Capítulo 28: Petit Palais

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Gabriel Agreste había llegado a la conclusión que esos lobos habían venido por él, la ira lo invadía ¡Como habían podido robarle su miraculous!

¿Cuándo se lo habían robado? ¿Cómo lo habían hecho? No recordaba todo detalladamente él ataque fue tan sorpresivo que pudo habérselo robado cualquiera.

Adrien estaba preocupado por su padre, había intentado llamar varias veces a la puerta de la oficina pero Gabriel se había negado a atenderle. Félix por su parte sabía lo que le pasaba al señor Agreste, pero para mantener las apariencias había intentado hablar con su padre algunas veces.

- Haremos un evento mejor – había dicho Félix con tono tranquilizador -. Ninguno de los invitados nos culpa por el desastre del evento, los akumas de Hawk Moth han hecho cosas peores a la que hicieron en nuestro evento.

Gabriel no había contestado pero Félix cada vez que lo veía le recordaba que no era su culpa sino la del terrible villano de París... ¿Por qué torturaba a su supuesto padre de esa manera? Ni el mismo lo sabía, quizá solo lo molestaba para castigarlo por haber usado mal los miraculous.

Félix era consiente que necesitaba hacerse con el miraculous del pavo real y el libro, Gabriel Agreste estaba molesto pero en cuanto su ira pasara quizá se decidiera a usar el miraculous del pavo real.

Pero de momento no quería preocuparse por esas cosas, a sus diecisiete años había hecho todo menos ser un adolecente... o un niño, desde que la hermandad obtuvo su custodia, no... antes incluso, había tenido que dedicarse de lleno a ganarse la vida.

Ser un niño huérfano en el siglo XIX era prácticamente una sentencia de muerte, en especial para los niños más pequeños, había muchos niños y poco espacio, la comida era escasa y no se podía pedir más por miedo a ser castigado. Una día conoció a una banda de pilluelos que le regalaban todo tipo de comida, convencido por esto comenzó a salir con ellos y poco a poco comenzaron a enseñarle malas mañas, su suerte cambiaria cuando sus agiles manos de cinco años robaron un monedero, se alejó corriendo y creyó que jamás volvería a ver al hombre al que le robo... cuando reconoció a aquel hombre hablando con la dirigente el orfanato estuvo a punto de desmayarse.

Ese día imagino que tendría un castigo terrible, le pedirían que devolviese lo que robo... y ya no tenía ese dinero, se lo había gastado en comida para él y algunos otros niños del hospicio. Cuando lo mandaron a llamar entro temblando de pies a cabeza, pero luego de ver a la directora y aquel hombre que en aquel momento eran mucho más altos que él decidió que al menos conservaría su orgullo por unos minutos más he intento parecer lo más sereno posible... ¿Orgullo? ¿Podía permitirse tener orgullo un muchacho como él en ese siglo?

El hombre al que había robado parecía divertirse con su intento de parecer sereno, aquel hombre era Charles Maurice de Talleyrand y bajo un nombre falso dijo que quería llevarse al niño porque su esposa hace poco había perdido un hijo y creía que tal vez la presencia de otro chiquillo la animaría un poco, por supuesto aquellas palabras eran mentiras, en aquel tiempo poco interés se ponía a donde se llevaran a los huérfanos, Félix tuvo suerte y Monsieur Talleyrand fue a dejarlo bajo el cuidado de la hermandad.

Ahora que podía relajarse y pensar en disfrutar de su adolescencia, quería dejar atrás los problemas que no le correspondían pero que quizá por algún deber moral había asumido como suyos, como por ejemplo, que el miraculous del pavo real y el libro estaban en manos de Gabriel Agreste ¿Qué habría pasado con el templo de China?

Esa mañana se encontró con Marinette fuera de la casa de esta, saludo cortésmente a sus padres y ambos jóvenes caminaron juntos al lugar donde la chica había quedado en encontrarse con sus amigos. Poco a poco Félix comenzaba a acostumbrarse al sentido de la moda de este siglo, quizá fuera porque ahora eran novios pero ya no se avergonzaba de mirar a Marinette usando ropa tan ligera... aunque quizá influyese en este comportamiento la ropa más abrigada que comenzaba a llevar la gente debido a que el invierno comenzaba a acercarse.

Secretos y omisionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora