Secretos y omisiones

Capítulo 83: Querer y amar.

Mi querido Félix:

En los últimos tiempos me he dedicado a estudiar magia oscura, se lo que opina la gente de ella pero la necesitaba para comprender todo lo que me ha sucedido, sé que salvaste mi vida y regresaste en el tiempo para que no me montara en ese caballo que me causaría la muerte.

Quiero devolverte ese favor, lo nuestro siempre fue imposible, lo sabíamos desde siempre y aunque que te quiero como no he querido a nadie nunca me haría feliz si continuas con tu vida, yo moriré pronto, mi enfermedad no es causada por nada natural, es el resultado de haberle intentado ganar al destino más tiempo de vida, he sido muy dichosa los últimos meses, desde que comenzaste a visitarme a escondidas...

Quiero que sigas con todo, he hecho un hechizo que espero que funcione, de hacerlo estarás en un lugar diferente, en un lugar donde no hayan ya limitaciones para ti, no formaras parte de ninguna hermandad, serás alguien normal... eso espero.

Quiero vivas y que seas feliz, mi vida pronto habrá llegado a su fin, debió hacerlo hace tiempo, pero deseo que tu disfrutes todo el tiempo de la tuya. No me olvides ¿Si? Pero no te sientas atado a mí, quiero que veas esto como una nueva oportunidad, mi último regalo, encuentra a alguien a quien quieras y cásate, estaré celosa lo admito pero si tu disfrutas plenamente de tu vida, me daré por satisfecha.

No sé en qué lugar terminaras cuando el hechizo se ponga en marcha, estas cosas son incomprensibles, al menos para mí.

Te quiero Félix, vive todo lo que nosotros nunca pudimos vivir.

Con amor Bridgette.

Las ultimas letras estaban temblando, y poco después de terminar la carta Bridgette se encorvo presa de un nuevo ataque de tos, Justine que estaba sentada al otro extremo de la habitación se levantó y tomo un pañuelo para limpiarle la sangre que aún quedaba en su rostro cuando el ataque termino.

- ¿Quiere que le lleve la carta al joven Félix? – Pregunto Justine, Bridgette miro la hoja de papel en su regazo y negó con la cabeza.

- No sé si sería lo más preciso, se ha manchado de sangre y mi enfermedad es contagiosa.

- Pero el joven Félix ya la ha venido a visitar muchas veces... - Justine se detuvo recordando las palabras que le había dirigido Bridgette al muchacho la última vez que se vieron -. Además nadie se ha contagiado.

Bridgette pareció pensarlo, tenía sentido que nadie se contagiara de su enfermedad, esta no era natural y de no haber alterado el tiempo nunca hubiera sucedido. Temió en ese momento la reacción de Félix, temió que se culpara de su padecimiento.

- ¿Puedes ponerla en un sobre? – pregunto Bridgette entregándole la hoja de papel a Justine. La muchacha hizo lo que se le pidió y Bridgette la guardo en uno de sus cajones -. Dásela a Félix después de que yo muera... mucho después.

Justine asintió y tomo las manos de su patrona que era para ella más una amiga que su jefa y la miro dormir.

Tres días después Bridgette murió, su rostro que hace mucho tiempo estaba pálido y enfermizo se pintó al fin mostró una expresión de tranquilidad.

Durante el funeral Justin vio a lo lejos a Félix, el chico parecía tan sereno y poco interesado por lo que pasaba a su alrededor que se sintió molesta con él por no llorar a Bridgette pero todos se retiraron y miro por última vez a Félix supo que durante todo el sepelio había estado fingiendo.

No volvió a verlo nunca desde ese día, Bridgette había dicho "Dale esa carta mucho después de que yo muera" ¿Cuánto era mucho después? ¿Un año? ¿Diez? ¿Cinco meses? Justine se debatió entre si debía entregarle ya el sobre a Félix, pero antes de que se decidiera llego la terrible noticia de la muerte del joven.

Un accidente era la versión oficial, durante un viaje el carruaje había volcado y caído por un barranco, llevándose la vida de cuatro de los jóvenes protegidos del Duque Archambault, pero el puesto privilegiado del conde de Valois, el viudo de Bridgette para el que todavía trabajaba Justine, le permitió enterarse que en realidad habían muerto por un ataque de una quimera.

Luego del funeral se quemaron todas las pertenencias de Bridgette debido a que su enfermedad era contagiosa, pero los libros de magia negra se salvaron porque estaban bien escondidos, y la carta, se la guardo Justine en el bolsillo mientras recogía todas las pertenencias de la joven difunta.

Años después cuando ya era una mujer casada y Claude se quedaba en su casa para recuperarse de sus heridas, por casualidad le vio meter una carta en el Bargueño que hace años le había pedido guardar porque las pertenencias de Félix serian o bien donadas o bien se las entregaría a otro miembro de la hermandad. "Bridegette ¿Crees que quizá así algún día lea lo que le escribiste?" pensó sacando se su joyero la carta "Él debe estar ahora junto a ti Brid, espero que hayan podido encontrar en la muerte el amor que nunca pudieron disfrutar en vida". Una mañana cuando fue a llevarle el desayuno a Claude lo encontró dormido, saco la carta y la metió en uno de los cajones del viejo mueble antes de despertar a su huésped para el desayuno.

La carta se quedó allí muchas décadas, durante todo ese tiempo Claude nunca reparo de que había una extraña carta en ese lugar y si lo hizo tal vez pensó en que su amigo la había colocado allí.

Cuando finalmente llego el tiempo al que Félix debió llegar, solo las criaturas más mágicas lo notaron, las que estaban lejos apenas lo sintieron, y dentro de la caja de los miraculous la extraña distorsión en la realidad no fue perceptible pero la mañana del primer día de clases tres kwamis se levantaron después de haber experimentado algo muy similar a la parálisis del sueño.

Plagg olvido la horrible sensación comiendo queso, Wayzz le hablo al maestro de su problema y este lo examino, Tikki fue junto a Marinette a consultar con el maestro que había pasado, pero no encontraron respuesta.

Algunos meses después de eso Félix leía sentado en su cama la carta que hace dos siglos su primer amor le había escrito, cuando termino de leerla toda hecho la cabeza hacia atrás y cerró los ojos, luego de sentirse conmovido su culpa se disipo.

Jurándose no olvidar nunca a Bridgette y queriéndola como desde hace mucho tiempo no lo hacía, queriéndola pero sin estar ya enamorado de ella, busco en su armario su ropa y luego de vestirse corrió fuera de su buscando a la jovencita que ahora ocupaba por completo su corazón.