Capítulo 68: Libros prohibidos.

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Los días solían pasarse entre leer, ir a la iglesia y cocer... hacia pocas más cosas al día, incluso había dejado de lado su gusto por la equitación y se había quedado en casa.

Luego de la última vez que vio a Félix intento encontrar una explicación a todo lo que había pasado, leyó y consulto a todas las personas que sabían algo sobre cosas sobrenaturales. Fue a la hermandad pero aunque interrogo a Allegra todo lo que pudo, la chica no sabía nada, ella no tenía ni una gota de magia en su sangre así que nunca había recibido ni la más insignificante instrucción sobre esos temas.

- Creo que podría preguntar si alguien sabe algo de lo que te está pasando – dijo Allegra, Bridgette le sonrió con entusiasmo.

- Te lo agradecería muchísimo, pero por favor se discreta no quiero llamar demasiado la atención – Allegra asintió sin entenderle, Bridgette había sido muy poco especifica con sus preguntas y solo le había dicho que necesitaba alguien que pudiera explicarle como vio un amigo (Porque no le explico quién era) que estaba de viaje muy lejos, pero que se veía diferente a lo habitual.

Luego de despedirse de su amiga, regreso a su casa cabizbaja, pero una anciana que nunca supo de donde salió se le acerco.

- Te leeré las cartas jovencita – dijo la mujer.

- No creo en esas cosas... - susurro Bridgette ignorándola, pero ella le tomo del brazo.

- Creo que estás buscando algo... algo mágico.

- ¿Cómo lo ha sabido?

- Puedo ver cosas que la demás gente no ve – dijo la mujer, aunque en realidad escucho parte de la conversación que tubo Bridgette con Allegra en la puerta antes de despedirse.

- ¿Sabe dónde pueden ayudarme a entender porque un día toda la gente comenzó a actuar como si yo estuviera muerta? – pregunto y la mujer que no era una estafadora por completo se detuvo a examinarla, entonces empalideció y dio media vuelta, esta vez fue Bridgette quien le tomo del brazo -. ¡usted sabe algo! Dígame lo que sabe... se lo pagare.

- Sera mejor que no lo sepas...

- Le pagare – repitió Bridgette ofreciéndole unas cuantas monedas de oro.

- Bien – dijo la mujer viendo el dinero -. Hay un brujo que sabe de eso...

Al día siguiente Bridgette fue a la dirección que le dio la mujer, se esperaba que fuera un barrio peligroso pero se sorprendió al darse cuenta que no estaba tan lejos de su casa. Cuando llamo a la puerta una mujer de mediana edad le abrió, Bridgette pregunto por el supuesto brujo.

- Sube por allí – dijo la mujer señalando unas escaleras, nerviosa y atemorizada Bridgette le hizo caso ¿Habría hecho bien en venir hasta ese lugar?

- Buenos días señorita ¿en qué puedo servirle? – dijo un hombre de unos treinta y tantos, que estaba sentado en uno de los sillones de la sala.

- ¿Es usted un brujo? – pregunto temerosa.

- Prefiero el termino mago – dijo el hombre sonriendo -. Si lo soy ¿Qué es lo que bienes a buscar?

- Hay algo que no entiendo – el hombre levanto las cejas como pidiéndole que continuara -. Hace casi un mes vi a un amigo mío que debería estar de viaje por Asía, se veía diferente, mayor de lo que recordaba.

- ¿Qué tan mayor?

- Cerca de dos años – explicó Bridgette -. Fuimos a pasear y cuando regrese todo el mundo en mi casa parecía estar de duelo, todos hablaban diciendo que yo había muerto, pero... sigo viva.

- Déjame sujetar tus manos – dijo el mago extendiendo sus manos hacia Bridgette, ella que dudo un poco antes de sujetar las manos del mago, el hombre cerro los ojos -. Tienen razón tu no deberías estar viva, tu tiempo llego hace rato.

- ¿Pero entonces porque sigo viva?

- Creo que ese amigo tuyo tiene algo que ver – dijo el hombre -. Pero no sabría cómo... no hay ningún conjuro que te permita volver atr... espera... si hay uno ¿Qué clase de persona es ese amigo tuyo?

- Pues... es un chico muy amable, aunque no le gusta mucho hablar, es muy bueno escuchando y también es muy responsable...

- ¿Estas enamorada de él?

- ¿Qué? ¡Claro que no! – negó Bridgette.

- No me mientas, no puedes engañarme.

- Estoy casada- dijo Bridgette firmemente.

- No te he preguntado eso, a lo que me refiero es a si lo amas – Bridgette desvió la mirada.

- Más que a nadie.

- ¿Y él te correspondía?

- No vine aquí a hablar sobre esas cosas – dijo dándose media vuelta.

- ¿Quieres o no saber porque deberías estar muerta? – con frustración Bridgette se sentó.

- Si quiero.

- Entonces responde ¿Te correspondía?

- Si – contesto cortante.

- Bien... creo poder adivinar lo que paso – el mago tomo un libro de una de las estanterías, lo abrió y se lo tendió a Bridgette para que esta lo examinara.

- Aunque la existencia de fantasmas es un mito... hasta donde se, la muerte si deja un hilo de energía muy poderoso, mediante a un ritual se puede llamar a la sangre vieja, luego se hace un sacrificio y esta te transporta al momento en que fue derramada, en otras palabras se puede viajar en el tiempo, es lo que creo que hizo tu amigo...

- ¡Félix no mataría a nadie!

- Es lo que amo del amor – dijo medio riendo el mago -. La gente hace locuras por amor... por ti ¿Hasta dónde sería capaz de llegar él?

Bridgette no contesto, se sintió culpable ¿Félix habría hecho una cosa así por ella? ¿Y qué le ofrecía ella a cambio? Nada...

- Cuando te salvo intervino en algo que ya había pasado... si bien el futuro aún no está escrito, es frágil, por eso esa magia es un tabú.

- ¿Es magia negra?

- Exactamente.

- Pero ¿si no se podía alterar como logro hacerlo?

- Por la magia, pero todo tiene un balance, los poderes capaces de modificar la realidad son muy peligrosos, usarlos sin medir las consecuencias puede traer cosas peores cuando el equilibrio intenta volver a su cauce.

- ¿Dónde puedo conseguir esos libros?

- ¿Para que los quieres? ¿Es que acaso hay magia en tu sangre?

- No la hay... pero quizá con practica – dijo Bridgette, quería comprender que estaba pasando, a su alrededor la gente decía que la magia negra era mala... Pero quizá esos hechizos prohibidos le mostraran una forma de apaciguar la tristeza que desde su matrimonio la había acompañado.

- Puedo conseguírtelos – dijo el mago, sabía que esos libros en las manos de alguien sin magia eran casi completamente inútiles pero ¿Por qué no darle unos cuantos? -. Pero no son baratos.

- Mi esposo es conde, tengo todo el dinero que usted quiera.

- Perfecto mañana te haré llegar un par de libros – dijo el mago -. De momento esos rubíes pagarían la consulta de hoy y la mitad de los libros de mañana.

Bridgette se sacó los aretes y el collar, se los entregó al mago sin ningún rastro de vacilación, si Félix se había metido en la magia oscura para traerla de vuelta, ella de alguna forma le devolvería el favor.

Al día siguiente los libros llegaron, Bridgette los escondió entre sus vestidos, lejos del alcance de su marido, los estudio cada noche, pero ni el estudio de la magia prohibida, ni la adrenalina de tener escondidos textos tan peligrosos logro salvarla del hastió de su vida de casada.

No importaba cuantos libros leyera, estar en esa casa le seguía asfixiando y poco a poco perdió su buen humor, ya no sonreía, dejo de rezar por estar convencida de que su alma estaba condenada, dejo de intentar parecer enamorada de su esposo y era muy estricta con las empleadas.

Secretos y omisionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora