XVIII

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Gabriel bajo por el ascensor que había oculto en el piso de su despacho, el cual se activaba presionando unos botones que estaban escondidos en aquel cuadro pintoresco que el admira día a dia, al llegar a destino camino por un largo pasillo, encontrándose al final de este con una cápsula que se asemejaba a un ataúd el cual reservaba el cuerpo de su esposa.

─Emilie amor─ musitó dejando unas flores a sus pies, cada visita le dolía más, su única oportunidad de traerla de regreso se volvía tan lejana, esos héroes hacían demasiado bien su trabajo, en la última semana habían vencido a todos los akumas que este había enviado ─Mis esfuerzos no son suficientes, si tan solo pudiera usar el otro miraculous─ se lamento apegando su frente sobre el vidrio de la capsula ─Los escritos dicen que esta dañado, podría significar un gran peligro para a su portador, además de que no podría arriesgarla a ella también─ suspira y se separa del vidrio, retrocediendo unos centímetros ─Nuestro hijo la estima mucho, se volvió una madre para el, no tengas celos, aun te recuerda y siempre seras su madre─ baja la cabeza ─La adora porque es su cómplice, su amiga, su confidente, si no fuera por ella creo que Adrien jamás habría podido superar tu partida─ se gira y le da la espalda al cuerpo inerte de la rubia ─De todas formas no tenes que preocuparte, tengo un plan, que la involucra de una forma segura, tengo la fe y la certeza de que aceptará, también te quiere devuelta, después de todo, estos años siempre supo lo que estaba haciendo y lo mantuvo en secreto─ baja la cabeza ─Prometo que haré todo lo que este a mi alcance para traerte de regreso, así tenga que akumatizar a toda la ciudad, correré el riesgo

El hombre camino por el pasillo nuevamente, pero no subió al ascensor, por el contrario siguio en otra dirección tomando otro pasillo, este conducía a un lugar cerrado, y bastante obscuro, aquel espacio era lo que este llamaba su guarida, lugar en donde cargaba sus akumas de poder y los enviaba tras su víctima quien estaría deseoso de venganza y aceptaría gostoso la propuesta suya de entregarle poder a cambio de las joyas.

Lamentablemente hoy no era uno de esos dias, por desgracia no había ninguna emoción negativa en toda la ciudad, era extraño pero así era, por hoy tomaría un descanso y se limitaría a meditar todo lo que habia hecho hasta el momento.

Mientras este meditaba, arriba en la mansión, el rubio y la azabache intercambiaban palabras acerca de la situación del platinado, el joven argumentaba que era momento de encontrarle una compañera que pase tiempo con el, la asistente se negaba rotundamente, argumentando que esa casa tenia una sola dueña, y esa era la difunta Emilie.

─Creo que deberíamos buscar a una buena candidata─ volvió a insistir ─Mira. . .yo pronto entraré en la universidad, y si a ti te va bien con Paul, seguramente te iras a vivir con el, papá va a quedar solo en esta inmensa casa, necesita de alguien

─Te digo que no es necesario, además estas dramatizando todo, no me ire─ concluyó enojada ─Lo de Paul es solo una cita, no me estoy por casar─ agrego con más molestia

─Pero con una cita se empieza─ replicó el en tono burlón

─¿Y tu que sabes?─ cuestionó con su enojo en aumento, aveces esta sin darse cuenta se ponía a la altura del modelo

─Soy la voz de la experiencia─ musitó cerrando los ojos y llevando su mano derecha a su pecho

─Lo dice el soltero que tuvo cero novias─ acotó en tono sarcástico ─Lo siento─ agrego rápidamente

─No te disculpes, ya te dije que adoro a esta Nathalie─ ríe ─Ya tendré novia algún día y veras que mi experiencia dará sus frutos

─No lo olvides todo comienza con una cita─ automáticamente se quedo callada acababa de repetir lo que el había dicho

Miraculous: El precio de nuestro amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora