Capítulo 38

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— Malas noticias —

Narra T/N:
Regresé a casa con George después de varias horas (alrededor de las seis). Al llegar notamos a mamá y a papá sumidos en una seriedad a tal grado que la pudieras confundir con frialdad. Mi hermano fue a dejar sus cosas a su cuarto al segundo piso, dejé mi mochila a un lado junto con mi sudadera en el perchero de la entrada. No entendía qué era lo que pasa, ¿se habrán enterado de lo de Lucas? ¿Lo habrán visto en mi cuarto? Tal vez ya no debería ser tan estúpida para hacer ese tipo de cosas.

— ¿Qué ocurre? — atreví a preguntar. Ambos fueron al comedor. Como impulso los seguí, tomaron asiento y yo enfrente de ellos —. ¿Está todo en orden? — mi madre suspira —.

— Queremos decirte que... — toma la mano de mi padre (padrastro, pero lo considero uno) —.

— Nos mudaremos — completa él —.

— ¿A dónde? — no puedo creer que esto ocurra. Finn vendrá cuanto antes y no sé qué pasará si llega y no me encuentra —.

— A Australia — abro los ojos en demasía —.

— ¿Por qué? ¿Qué tiene de malo este lugar? — digo mientras me cruzo de brazos —.

— Tu padre biológico nos lo encontramos, se pospuso nuestra luna de miel. Lo mejor es que ustedes estén a salvo — ruedo los ojos —.

— ¿Qué tiene? Si nos ha estado buscando fue por algo —.

— Él es un estafador Cooper — habla papá —. ¿Qué tal si te manipula? ¿Si te mete en deudas? — niego con la cabeza —.

— ¿Ya olvidaste la vez que te abandonó? — no le conviene decir eso a mi madre. Río con ironía —.

— No olvides que tú hiciste lo mismo. Te dio igual si George y yo estábamos bien, no podía soportar el hecho de seguir viviendo en esa porquería de casa que llamábamos hogar — digo con ira —. Tú no eras quien consolaba a mi hermano, jamás te preocupaste por él, nunca lo arropaste o tuviste que soportar verlo llorar porque nadie lo aceptaba y mucho menos encajaba en la escuela — mis ojos se cristalizan, me levanto golpeando las manos en la mesa —. No curaste sus heridas cuando aprendió andar en bici, ¿por lo menos le enseñaste a sumar? ¿A dividir? ¿Fuiste a sus reuniones de la escuela? — rompo en llanto —.

— Cooper calma te — se acerca papá a lo que lo aparto —.

— ¡Alejate de mí! — mi mamá se levanta —.

— Para empezar Cooper, si trabajaba todo el tiempo fue para mantenerlos, recuerda quien te daba de comer e incluso a veces ni yo comía para que ustedes estén bien — carraspea —. Siempre supe que querías una vida de ricos pero te tocó vivir en las desgracias de alguien más — la voz se le quiebra —. Eres una malagradecida — comienza a llorar —. Ni creas que te mudarás con nosotros. Te quedarás aquí y pagarás la hipoteca —.

— No tengo dinero —.

— Pues aprende a valerte por ti misma — ambos se van al segundo piso. Me quedo ahí odiando me, siendo una maldita escoria —.

Voy a la sala, tomo un cojín y una pequeña sabana para dormir en el sofá. Al acomodarme en instantes consuelo el sueño sin poder olvidar la culpa y el gran peso que cargo en los hombros.

[ • • • ]

Me despierto viendo a mis padres yendo de un lugar a otro con varias cajas. La sala está algo vacía, me enderezo de golpe, veo el comedor y sólo se encuentra la mesa, las decoraciones que ambientaban el hogar ya no se encuentran, el televisor tampoco está. Me levanto y subo al cuarto de George. Sus juguetes han sido empacados al igual que las cosas que adornaban su cuarto. Este se encuentra sentado en la cama admirando el regalo que le había dado Finn años atrás. Su figura de acción de Dark Vidder. Me siento junto a él.

— Lo extraño — musita —.

— Yo también — contesto —.

— No me quiero ir sin antes verlo — comienza a sollozar —. Quiero estar contigo — llora casi gritando —. Has que mamá cambie de opinión —.

— No puedo George. Es un proceso complicado — lo abrazo —. No tengo dinero para pagarle a un abogado, debo de ganarme la vida trabajando —.

— Por favor Cooper, me prometiste que estaríamos juntos — acaricio su espalda —.

— Ya lo sé — suspiro —. Pero no hay otra opción — este se aleja, limpia sus lágrimas y voltea a otra parte —.

— Entonces te voy a pedir que te vayas. Así será menos doloros sino convivo contigo — eso me conmueve, mi corazón se achica. Sólo hago sufrir a los que más me importan —.

— De acuerdo — me levanto —. Será un adiós — carraspeo, me quito el anillo que él se había encontrado en aquel parque la otra vez. Se lo extiendo y lo toma sin seguir viendo —. Te quiero mucho — salgo de su cuarto y me voy al mío pasando de largo la presencia de mis padres. Me encierro y tiendo a llorar —.

« Finn date prisa. Ruego a George te vea antes de que se vaya »

M E    A T R A E S  ( Finn Wolfhard y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora