Capítulo 29

944 71 35
                                    

Lo que siento —

Vagando por el gran patio que hay y la noche cayendo de una manera magnífica llenando el cielo de estrellas, Lucas y yo charlabamos de las cosas que solíamos hacer cuando asistíamos juntos a la escuela, de varias cosas en realidad.

Jamás estuve en tanta sintonía y con tanto interés en saber cómo era mi vida antes de irme de casa. Recuerdo muy poco pero siempre hay esos flash mentales de imágenes al azar. Nos detenemos frente a la capilla, tomamos asiento justamente cerca de esta. Quedando en silencio, disfrutando de la brisa y suspirando. Teniendo la compañía del otro.

Poso mi cabeza sobre su hombro. Apuesto a que sonríe. Mis dedos se entrelazan con los suyos; es tan especial todo esto. Tan pronto me adentro en mis pensamientos, recuerdo un día en específico. Una excursión al museo, apenas contaba con once años y mi vida se veía tan gris, apagada y amarga.

Me mantenía en el último asiento del autobús, costumbre mía escuchando música mirando por la ventanilla y luego una imagen tan clara enfocándome en los pequeños detalles de su rostro. Esos ojos con la mirada soñadora. Una sonrisa de lado y sus ligeros rizos en su cabello negro. Sin olvidar unas pecas en sus mejillas.
Él era luz, yo oscuridad. Dos polos opuestos y señalados por el resto de compañeros.

— Deberías irte — dije cortante —.

— ¿Por qué? Me agradas — contestó —.

— ¿No entiendes? Dije que te fueras — lo empujé levemente apartándolo de mí —.

— No. No lo haré — su tono era osado, realmente no le importaban las veces que trataba de hacerlo a un lado, se quedaba —.

— Bien. Puedes sentarte pero más te vale que cierres la boca — musité malhumorada —.

— Lo que usted ordene — bromeó manteniendo una mano en su frente como si estuviese saludando a un comandante —.

No faltaron los minutos y llegamos al museo. Las circunstancias no importaban, siempre se mantenía a mi lado tratando de hacerme reír, bromeando y jugando con las cosas que se encontraban en el museo. Extrañamente no lo odiaba. Era tan buena compañía que hice que se volviera cercano tan sólo conocerlo en ese día. Le contaba mis problemas, el echo de cómo me sentía, se volvió mi confidente y mejor amigo.

Ahora todo se volvió tan irreal.

Alejo mi cabeza y dejo de sostener su mano.

— ¿Estás bien? — sonrío irónica —.

— ¿No crees que esto parece un sueño? — pregunto dejándolo desconcertado —. Esto — nos señalo a ambos —. Nuestra amistad fue tan rápida y sentimos todo — digo —.

— Cooper no te estoy entendiendo —.

— ¿Por qué te quedaste conmigo ese día que fuimos al museo? — él suspira poniéndose cabizbajo —.

— Estabas sola. Mi madre sabía por lo que tu familia pasaban, sentí lastima y necesidad de hacerte sentir bien. De darte mi apoyo, darte una mano — explica —. Pero, en cuanto te conocí y te abriste conmigo... — relame sus labios, me mira —. Yo... — « ¿por qué tanto suspenso? Sólo dilo » —. Te amé — mejor no lo hubieras dicho. Me levanto y me voy de ahí a paso rápido. Esto no puede estar pasando, ¿por qué yo? ¿Por qué Lucas? —.

Tengo tanto miedo, no quiero que esto suceda. Ya no quiero amar a nadie que no sea Finn; por que él fue quien me enamoró, quien me confundió, que experimentara de todo un poco.

— ¡Cooper! — corre y sujeta mi cintura —. Cooper... — lo empujo —.

— No — extrañamente comienzo a llorar —. No puedo amarte. En verdad aprecio lo que hiciste por mí, realmente estuve feliz cuando fuiste mi única compañía y amigo que tuve pero... — niego —. No puedo cambiar lo que siento hacía ti — este suspira —.

— Puedo hacerlo. Puedo enamorarte, puedo ser lo que tu necesitas — se acerca tomando mis manos. Niego ante todo —.

— No. Así no funcionan las cosas — trago en seco —. Te quiero, te aprecio mucho, eres muy importante pero no puedo amarte de la manera que tu quieres — beso su mejilla —. Adiós Lucas — le doy su abrigo y me voy dejándolo atrás —.

Estando a un par de metros mi celular suena. Reviso quien llamada. Creí por un momento que era Alex o Aidan y no. Es Finn.

M E    A T R A E S  ( Finn Wolfhard y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora