Paso mi mano por sus rubios cabellos que caen alrededor de su dormido rostro. Me entristece tanto verla en estas condiciones, dormida a la fuerza y sin que yo pueda hacer nada, tan solo observarla. Es como querer tener algo al alcance de tu mano y no poder tenerlo. Porque ella está aquí, pero en realidad no.
- Prometo que voy a sacarte de esto –le susurro a mi pobre hermana.
Rachel me deja venir a verla de vez en cuanto. Sabe que puedo acceder al panel de control y desconectarla. La verdad es que una vez lo intenté. Al final de todo te pide una verificación de huella dactilar de Rachel, pero pude jaquearlo para poder saltarme esa parte. Sin embargo, Rachel apareció en ese momento y me dijo que si lo intentaba, a pesar de pasar la verificación, ella moriría. Porque nada más despertar debía aplicársele algo manualmente, a lo cual yo no tenía acceso. Así que he tenido que renunciar a esa posibilidad y someterme a sus órdenes.
La verdad es que mis habilidades con la tecnología son asombrosas también. Nada más observar el manual durante unos segundos todo se mostró ante mis ojos. Sin embargo, ninguna de estas habilidades me sirven de nada sino puedo ayudar a mi hermana.
Durante la última prueba me sentí fatal, quería ayudar a Sara con todas mis fuerzas, no quería que le hiciesen nada, deseaba protegerla. Sin embargo, no puede hacer nada. Al entrar aquí pasamos a estar atados a su sistema, hemos dejado de ser libres. Ahora nos manipula a su antojo y en la última prueba ha demostrado que no tiene miedo de mostrar a que nivel puede llegar a manipularnos.
Beso a mi hermana en la frente y salgo de la sala, dejándola aún más a oscuras de lo que debe estar en su interior. No sabe lo que me gustaría verla abriendo sus ojos oscuros y abrazarla con fuerza, volver a sentir su voz, su risa... Cosa que hace un tiempo me parecía completamente imposible, ya que pensaba que había muerto junto al resto de mi familia en el incendio de mi casa.
Al salir me encuentro con Rachel, que me sonríe dulcemente, como siempre. Pero para mí esa sonrisa ya no expresa lo mismo que antes, ahora solo es una máscara para ocultar la horrible persona que es.
- ¿Has pasado un buen rato con ella? –me pregunta. Yo solo me limito a asentir.
- ¿Puedo preguntarte una cosa? –digo, antes de abandonar la habitación.
- Por supuesto, aunque no puedo asegurarte una respuesta.
- ¿Por qué quisiste que mataran a Sara y a Ían en la última prueba? –es algo que me he estado preguntando desde que empezó y aún sigo sin encontrarle un sentido.
Ella solo emite una débil risa, se pasa una mano por el pelo y, finalmente, contesta:
- Sabía que Sara no iba a morir. Antes de eso la sometimos a una operación donde le dimos acceso a una gran cantidad de energía. ¿Sabes cómo funcionan sus habilidades? –pregunta.
- Más o menos.
- Queríamos comprobar qué era capaz de hacer con esa energía a su disposición en un caso tan extremo.
- ¿Y qué hay de los demás? ¿También sabías que ellos no iban a morir?
- Ellos eran su estimulante para que diera lo mejor de ella. Pero no, ellos no tenían garantía de salir con vida.
- ¿Cómo podéis hacer algo así? Quiero decir, ellos confiaron sus vidas al entrar aquí y luego dejáis que mueran sin ningún remordimiento, sin preocuparos las consecuencias.
- ¿Quién ha dicho que no hayan consecuencias? ¿Sabes?, ahora mi hijo me odia más que nunca –dice apartando la mirada de mí y apoyándose en la mesa.- Ían no entiende que todo lo que hago es para llegar a un futuro mejor. Y, en todos los progresos, hay sacrificios, te guste o no.
Me quedo atónito al escuchar que Ían es su hijo. ¿Hasta ha sido capaz de dejar que él muera? ¿Qué clase de madre haría eso?
- ¿A pesar de que uno de esos sacrificios sea tu propio hijo? –le suelto y ella vuelve de nuevo su atención a mí, ahora sin una pizca de amabilidad fingida en su rostro.
- Fin de la conversación –sentencia con expresión dura.
Sé que no debería haber dicho nada de eso a pesar de las condiciones en las que me encuentro, ya que ahora estoy en la palma de su mano y en cualquier momento puede decidir cerrarla con fuerza. Sin embargo, no he podido mantenerme callado. Me esperaba todo esto mucho más diferentes. En la Tierra nos lo planteaban como el futuro perfecto, una salida de nuestra desgraciada vida en el planeta.
Salgo del despacho y me encamino a mi habitación. Ya casi es la hora de ir a dormir y el pasillo se encuentra prácticamente vacío. Entonces, oigo a alguien llamándome y me giro encontrándome con Ían.
- Oye, -empieza a decir él- ¿puedo pedirte un favor?
- ¿De qué se trata? –pregunto sorprendido. Es extraño que él me pida algo, ya que nunca hablamos.
- ¿Podrías decirle a Sara que ya no podré volver a entrenarla?
- Sí, claro. Pero...
- Genial, gracias –dice, alejándose de mí.
- Espera –en respuesta él se para en seco y me observa.- ¿No prefieres decírselo tú en persona? Tengo entendido de que os lleváis bien, ¿no?
- Sí, bueno, pero... –parece que no sabe cómo responder a mi pregunta. Quizás no de debí haber preguntado.
- ¿Rachel te lo ha prohibido? –en el momento en que esta idea se pasa por mi cabeza lo digo sin pensarlo, sin pensar antes que ella es su madre y no debería estar haciendo tantas preguntas.
Ían parece sorprendido antes esta pregunta. Me encara por completo y, antes de irse, me dice:
- Si Sara te pregunta el motivo, tú tan solo dile que ha sido por decisión propia.
- P

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En Órbita
Ficțiune științifico-fantastică"¿Alguna vez habéis sentido la necesidad de escapar de dentro de vuestro propio cuerpo, de dejarse arrastrar por el viento y no preocuparos por nada; tan solo de dejarse llevar por la corriente? A veces, a mí me gustaría ser algo tan simple como una...