Capítulo 21

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— Feliz Cumpleaños —

Este el día menos esperado en mi vida. Festejar mis cumpleaños no me gustan del todo pero lo hago para que mis padres no se sientan mal, aparte no me gusta recibir regalos, porque siento que es dinero que desperdician en alguien insignificante. No me han parado de llegar felicitaciones en todas mis redes sociales, llamada de parientes lejanos y demás. Aunque ya saben, la única felicitación que quiero recibir es por parte de Cooper.

« Esa chica. Tan dulce, humilde y única »

Suspiro. Caigo en la realidad. Mi hermano me llevó a una tienda de música, dice que si escojo rápido o si deseo más de diez discos no me comprará nada. Entonces decido por llevarme solamente tres. Voy a sección a la que aparentemente casi nadie va o pasa por ahí de pura casualidad. Reviso disco por disco. Nada por aquí nada por allá. Aburrido.

Camino y camino dándole vueltas a la sección. En un estante alto encuentro un disco que me llama la atención, estoy por tomar lo y mi mano choca con otra de uñas pintadas de color negro, dedos blancos y largos. Giró a ver a la persona. Me disculpo, nos debatimos por quién va a tomarlo, al final parecemos dos grandes idiotas tímidos. Se lleva un mechón de cabello detrás de la oreja cabizbaja. Logro reconocerla.

— ¿Cassie? — es la chica del ascensor —.

— ¿Finn? — musita, ahora viéndome a los ojos —.

« ¡Recuerda mi nombre! ¡Sabe cómo me llamo! ¡Me recuerda! »

Aunque no sé porqué me causa felicidad interiormente.

— ¿Qué haces por aquí? — pregunta manteniendo una pequeña sonrisa —.

— Mi hermano me trajo. Es mi cumpleaños así que quiso comprar me algo que yo escogiera — explico —.

— Que bien — toma el disco entre sus manos y me lo extiende —. Es todo tuyo. Considera lo como si te lo estuviese regalando — sonrío de lado. Lo tomo —.

— ¿Y tú qué haces por acá? — cuestiono mirando de reojo una que otra el vinil —.

— Vivo en Atlanta. Decidí escapar de mi casa a tener una loca aventura y... Te encontré a ti y de nuevo pasó — asiento —.

— Interesante — musita —. Como sea, ya debo irme. No debo tardar mucho. Fue un placer encontrarte de nuevo — me despido de ella, voy con mi hermano. Paga el vinil, salimos de la tienda y los vamos a casa —.

[ • • • ]

Llegué a casa. Aburrido sin nada que hacer, sólo toco mi guitarra para pasar tiempo. He intentado bajar a la sala pero me lo impide (tanto que siento que traen algo entre manos). No he recibido ningún mensaje ni llamada de mi dulce chica. Es lo único que quiero ahora. Decido dejar mi guitarra de lado, me coloco mis audífonos, tomo un libro de texto que no he leído hace años, la canción se reproduce. Mejor dicho la canción de ______ y mía.

Fix you de Coldplay.

A medida que leo los recuerdos aparecen como flash en mi cabeza, también el momento en que leía aquel libro cuando apenas tenía diez. El momento es tan melancólico que me detengo. Me levanto de la cama y observo por la ventana lo poco que me da de paisaje. Puedo notar un poco la entrada a la casa, van llegando personas. Noto la hora.

5:00

Apenas faltan cinco horas con treinta minutos para cumplir años. Es muy raro esto. Lo que menos deseé es que Millie se presentara (encima con su estúpido novio), llegó Gaten también y mis amigos de la banda. Pero realmente a quien espero es a ______ Cooper. Esa chica que tiene una gran historia por contar que no se compara con el resto de personas que conozco (aparte de la de Gaten). Y con su hermano, ese tierno niño que desearía que fuese mío. Lo cuidaría muy bien y le enseñaría todo lo que sé.

[ • • • ]

Suspiro. Faltan tres horas y ella aún no ha llegado. Me siento triste en cierta forma, escucho las risas y voces adultas que están allá abajo en la sala, también de mis amigos. En este momento odio todo, claramente no quería una fiesta, mamá y papá insisten; las personas igual. Este no soy yo.

[ • • • ]

Una hora. Ya estoy en la sala entrando poco a poco en el ambiente, hay varios regalos, el pastel en la mesa y una sencilla decoración en el comedor, cocina y sala. Cuento los segundos junto con los minutos. Me aburro estando aquí. Apenas han pasado cinco minutos. Veo un punto en específico.

« Si ella viene las cosas serían más fáciles para mí. No estaría aburrido, amargado y sentado en el sofá. La amo pero... Pareciera que actúo como el novio melodramático que no puede vivir sin su amada »

Quiero ver el mundo a su manera, quiero ver las cosas de una manera distinta. Deseo que ella me cambie.

[ • • • ]

Quince minutos. Aún no ha llegado. M estoy pudriendo de aburrimiento en esta fiesta, todos están animados menos yo. Quiero que llegue. Sería horrible si no llega, un gran golpe de la realidad de que los amigos no existen en este planeta, mi planeta.

La melancolía me invade y trato de camuflajear la con una sonrisa. Incluso las ganas de llorar comenzaron, todo esto me agobia. Cinco minutos en el reloj... No llegó.

Siento como el ferrocarril que iba avanzando por mi cuerpo junto con sus vías se descarrilan, se llevan consigo mis sentimientos por lo que alguna vez llegué a creer que sentí. Me siento en la mesa.

« Feliz Cumpleaños »

Pero la esperanza aparece cuando el timbre de la puerta suena. Me levanto y camino hasta ella lo más rápido que puedo, abro. Me abalanzo contra su cuerpo hundiendo nos en un abrazo. Creí que no vendría. Al separarnos beso su mejilla.

— Pensé que no vendrías — musito al borde de las lágrimas y una gran sonrisa —.

— Había tráfico — responde —. ¿Me dejarás pasar cumpleañero? — asiento, abro paso, entra, cierro la puerta y vamos al comedor —.

Vuelvo a sentarme. Encienden las velas, Gaten graba para algo que publicar en su historia de Instagram. Cantan la típica canción y sonrío un poco apenado. Lo único que pienso es en Cooper. Soplo las velas. Obligan a que pida un deseo, doy la mordida al pastel y comemos alegremente de este.

______ me lleva a un lugar más alejado de las personas, más tranquilo y discreto (mi cuarto). Cierra la puerta. Me mira detenidamente. Del bolsillo de su chaqueta de cuero saca una pequeña caja color vino. Me la extiende con un “Feliz cumpleaños”, lo tomo. Abro el regalo. Es una plumilla. Es de los Beatles, un gran detalle de su parte. Sonrío.

— Será mi plumilla de la suerte — mascullo —.

— ¿Por qué lo dices? —.

— Por que tu me la regalaste — vuelvo a guardarla y la mantengo en mis manos —. Gracias —.

— Espera... Se me olvidaba — ahora me extiende otra caja de color vino con varios garabatos de pluma —.

— George — dije obvio. La abro. Es una cadena en forma de guitarra que sostiene una nota musical —. Es muy bonito —.

— Él la escogió. Dijo que le recordaba a ti, lo compró y demás — la miro —. ¿Te gusta? — asiento —.

— Me encanta — la abrazo por la cintura, la levanto muy poco. Cuando la suelto nuestros cuerpos quedan cerca. Las respiraciones chocan y se mezclan —. Gracias por todo — nos miramos. Nos quedamos así por un tiempo. Cuando mis impulsos (otra vez) hacen que me acerque poco a poco para poder besarla —.

— ¡Finn! — grita Millie del otro lado de la puerta, está por entrar y nos separamos rápidamente —. Finn, ven a abrir tus regalos — habla mirando me y fulminando nos a ambos —.

— Si. Enseguida voy — se va y nos quedamos en un momento de tensión —.

— Creo que... —.

— Hay que ir — musito —.

— Si —.

M E    A T R A E S  ( Finn Wolfhard y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora