XXIV

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Gabriel y Nathalie se habían encerrado en el despacho que tenía el diseñador, el menor tras la orden que le dio su padre se encerró en su habitación, sin antes desearle suerte a su asistente para que no sea tan regañada.

─¿Donde estaban?─ dijo con tono cevero, mirando fijamente a la mujer, lucia preciosa pero no podía pensar en eso ahora mismo

─Salimos─ replicó en romo bajo

─¿A donde?─ cuestionó

─Cerca de su akuma─ lo ataco para preocuparlo

─¡¡No puedo creer que estuvieran ahí, pudieron lastimarse!!─ exclamó con enojo

─¿La culpa es mía?─ se defendió, el hombre bajo su furia un poco en parte la culpa era toda suya

─Estoy harto de perder, estoy harto de que hagan las cosas a mis espaldas─ suspira ─¿Es mucho pedir que me avisen que se van?

─¿Nos habría dejado?─ replicó astutamente

─Esto no es un cárcel, pueden salir, siempre y cuando Gorilla este allí─ se calma ─No quiero que les pase nada─ suspira

─Gorilla no hizo falta, tuvimos a alguien cuidando de nosotros─ se excusó bajando su vista

─¿Quien?─ musitó con severidad

─Tuve una cita con el señor Kurtzberg─ dijo decidida y en tono firme, volviendo a levantar su mirada para hacer contacto con su jefe ─Y como Adrien es buen amigo de su hijo, ambos nos acompañaron; Paul fue quien nos cuido, y lo hizo de una forma heroica─ finalizó en tono desafiante

─¿Desde cuando usted tiene citas que no tengan que ver con la empresa?─ se quejo molesto, ella intento hablar pero el no la dejo ─Tendré que hablar con ese hombre, y hacerle saber que no puede molestar aquí

─Señor Agreste con todo respeto─ lo interrumpió ─Mi intimidad no es asunto de la empresa, no hay nada que usted tenga que hablar con Paul─ finalizó parándose

─Paul. . .que nombre más bulgar─ replicó parandose también, luego suspira y rodea sus ojos ─Lo siento─ se disculpo al ver la cara de pocos amigos que tenía su asistente ─Sabes como me pongo cuando pierdo─ hace una pausa ─No fue mi intención tratarte así

─Lo perdono─ contesto cruzándose de brazos ─Necesito alguien a mi lado─ comento viendo hacia un costado ─No puedo permanecer aquí pasando el resto de mis días en soledad como si yo también estuviera haciendo el duelo de Emilie─ sentenció molesta, para el rubio eso fue un puñal, no tenía ni la más remota idea de como se sentía su asistente

─Prometo que pronto las cosas cambiarán; y podrás estar con. . .Paul─ dijo su nombre con receló, dentro de él había un sentimiento extraño, no entendía por que pero su molestia volvía al nombrar a ese hombre

─Lleva tres años con esto─ replicó sin mirarlo ─¿Que hace las cosas diferentes ahora?─ concluyó con un notorio enojo

─Tengo un plan que no fallara─ dijo saliendo desde detrás de su escritorio, parándose delante de la vista de la mujer, esta giro su cuerpo para quedar frente a el ─Te necesito Nathalie─ suplico con un ligero tono de arrepentimiento

─Sabe que lo ayudare hasta el final─ respondió cambiando su semblante a uno mas relajado

─Pronto─ hablo con seriedad ─Se realizará el día de los héroes, como todos los años─ la mujer atiende ─Necesito Akumatizarte para que me ayudes ayudes liberar una orda de Akumas

─¿A mi?─ pregunto asombrada

─Si, a ti─ suspira ─Serás el Akuma perfecto, necesito lealtad y nadie mejor que tu para eso─ concluyó decidido

─Acepto─ respondió pintando una sonrisa falsa en ella

─Excelente─ regresa a su lugar y se sienta ─Necesito que hagas algo por mi─ le entrega una tableta con la foto de una chica en ella ─Ella es Lila Rossi, la única de mis akumatizados que odia verdaderamente a Ladybug, y aún lo hace─ hace silencio la mujer toma el dispositivo y observa la fotografía ─La primera fase de mi plan es cultivar un gran odio en ella que sea tan grande como para poder akumatizarla otra vez y el resto es historia─ concluyó sonriendo

─Sus deseos son ordenes señor─ replicó girandose

La mujer se retiro dejando a su jefe con la palabra en la boca aun no había terminado de hablar y detallar su plan.

─Nathalie. . .¿por que estas asi; distante, distraída, fría?─ suspira ─¿Que me pasa, desde cuando me importan tanto sus actitudes?─ se quejo mirando hacia el cuadro, y otra vez no paso nada

Mientras Gabriel se quejaba de los sentimientos que ahora sentía dentro suyo, la asistente subía las escaleras a paso apresurado, camino por el largo pasillo ignorando a Adrien quien salía de su habitación tratando de decirle algo y entro en su recámara resguardandose alli.

─Debi decir que no─ se lamento recostadose sobre la puerta ─Debi decir que no─ repitió cerrando sus ojos

La azabache se alejo de la pueta y se recostó en su cama sin molestarse en cambiarse, nuevamente había vivido grandes emociones, otra vez por culpa de Gabriel y Paul, si esto seguía asi pronto estaría al borde del colapso. 

Miraculous: El precio de nuestro amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora