Ris

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Sara salta en el mismo momento de su asiento y va hacia donde está Marina. Yo estoy inmóvil, todo ha pasado tan rápido que no me ha dado tiempo ni de comprender qué estaba ocurriendo. Y, de nuevo, no he sido capaz de reaccionar y de hacer algo cuando era necesario. Una vez más, alguien importante muere a mi alrededor.

Sara está llorando y hablándole a Marina inútilmente. Ella está muerta y nada va a cambiarlo, sería un milagro que hubiera sobrevivido a algo así. Entonces me viene a la mente el momento en que ha ocurrido todo. Cómo Emma, sin ni siquiera pensárselo dos voces, sin antes pensar si esa era nuestra mejor opción, le ha disparado sin remordimiento alguno.

A la vez no puedo evitar no sentirme culpable. Si en vez de estar ella al lado de Emma hubiera estado yo, ¿hubiera muerto yo en su lugar? ¿Habría sido yo también capaz de sacrificar a alguien por el bien de todos? Supongo que sí, pero esa persona no se habría tratado de Marina o de Sara o de ninguno de los demás. Antes habría preferido sacrificarme yo, pero debimos haber pensado en alguna alternativa.

Puede que tanto Sara, como yo y Marc hagamos tenido algo de culpa, pero ha sido Emma la que ha decidido apretar el gatillo, ha sido ella la que la ha matado.

Me levanto de la silla, le hecho una última mirada a Marina y salgo de la habitación. Mike y Nick ya no están en sus asientos, así que ya deben haber regresado, o eso espero. Sin embargo, ahora mi objetivo no es comprobar si ellos están bien. Al final del pasillo veo cómo unos hombres se llevan en una camilla a Ían y, tras ellos, aparecen tres personas más, aunque yo solo tengo la vista fija en una de ellos.

Me acerco a grandes zancadas hasta Emma y cuando la tengo delante le propino un puñetazo en la mandíbula. Ella se tambalea sin caer al suelo y suelta un grito de dolor y de la sorpresa. Me observa unos segundos con odio y, entonces, con una sonrisa maliciosa y mostrando sus dientes teñidos de sangre, dice:

- Supongo que me lo merecía.

Y con esas palabras mi autocontrol se va. Porque ahora mismo mi odio hacia ella es mayor que cualquier cosa y lo único que me gustaría es que sufriera y que su fin fuera el mismo que el que ha tenido Marina.

Me lanzo hacia ella, pero, antes de que pueda hacer algún daño, Marc se pone en medio y me sujeta por los brazos con fuerza.

- Basta –dice él.

- ¿Basta? ¿A caso no has visto lo que le ha hecho a Marina? ¿O es que tú estás de acuerdo con eso? –le grito.

- Por supuesto que no estoy de acuerdo, pero este no es el lugar ni el momento para hacer lo que ibas a hacer –me contesta con voz calmada.

- ¿Y qué es lo que iba a hacer? –le digo, desafiándolo.

- Eso, ¿qué ibas a hacer? –interviene Emma.- En verdad sabes que si no hubiera actuado de esa forma ahora todos estaríamos muertos. Tuve que elegir, o ella o todos. No la escogí a ella en especial, si tú hubieras estado a mi lado también te habría disparado sin vacilar. Nosotros también hemos perdido a alguien de nuestro grupo y no me ves por los pasillos buscando venganza. Las personas mueren a nuestro alrededor y si no eres capaz ni de asimilar una perdida es porque eres demasiado débil para aceptar la realidad. Espabila un poco –dicho eso se da media vuelta y se aleja de nosotros.

Sus últimas palabras no solo me afectan refiriéndome a Marina, es como si las hubiera elegido especialmente dirigiéndose a mi hermano. Buscando algo que me duela de verdad. Marc se da cuenta de ello y me agarra más fuerte.

- Suéltame –le exijo.

- ¿Vas a ir tras ella?

- Y eso a ti que más te da –lo empujo y me suelta. Paso por su lado, dispuesta a enfrentarme a Emma de nuevo, pero Marc vuelve a agarrarme con fuerza y me lanza hacia atrás.- ¿Qué pasa contigo? –le grito.

- Recuerda las normas: la violencia empléala en las pruebas, aquí no. No querrás que tengan que tomar medidas contigo y acaben descubriendo quién eres y por qué estás aquí en realidad.

Por un momento dudo sobre lo que tengo que hacer. Aún puedo ver a Emma al final del pesillo, andando despreocupada y sin remordimientos. Marc me observa con intensidad, dudando de si le haré caso o no, suplicándome con la mirada que lo deje correr. Pero no puedo, ella ha matada a Marina y nadie le dice nada por ello. Si lo que nos enseñan aquí es a aprender a matar a alguien como si pisáramos una simple flor lo que de verdad hacen es quitarnos nuestra humanidad, nuestra capacidad de saber distinguir si de verdad lo que estamos haciendo es correcto o no.

Sin embargo, Marc tiene razón y no puedo arriesgarme tanto. Aunque, si las normas son que empleemos la violencia en las pruebas, que tengan por seguro que la voy a emplear bien.

Finalmente, suspiro y me doy media vuelta, vencida por la realidad.

- Ris, -oigo que dice Marc cuando ya me he alejado un poco- gracias por salvarme allí dentro y... –se queda unos segundos en silencio- siento lo que te dije –suelta finalmente. Yo solo continúo con mi camino de vuelta a la habitación donde me espera el cuerpo sin vida de Marina.


- P

En ÓrbitaWhere stories live. Discover now