XLIII

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Gabriel tenia frente a sus ojos, a Nathalie acostada en su cama dormida, abrazando a su hijo quien también dormía plácidamente, de pronto le entro un miedo terrible, temía que esos dos hayan hecho cosas que no debían mientras el estuvo fuera, luego borro esos pensamientos, era imposible, aunque Nathalie fuera una mujer bastante joven, era incapaz de hacer algo asi, Adrien era como su hijo desde que Emilie se fue, y nunca haría tal cosa, ¿pero y si lo hizo?

─¿Que esta pasando aquí?

Grito ante tanto pensamiento; los contrarios saltaron de sus lugares aturdidos, no entendían nada de lo que sucedía, ni porque los habían levantado así.

─¿Adrien que estas haciendo aquí?─ se quejo la mujer al darse cuenta de lo que pasaba ─Señor Agreste regreso─ musitó cuando se percató que el diseñador fue quien los levanto

─¿Me pueden explicar que hacen?─ cuestionó el hombre cruzándose de brazos

─Yo puedo explicarlo─ hablo el modelo levantándose, la mujer lo miraba confundida ─Nathalie enfermo, en la mañana tenía mucha temperatura, tuvo que venir el medico─ comenzó a explicar, la asistente al escuchar eso llevo su mano a su frente para medir su temperatura, estaba normal ─Cuando le di su medicamento me confundió con alguien y me pidió que me quedara con ella, no pude decirle que no y creo que me dormí también─ concluyó riendo y rascando su nuca por la incomodidad

─Esta bien─ suspiro aliviado el de lentes, la azabache se recostó bien, y se tapó hasta el cuello, su cuerpo se sentía cansado a pesar de que la temperatura estaba normal ─Perdón por reaccionar asi─ se disculpo entrando un poco más en la habitación

─Regresaste antes─ comento el modelo cayendo en cuentas de que este no debía estar ahi

─Si, mañana solo había una sena presencial de despedida, no hacía falta que me quedara─ suspira otra vez ─¿Se divirtieron sin mi?─ pregunto sorprendiendo a su hijo

─Supongo─ contesto extrañado

─¿Como esta?─ dijo clavando su vista en la mujer que intentaba descansar detrás de estos

─Bien, debe tomar su medicina cada ocho horas y estará como nueva─ hace una pausa ─Es solo un resfriado, nada preocupante

─¿Como pudo enfermarse si la temperatura esta ideal?─ cuestionó con algo de duda

─Aveces las enfermedades no están solo ligadas al clima, un disgusto o mal momento puede causarte un resfrío como este─ comento haciendo que su padre se sienta pésimo, ¿sería esto su culpa?

─Entiendo. . .espero mejore pronto─ hace una pausa ─Tendré que llamar a Lena para que la reemplace mientras se recupera

─¡No!─ exclamó la mujer e intento levantarse, pero su cuerpo no se lo permitió ─Estoy bien─ dijo en tono bajo haciendo fuerza para levantarse

─¿Lena no está?─ pregunto el rubio curioso

─No, su trabajo era asistirme durante la semana de los diseñadores, su tiempo termino─ contesto seguro de sus palabras ─Pero con Nathalie asi debo llamarla otra vez

─Por favor no─ interrumpió la ejecutiva con sus ojos cristalinos 

─Tengo una mejor idea, ¿por que no intentamos cambiar roles?─ sugirió, su padre no entendio ─Dejemos que Nathalie se quede aqui, y ella sea la jefa, y nosotros sus asistentes, solo por hoy, podremos arreglarnosla sin ella

─No lo se─ la mira, Nathalie seguía luchando por levantarse, pero estaba realmente debil ─Esta bien─ bufo rendido, no podía dejar que esa mujer se sobre esfuerce

─Excelente─ sonríe y adopta una pose seria, se acerca a la mujer y la mira fijamente ─Nathalie─ hablo imitando la seriedad con la que ella hablaba ─Hoy deberas quedarte aquí, estas enferma, si no cumples llamare a tu padre─ advirtió cerrando sus ojos sin salir de su pose serio, Gabriel casi deja salir una pequeña carcajada, de verdad sonaba como ella

─Déjate de bromas─ bufo apoyando sus codos en la cama

─Hablo en serio─ lleva sus manos a sus espaldas ─Es por tu bien, hazme caso o ajustare más tu dieta─ la intento chantajear

─Así es señora Sancoeur─ hablo Gabriel sumándose a las ocurrencias de su hijo ─Debe reposar, cancelare todas sus citas y reuniones─ concluyó serio

La mujer sonrió y se dejó caer en la cama, la aprobación de ese hombre y la certeza de que aquella mujer no volvería le daban tranquilidad, odiaba enfermarse porque se sentía inútil, pero el esfuerzo de ambos rubios la reconfortaba.

─Gracias─ musitó acomodándose en la cama

─Nada que agradecer─ replicó el ojiverde ─Le diré a Ana que te prepare una sopa especial para el resfriado, verás que te hará mucho mejor─ y tras decir eso salio con mucha rapidez del cuarto

─Es increíble que me chantajee con mis propias frases─ comento viendo hacia la puerta

─Aprende de la mejor─ musitó el platinado acercándose a ella ─Siento tanto que estés así─ se lamento

─No es su culpa─ dijo en tono aliviado

─Siento como que si─ se acerca a ella ─No se si te hará sentir mejor, pero te traje esto─ le entrega la caja que había sacado de su maleta

─Señor Agreste, no se hubiera molestado─ replicó tomando la caja, el contrario sonrió y no dijo nada, la azabache abrió el obsequió descubriendo un collar con un dije de pavo real y dos aretes en forma de pluma de pavo real, eran realmente hermosos ─Gracias─ susurro maravillada

─Las vi, y entenderás que pensé en ti─ hace una pausa ─No dude en traerlas para dartelas─ hace silencio

─Es un lindo detalle─ replicó ella, su animo estaba recompuesto ─Gracias─ repitió

─No me agradezcas─ se acerca a la puerta ─Ahora mejorate así podemos charlar de las cosas que pasaron en el encuentro de diseñadores─ abre la puerta

─C~Cl~Claro, en cuento me sienta bien iré a verlo─ dijo como si fuera una especie de promesa

El diseñador sonrió y salió de la habitación, cerrando la puerta con delicadeza, la mujer cerro la caja y la apretó contra su pecho abrazandola, como si fuera un objeto preciado que jamás quisiera soltar.

Miraculous: El precio de nuestro amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora