Fu ya estaba muy lejos de China cuando llego el año de 1856, hace un año que residía en Francia, ahora tenía veinticinco y para conseguir dinero utilizaba la medicina china que resultaba muy atrayente para los europeos... Algunos hacían comentarios hirientes sobre China y el tratado que se había visto obligada a firmar, pero Fu había aprendido a agachar la cabeza y no replicar.
Una mañana encontró en un periódico una noticia sobre su país, la guerra había vuelto a comenzar... no contentos con la humillación que les habían hecho pasar ahora armaban una nueva guerra... y en esta ocasión Francia estaba también estaba involucrada.
Desde que puso sus pies en territorio francés Wayzz le había repetido una y otra vez que solo podía confiar en Agrapart y Fayolle, Fu que consideraba a los europeos como una especie de raza de demonios, no tenía problemas en seguir los consejos del Kwami.
- ¿Qué tenían de especial esos chicos? – pregunto cuando arribaron a Francia.
- Al principio el maestro desconfiaba mucho de ellos, en especial de Agrapart porque era muy reservado, rara vez se le veía expresarse abiertamente, pero a medida que el tiempo pasaba comenzó a simpatizar más con ese muchacho que con Fayolle, creo en parte era por el carácter que tenían; Fayolle era muy extrovertido y activo mientras que Agrapart era reservado pero muy curioso. El maestro decía "Agrapart quiere comprenderlo todo, comprenderlo pero no destruir lo que no entiende" por otra parte Fayolle no entendía nuestras costumbres y no quería hacerlo, solo parecía estar ansioso por regresar a su casa.
Desde que llego a Francia los había buscado en todos los rincones posibles, había preguntado por ellos a todas las personas con las que se había cruzado, Wayzz decía que en la actualidad deberían tener más de cuarenta años.
Por más que se esforzó no los encontró ¿Cómo saber dónde estaba la hermandad de la caja de Sri Yantra? ¿Cómo encontrarla en una ciudad tan grande como París?
Por las noches cuando su ánimo menguaba, se recordaba que esa misión se la encargo su maestro, que la caída del templo era culpa suya... si él no hubiera sido tan confiado... también pensaba que si esos dos extranjeros habían logrado abrirse paso por el enorme país que era la China para encontrar el templo, el también podría hacerlo.
- ¿En qué puerto desembarcaron esos dos muchachos? – le pregunto Fu al Kwami una noche.
- Creo que mencionaron el puerto de Tianjín – respondió el Kwami.
Fu no sabía que eso eran más de 3500 km pero comprendía que de todos los puertos a los que podía haber llegado ese era uno de los más lejanos. También le resultaba extraño porque antes de la guerra el único puerto abierto para los extranjeros era el de Cantón.
Una tarde luego de más de un año de incesante búsqueda al fin dio con alguien que los conocía. Entro en una tienda de relojes y por costumbre pregunto si conocía a alguno de esos dos chicos.
- Los conozco ¿Era usted amigo de ellos? – respondió el hombre que lo examinaba de arriba abajo, Fu no tenía la edad suficiente para haber tan siquiera conocido a Félix y Claude.
- No, en realidad mi maestro murió hace poco y quería que le entregue a Fayolle un manuscrito.
- ¿A Fayolle? – pregunto el dependiente, Fu recordó entonces que era el otro chico el que decían que se interesaba más por aprender de todo un poco.
- También me dio una carta para Agrapart.
- Lo lamento muchacho pero no podrás encontrar a ninguno, Agrapart murió en un accidente hace más de veinte años... creo que ya veinticuatro y Fayolle también murió cuando se incendió su casa hace dieciséis años.
Fu sintió que se desvanecería y el relojero muy preocupado lo invito a sentarse en una de las sillas del local y luego le sirvió un vaso de agua.
- A mi también me tomo por sorpresa – dijo el relojero, buscando entre los cajones un reloj -. Agrapart me encargo que hiciera para él este reloj y me dijo que vendría a recogerlo pero nunca llego, es las mejor pieza que he hecho así que no he sido capaz de venderlo.
- ¿Conocía usted también a Fayolle?
- Personalmente no, pero después del incendio estaba conversando con un colega mío y el tema surgió, o mejor dicho fue una historia de terror, me contó que al día siguiente del incendio, Fayolle se presentó en su negocio, que se veía diferente, tenía los ojos rojos y una mirada casi de locura, estaba cubierto por una capa negra pero la ropa que llevaba debajo estaba sucia, rasgada, manchada de sangre y ceniza, su cuerpo parecía estar muy maltratado "¡Tiene que darme el reloj que Félix le encargo hace ocho años!" dijo con voz desesperada, mi amigo le juro que Agrapart nunca le había encargado ningún reloj "¡Tiene que dármelo!" dijo tomando a mi amigo por los hombros, él sabía del incendio de la noche anterior porque ayudo a apagarlo y estaba seguro que tenía delante al fantasma de Claude "¡Tiene que dármelo!" le suplico con los ojos llorosos, luego de que mi amigo insistiera en que nunca le habían hecho tal encargo, Claude comenzó a abrir los cajones y rebuscar en toda la tienda, les susurraba cosas raras a los relojes, luego de un rato se rindió y se marchó.
- ¿Era un fantasma? – pregunto Fu intrigado.
- Sí. No sé qué hubiera hecho si él hubiera entrado a mi tienda – dijo el relojero temblando y luego levanto el reloj -. Miguel Ángel tiene a su David y yo tengo este reloj, en ocasiones me parece que esta maldito... pero solo podría entregárselo a Félix Agrapart, por el bien de mi corazón espero que nunca venga a pedírmelo.
- Se lo agradezco ¿Señor...?
- Kubdel – dijo el relojero.
- Señor Kubdel, ha sido de mucha ayuda creo será imposible cumplir el encargo de mi maestro... ¿Podría decirme donde los enterraron? Me gustaría presentarles mis respetos.
- Claro – dijo el relojero y le indico el camino del cementerio.
Mientras caminaba hacia el cementerio, Fu se sentía por primera vez completamente desamparado, su maestro le había dicho dónde buscar ayuda y ahora esas personas que le resultaban tan confiables a su sabio maestro ya no existían, al igual que su templo.
Sus tumbas eran una lápida sencilla solo con los años de vida y el nombre, no traían escrito ningún epitafio.
Félix Agrapart (1814 - 1832)
Allí estaban las únicas personas en las que su maestro le había permitido confiar, camino unos pasos hasta encontrarse con la otra tumba, un poco más nueva.
Claude Fayolle (1815 - 1840)
Fu suspiro con cansancio ¿Qué debería hacer ahora? Volver no era una opción, la guerra volvía a empezar, regresar ahora era más peligroso que nunca... ¿Pero a donde debería ir? Las instrucciones de su maestro terminaban en este punto, estaba solo... sin un hogar al que volver, sin un país donde refugiarse, sin amigos o aliados, solo... en este país que en este momento a muchos kilómetros de sus fronteras, ayudaba a someter a su patria y a su gente.
Luego de más de ciento sesenta años, al fin había encontrado a Félix Agrapart, en carne y hueso, respirando y con una apariencia que no correspondía en lo absoluto a su edad real, quizá no debería acercarse pero su maestro confiaba en Félix.
- Tu nombre es Félix Agrapart y pertenecías a la hermandad que custodiaba los prodigios de la caja de Sri Yantra – el muchacho lo miro con ojos de sorpresa -. Mi nombre es... llámame Maestro Fu, soy el último guardián de la caja de los miraculous del zodiaco Chino.
- ¿Guardián...? – pregunto Félix examinando al anciano -. ¿Qué fue lo que sucedió en con el templo?
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Secretos y omisiones
FanfictionFélix es su hermano mayor... lo dicen las fotos y todas las personas que lo rodean, pero Adrien es incapaz de recordar nada sobre aquel chico, está seguro que la noche anterior cuando se fue a dormir era hijo único. ¿Por qué no puede recordar a su h...