— Te quiero —
Buscamos nuestros asientos. Como sin de tres yo pido junto a la ventana, pero al parecer Cooper también, jugamos piedra, papel o tijeras. Nadie ganó, entonces Noah fue el que se quedó con ese lugar, mi chica en medio y yo en el asiento que está en el pasillo (que para mí es lo peor). Sin más estuve escuchando mi música mientras reviso por último mis redes sociales. En un instante sentí los ruidos de mis alrededores. Volteo. Ella tiene mi otro auricular. Pongo mi celular en modo avión, lo guardo en uno de los bolsillos de mi chamarra, me giro a verla (casi fulminando la) — ¿Te sobraron dulces? — cuestiono, ella me mira por el rabillo del ojo, de su bolsillo del pantalón saca todavía la envoltura con algunos en el interior —. Gracias — y por inercia (no sé qué es lo que tengo en mi maldito cerebro) besé su mejilla y comí como cualquier niño pequeño mis dulces favoritos. Miré a mi chica, quien parece estar petrificada por la acción que he cometido —.
« Sigo siendo el peor idiota de todo el mundo »
— Lo siento no quise... —.
« ¡¿Por qué carajos pides disculpas?! ¡No te disculpes por besarle la mejilla! »
Entonces vuelvo a acomodarme en el respaldo del asiento y llevándome uno de mis dulces a la boca. He de admitir que este momento ha sido el más incómodo en toda mi vida.
[ • • • ]
La noche ha caído. Noah está más muerto que cualquier cadáver (duerme como tronco), Skata está despierta mirando una película que ha recomendado la pantalla que está frente a nosotros. Tanto así que pidió una bolsa de frituras, soda, un café expreso, dulce de regaliz (que también es mi favorito) y más sklites.
Y yo sólo estoy tratando de conciliar el sueño. Cosa que no logro. Doy vueltas y vueltas en el asiento que no encuentro alguna posición agradable, encima mi celular le queda poca batería. Entonces guardo mis audífonos. Miro atento la película que está viendo, mejor dicho, serie.
— Por favor que no se besen, que no se besen — habla por lo bajo entretenida, pero sucede esa escena y se queja en voz alta, provocando que los pasajeros se quejen —. ¡Qué! ¡No es mi culpa que el personaje principal besé a la persona más odiada en la serie! — responde y vuelve a mirar la pantalla. Su actitud, su forma de expresarse me encanta —.
[ • • • ]
Terminó la serie, que desafortunadamente sólo contiene cinco temporadas y te deja con un final inconcluso. Hasta te llenas de coraje y te deja con la palabra en la boca, Cooper se acabó toda su botana (que también me compartió) ahora se encuentra arreglando el desastre en su asiento, lo reclina, se pone su cojín alrededor del cuello y me mira frenéticamente. Quizá mirar a cualquier parte, pensar en cualquier cosa y cerrar de vez en cuando los ojos la ayuda a dormir. A mi no. Yo necesito estar lo suficientemente cansado, estar cómodo y en un silencio total.
Es ahí que comienzo a apreciar cada facción de su rostro (como siempre). Si fuésemos novios le diría todo lo que adoro de ella, si se lo digo ahora lo tomaría como cumplido, porque sólo somos amigos.
Suspiro, me acomodo en mi lugar, miro el techo del avión por un momento.
— ¿No puedes dormir? — pregunta, a lo que yo niego. Se reincorpora, de la pequeña bolsa que dejaron que subiera al avión saca un frasco con píldoras —. Estas a veces las uso cuando tengo insomnio, tal vez te ayuden — tomo el frasco, en la palma de mi mano caen dos. Las llevo a mi boca, bebo de la poca agua que queda en mi botella —.
— Eres muy amable Cooper — mascullo —. Personas como tú deberían de existir —.
— Eres el primero en decirme eso — y sonrío cómplice —. Aún me pregunto cómo alguien como tú no tiene novia — río por lo bajo —.
— Te seré sincero. La única chica que quería que fuese mi novia era Millie — y sus ojos se abren como platos —.
— ¡No! — asiento —. ¡¿Enserio?! ¿Por qué? —.
— En la primera temporada de la serie tuve que besarla. Ella fue mi primer beso y apenas era un niño así que... Me enamoré de ella. Pero con el paso del tiempo me di cuenta de que sólo era un estúpida idea mía — explico —.
— Vaya. Tan joven dando tu primer beso, yo ni eso he llegado a dar. Ni siquiera me he enamorado Wolfhard —.
— ¿De cuántos años de diferencia estamos hablando? — se vuelve seria —.
— Yo apenas tengo catorce — contesta, casi me ahogo con mi propia saliva, tanto que no le creo. Parece que aparenta tenerlos, porque en realidad se ve como de mi edad —. ¿Y tú? —.
— Dieciséis — a lo que ríe sarcástica —.
— Vaya señor Wolfhard. Es un gusto saber la edad que tiene — dice burlesca —.
— Por favor Cooper, ni siquiera estoy tan viejo —.
— No, ya lo sé. Pero entre los dos tú eres el mayor. Espero no seas como de esos amigos mandones y sobre protectores — a lo que yo niego con una sonrisa ladina —.
— Lo prometo — de un momento a otro sentí mi cuerpo pesado, lleno de cansancio y con los párpados caídos —. Creo que las píldoras están haciendo efecto —.
— Dulces sueños señor Finn Wolfhard — se acomoda en su asiento, la oscuridad da mil vueltas ante mi vista. El sueño cada vez se apodera de mi, tanto así que ya desconozco en dónde estoy. Acomodo el respaldo de mi asiento con las pocas fuerzas que tengo, me cubro con mi chamarra (que horas antes me había quitado) y antes de que cierre los ojos por completo puedo escuchar un susurro casi inaudible —. Te quiero — por parte de mi chica, mi Cooper... Mi ______ —.

ESTÁS LEYENDO
M E A T R A E S ( Finn Wolfhard y Tú)
Ngẫu nhiênT/N _____ Cooper es una chica verdaderamente misteriosa, fría y de alguna forma interesante (así la describe Finn Wolfhard). Sobre todo no le gusta socializar, pero le gusta la compañía, aún que tenga puestos sus audífonos. Es... Diferente en pocas...