ceño. Odio que me intenten tomar de idiota.

-Quedamos de vernos en la cafetería más nunca dije que nos quedaríamos, ¿o sí? - Sonrió cínico - Sube, no es seguro hablar aquí.

-Ayer te lo dije Palmer, si intentas jugar conmigo y verme la cara...

-Ya se, ya se - rueda los ojos - Relájate, no te haré daño. Confía en mí - aseguró tranquilamente.

Corto la llamada, le doy el móvil al chico y camino hacía la camioneta. El escolta abre la puerta esperando subiera y cierra una vez estoy dentro.

-Ya sabes - Palmer da la orden. Su conductor asiente poniendo en marcha el auto, dirigiéndonos a no sé dónde.

Espero no sea un maldito truco o yo misma me habré entregado en bandeja de plata.

-¿Cómo hiciste para venir?, porque sé que tienes varios escoltas cuidándote a sol y sombra todo el día.

-Escape - respondí cortante.

-¿Ves porque no podíamos quedarnos?, probablemente ya esté enterado y anda buscándote.

Concuerdo, justo ahora James debe saber que escape y este más que furioso por ello. Dios me ampare, no quiero ni imaginarme cómo se pondrá al rato que nos veamos.

-¿Apagaste tu celular? - preguntó sacándome de mi cavilación.

-Sí, obviamente querrá rastrearme por el celular - frustradamente paso mis manos por mi cabello.

-Tranquila - musita poniendo una mano sobre mi hombro - Habla con él y explícale lo ocurrido, estoy seguro que su enojo pasará cuando te vea - quito su mano mirándolo neutra.

-No lo conoces.

Sonríe altanero - Tal vez no. Pero sé que está enamorado y te va escuchar - suspiro dándole media sonrisa.

-¿Por qué lo haces?

Estacionamos en una mansión alejada de la ciudad - ¿Alejada de la ciudad? - estaba sumida en mis pensamientos que no fui consciente del trayecto.

Su escolta de hace un rato abrió la puerta, baje al mismo tiempo que Palmer lo hacía del otro lado.

-Bienvenida, siéntase en su casa - podrá ser amable, pero sigo desconfiando - Pasa.

Anonadada quedé, la casa es hermosa y ni hablar del enorme jardín tan bello y cuidado. Por dentro es lujosa, para nada extravagante; me guío hacia el jardín trasero y juro que es precioso - Tiene muchos rosales - pensé fascinada.

-Por tu cara deduzco que la mansión Palmer te gustó.

-Es una casa muy linda y tienes buen gusto - admití.

-Gracias. ¿Gustas algo de tomar?, vino, whisky, jugo...

-Jugo está bien - su empleada fue inmediatamente por el pedido.

El reyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora