Miraculous: El precio de nuestro amor.

LXXII

Nathalie y Marinette pasaron toda la mañana juntas, ya siendo el medio día ambas almorzaron en un restaurante bastante pintoresco, muy cerca de la avenida santa fe, por elección de la mayor decidieron probar un plato típico Argentino, milanesas con papas fritas, la ejecutiva había leído en un foro que esta era la comida más exquisita que un turista podía probar y ella no sería la excepción.

─Estuvo delicioso─ comento la franco china terminando el último bocado de la delicia Argentina

─Si, necesito que lleven urgente esto a Paris─ replicó la adulta también terminando la última porción del platillo

De pronto el celular de la azabache sono, esta lo tomo y miro la pantalla antes de contestar, era su novio, ¿recién ahora se daba cuenta que ella no estaba?, ese hombre no pierde la cabeza porque la tiene pegada, después de rodear los ojos contesto.

─Gabriel─ musitó en tono frío, ni siquiera ella sabia porque hablaba asi

─Cariño. . .siento molestarte, pero acabo de despertar, no se donde estas y los chicos me dicen que te fuiste temprano con Marinette─ hablo en tono preocupado

─Si, perdón por no avisarte─ suspira cambiando su tono, ahora era más cálido, pensó que le iba a reprochar su ausencia, las viejas costumbres aveces no se olvidan, después de todo esta era la primera llamada que tenían tras volverse novios ─Volveremos en un rato, teníamos que despejarnos

─Entiendo. . .te veo luego entonces─ hace una pausa ─Te extraño. . .

─Yo también, te veo luego─ repitió con ternura y luego colgó

─Es hora de volver─ susurro la chica bebiendo algo de agua

─Por ahora si─ rodea sus ojos ─Pero antes pasemos por la agencia de viajes que hay aquí a unas cuadras─ mira el celular ─Quiero preparar el vuelo para mañana

─¿¡Mañana!?─ exclamó la chica asombrada, no se imaginaba que iban a volver tan pronto

─Si─ respondió con tranquilidad, llamando al mozo para pedir la cuenta ─Quiero volver cuanto antes a Paris─ suspira ─No me quiero quedar un minuto mas─ agrego mientras veía como el hombre se paraba cerca de su mesa, esta le extendió la tarjeta y pago

─Esta bien, ¿pero no cree que es algo pronto?─ pregunto levantándose

─Nos iremos a la noche─ contesto tranquila ─Tendremos tiempo de hacer una ultima vuelta─ guiña un ojo

Las dos se toman del brazo y comienzan a caminar hacia la agencia de viajes, se habían vuelto muy buenas amigas en estas últimas horas que pasaron juntas, después de todo tenían muchas cosas en común, la principal, amar a los Agreste.

Mientras estas caminaban, de lejos los seguía aquella extraña mujer que en la mañana merodeaba por el hotel, estuvo bastante tiempo mirándolas, analizando cada movimiento, para saber que hacían, todo con un mismo propósito, conseguir las joyas que gracias al destino habían llegado hasta su ciudad natal.

Después de varias horas de caminata, Marinette y Nathalie llegaron al hotel, ambas con dos bolsas en cada mano, su última parada había sido en un centro comercial, habían comprado ropa y zapatos para lucir en París; al llegar se encontraron con Gabriel sentado en la sala que había allí, leyendo un libro de forma tranquila, a su lado estaba la pareja de morenos jugando a un video juego, y en la otra punta la rubia mimada hablando por teléfono.

─Regresamos─ hablo la adulta llamando la atención de todos los presentes

─Amor─ dijo el platinado bajando su libro y concentrando su vista en la fémina ─¿Se divirtieron?─ pregunto observando ahora las bolsas

─Claro que si─ mira a la joven ─Fue un día bastante productivo─ ríe

─La pasamos muy bien─ acotó la peliazul sonriendo también

─Me alegro─ replicó el diseñador con tranquilidad, temía que esa chica se deprimiera por culpa de su hijo

─Antes de ir a descansar, quería avisarte que ya saque los boletos de regreso─ se acerca a su novio ─Volvemos mañana en el vuelo nocturno de las diez─ besa su mejilla

─Excelente cariño─ le sonríe ─Prepararemos la ultima salida entonces─ rodea su cintura con su brazo para apegarla a el ─Alya y Nino sugirieron visitar el cementerio de Recoleta─ mira a los morenos, mientras se percata que Marinette se fue hacia las habitaciones

─Leí que es una de las atracciones más visitadas─ comento sorprendiendo a su pareja ─La arquitectura y la historia del lugar son magníficas, creo que será una buena última salida─ sonríe

─Es ridicula─ bufo la ojiceleste escuchando la conversación ─Ir a un cementerio, que asco─ se quejo

─¿Tiene miedo señorita Bourgeois?─ cuestionó la de lentes con una sonrisa ladina pintada en su rostro

─¿Como te atreves a insinuar eso?─ bufo nuevamente ─Despedida─ soltó enojada

─No puedes despedirme─ ríe mirando al platinado─Soy la novia de Gabriel esto no es un trabajo─ replicó astuta, Chloe se sintió una tonta, debía olvidarse de las muletillas que su madre le habia pegado o la ridícula ahora sería ella

─Perdón Nathalie─ se disculpo ─No fue mi intención hablarte asi─ agrego muy arrepentida, después de todo cuando era niña esa mujer la cuido más que su propia madre, las veces que estuvo de visita en la mansión

─Tranquila─ se acerca a ella ─Solo aprende a ser tu misma y tal vez veras que es mucho mejor que actuar como ella─ guiña un ojo, no quería mencionar a Audrey

─Esta bien─ le da un rápido abrazo

─Bueno iré a deacansar─ advirtió encaminandose al ascensor

El Agreste mayor le dio otro rápido beso y luego la observó marcharse, la azabache entro en el ascensor y preciono el boton con el numero del piso en el que tenían sus habitaciones, las puertas se cerraron y tras escuchar unos minutos esa odiosa música de ascensor, llego al piso tres.

Al salir se percato que Adrien estaba parado frente a la puerta de la habitación de las chicas, con su frente apoyada sobre la madera y una de sus manos dando leves golpes, la mujer rodeo sus ojos, tomó aire, y se acercó al adolescente. 

─¿Que estas haciendo?─ pregunto usando su tono frío de asistente

─Nathalie─ dijo separándose de la puerta ─Quería hablar con Marinette─ explicó sin rodeos, sabía que con ella no podía mentir

─Ven─ extiende su mano, el chico la toma ─¿No te parece que ya causaste mucho daño?─ pregunto mientras hacia que el caminara junto con ella

─No entiendo como puedo causar tanto daño siendo sincero─ se quejo saltándose del agarre ─¿Querías que le mienta, que la acepte cuando no lo siento?─ pregunto clavando su mirada esmeralda en sus ojos

─Entiendo que fuiste sincero, pero aveces no se necesita sentir para dar una oportunidad─ suspira ─Si de verdad no la quieres dale espacio, lo necesita─ hace una pausa ─Pero si aquí sientes algo cada vez que la vez─ apoya su dedo en su pecho, en donde se supone que esta su corazón ─Mejor que intentes arreglar las cosas

─¿Como sabes que me duele cada vez que la veo?─ cuestionó desviando su mirada, la adulta sonríe

─Yo no lo se─ ríe, el chico se ruboriza ─Solo te aconsejaba─ abre la puerta de su habitación ─Es una buena chica, hablo en serio Adrien, si no sabes que diablos te pasa mejor dale espacio, no merece derramar más lágrimas por culpa de tus inseguridades─ concluyó entrando en la recámara y cerrado la puerta con algo de fuerza, dejando al rubio sumamente confundido parado en el pasillo.