Capitulo 62

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James Miller.

Estoy en Brasil entregándoles mercancía a unos americanos residentes de aquí, todo iba bien hasta que sacaron sus armas y abrieron fuego atacándonos para no pagar y claro, quedarse con mi puesto. Los americanos nos superaban en número, pero no dejaría que nos acabaran.

Estaba concentrado disparando, de pronto mi celular sonó indicando una llamada, más no respondí. Siguió sonando insistentemente y no le di importancia hasta la quinta llamada.

-Mierda - pensé viendo el nombre de Dominick iluminado.

-¿Le pasó algo a mi mujer? - es lo único que me interesa saber cada que llama, si me interrumpió para otra cosa lo degollaré.

-Señor, por el ruido al fondo supongo que no es un buen momento - siempre es un buen momento tratándose de Alex y mi silencio debió responderle - Su mujer está bien, pero pasó algo con el joven Dylan.

-¡Habla de una maldita vez! - grité alterado evitando imaginar miles de escenarios que mis celos creaban en mi mente acerca de ella con ese imbécil.

Terminó de narrarme todo y estaba más enfurecido que nunca. Colgué, guarde el celular en mi pantalón y salí de mi resguardo (una caja), disparando aquellos que seguían vivos hasta llegar al jefe.

-Fuiste muy estúpido por meterte con el Rey - sonreí macabro disparándole en la frente.

-Señor - Henderson se acercó, seguramente quería saber cómo estoy.

-Estoy bien, gracias por siempre preocuparte - hice señas a los demás - Rieguen gasolina por toda la bodega - regrese mi vista nuevamente a mi jefe de escoltas - Quema el lugar y apúrense en llegar a casa, apenas vuelvas tomen sus cosas porque nos vamos.

-Por supuesto, Señor - subo a mi auto y en el camino llamo a Dom, quien respondió enseguida.

-Patrón, ¿se encuentra bien?

-Si - ¿qué creía?, ¿Qué los americanos eran más fuertes?, obvio no - Dominick, ahora mismo envía un escolta vigilar a Dylan. Debe hacerlo sin que lo note o podría darse cuenta que ya sabemos sus planes.

Estuve investigando al escuincle y descubrí que April lo había contactado y se veían a menudo. Sabía cuáles eran las intenciones de ella con mi mujer, así que seguramente puso a Dylan en contra de Alex.

Claramente no dejaría que ninguna la lastimara.

-Erick y tú vigilen muy bien a Alexandra.

-Claro Señor. ¿Es todo?

-No - sonreí malicioso - Quiero que secuestren a mi mujer... El jet los estará esperando a las 4:00 p.m., apenas suban emprenderá el vuelo. Preparen sus cosas y ah, otra cosa más - tengo que ser específico, no pueden dañarla - Ni se les ocurra golpearla, mucho menos desmayarla con cloroformo porque podría perjudicar mortalmente su embarazo. No me importa cómo la lleven o qué hagan, la quiero sin un solo rasguño y puntuales - sentencié, sin esperar respuesta finalicé la llamada.

-¡SOFÍ! - regresé en menos de diez minutos, baje del auto y entre corriendo al cuarto donde se quedaba mi nana - Sofí, despierta - toqué insistentemente llamándola en voz alta.

-¿Qué pasa? - preguntó adormilada abriendo.

-Empaca tus cosas, nos vamos.

¿Regresaremos a California?

-No - aclaré - Apúrate por favor, más tarde te digo.

-Volveré por ti, mi reina - juré en mi mente enviándole un mensaje desde un celular alterno para que no reconociera el número. Conociendo su inteligencia sé que sabrá quién lo envió.

El reyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora