Durante las siguientes dos semanas me han seguido haciendo pruebas acerca de mi inteligencia, sobre la capacidad de mi cerebro a reaccionar.
Lo más curioso fue hace unos días, en clase de tiro. Yo hice lo mismo que cada día: cogí mis gafas, mis orejeras, la pistola y el cargador y me posicione en mi lugar. Sin embargo, cuando levanté mis brazos con la pistola en alto, fue como si mi cerebro calculara por si solo todos los escenarios posibles acerca del ángulo y con la posición con la que disparara. Tardé unos segundos en reaccionar y, finalmente, hice lo que indicaban los cálculos que aparecían ante mis ojos. La bala salió del cañón de la pistola silbando por el aire y dio perfectamente en el blanco, ni un milímetro desviada. Repetí lo mismo unas diez veces para comprobar que no era pura suerte y con todos los disparos obtuve el mismo resultado.
A partir de ese momento, situaciones así se me han ido repitiendo, a veces quizás es un poco molesto. Sin embargo, los científicos que trabajan conmigo me aseguran que pasará, que ahora solo está floreciendo y que llegaré a controlarlo. Una vez al día voy a un laboratorio y enchufan, para así decirlo, mi cerebro a varias máquinas y me hacen resolver problemas matemáticos y actividades similares. Si les pregunto acerca de por qué sirve todo esto, ellos o no me contesta o se limitan a decirme que es para saber si estoy avanzando, ya que, al parecer, me están preparando para algo importante.
Ahora me dirijo, como cada día, a unos de los laboratorios de la planta superior para hacer más pruebas, pero ya estoy cansado de obedecer sus órdenes y que no me cuenten nada. Así que, solo al entrar, digo:
- Quiero hablar con Rachel y que me dé una explicación para todo lo que estamos haciendo. No pienso seguir solo acatando sus órdenes sin saber qué propósito tiene.
- Lo siento, pero Rachel esta demasiada ocupada para reunirse contigo –dice unos de los hombres.
- Entonces, explicádmelo vosotros.
- No estas autorizados para eso.
Suspiro sin más y entro en el laboratorio, enfadado conmigo mismo por no haber logrado nada. Me siento en una de las camillas y dejo que empiecen a adherir los cables a mi frente. Sin embargo, antes de que terminen de enchufarme a todo, aparece uno de los guardias en la puerta y dice:
- El chico debe acompañarme, Rachel desea verle.
Me sacan todos los cables con rapidez y lo acompaño a través de los pasillos. Parece que fue hace mucho tiempo que fui con Sara por este mismo camino para que nos contara acerca de nuestros futuros dones.
Una vez llegamos, el guardia se queda a fuera y la puertas se cierran tras de mí. Rachel se encuentra tras su escritorio, con su habitual sonrisa impecable y su elegante vestimenta.
- Adelante, toma asiento –me indica. Yo hago lo que me dice y, una vez sentado, continúa.- Sé que quizás te haya molestado que no te contemos todo, y te pido disculpas. Sin embargo, debes entender que esto se trata de algo muy serio y no nos lo podemos tomar a la ligera. Por eso quería que solo te concentraras en mejorar y no te estresaras por pensar si no serías capaz de hacer lo que te pidamos. Por eso mismo, aún no te voy a decir cuál es tu verdadero propósito, pero si te voy a dar algo en lo que quiero que empieces a trabajar.
Observo en silencio cómo coge una Tablet y la enciende. La coloca encima de la mesa, mirando hacia arriba, y de la pantalla salen proyectados todo de números y operaciones. Me tomo unos segundos analizándolo todo y al momento me doy cuenta de que es mucho más complicado de lo que he estado haciendo recientemente.
Tras dejarme unos minutos para que me lo mirara, lo apaga y me lo entrega. No se tratan de operaciones por resolver, ya están resueltas, así que no sé qué quiere que haga.
- Quiero que cuando tengas tiempo le eches un vistazo i compruebes si hay algún error en estos cálculos. No quiero que te sientas presionado, si no te ves capaz, déjalo.
- ¿Puedo saber para qué son estos cálculos?
- De momento es mejor que no. Puedes retirarte. No hace falta que vuelvas al laboratorio a hacer las pruebas durante una semana, quiero que te centres en esto –me dice, mostrando una gran sonrisa.
Le devuelvo una sonrisa sin enseñar los dientes, cojo la Tablet y salgo de la sala. El guardia me acompaña hasta mi respectiva planta y allí continuúo mi camino en solitario. Enciendo la Tablet, sin llegar a mostrarlo como holograma, solo en la pantalla, y le echo una ojeada con más detenimiento. Por el camino hacia mi habitación me encuentro a Ris, que supongo que se dirige a los baños. Solo lleva una toalla, cosa que me resulta extraño, pero no le doy importancia.
- Se te echa de menos en las experiencias en vivo, a ver si a las siguientes ya puedes asistir –dice cuando llega a mi altura.- ¿Qué llevas allí? –pregunta, refiriéndose al aparato que me ha dado Rachel.
Me quedo unos momentos pensativo, sin saber qué responder. Durante este tiempo, ella se ha posicionado a mi lado y está observando también los números de la pantalla detenidamente. Dudo que entienda lo que significa, pero apago la Tablet, dejando la pantalla negra.
- Tranquilo, no he entendido nada. Sé que seguramente es uno de esos rollos que os lleváis tú y Sara, pero tranquilo, no hace falta que me cuentes nada y tampoco sé ni si quiero saberlo.
Yo le sonrío en respuesta, un poco tenso ante la situación y a la vez agradecido para que no me haga preguntas.
- Bueno, nos vemos –dice ella como despedida. Yo me despido también y cada uno se va por su camino.
No me demoro mucho durante la cena y vuelvo a mi habitación para poder dedicarme un rato a comprobar si entiendo las operaciones. Algunas operaciones son más simples que otras y rápidamente me doy cuenta de que están bien. Entonces, a partir de esos resultados, se generan otros problemas más complicados, pero hay algo en ellos que no encaja.
No sé cuánto rato llevaré intentando averiguar cuál es el factor que falla, lo único que sé es que Mike lleva horas durmiendo y roncando. Es como si mi cerebro se hubiera obsesionado y me impidiera descansar hasta que lo descifrara. Cientos de posibles resultados parecen ante mis ojos sin descanso, es como si ante mi hubiera una pantalla y pasara imágenes de números a toda velocidad. Y, entonces, entre todos los resultados posibles, hay uno que destaca entre los demás y mi mente se queda varada en él. Lo sustituyo en el resultado incorrecto y todo a su alrededor empieza a cobrar sentido. Es como un rascacielos que se construyera a toda velocidad, pero, en lugar de con piedra y cemento, con centenares de números y operaciones entrelazados entre sí.
Y, entonces, es como si todo cobrara sentido antes mis ojos y, ciertamente los resultados me aterran. Puede que antes no fuera un genio, pero sobre algunas de estas cosas se aprende en la calle. No sé si Rachel piensa que no averiguaré para que servirá, aunque encuentre el fallo. O puede que si sepa que hay un error y solo me está poniendo a prueba. Aun así, ahora no sé si debería contarle lo que he descubierto o es mejor quedarme callado por mi propio bien.
- P

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En Órbita
Science Fiction"¿Alguna vez habéis sentido la necesidad de escapar de dentro de vuestro propio cuerpo, de dejarse arrastrar por el viento y no preocuparos por nada; tan solo de dejarse llevar por la corriente? A veces, a mí me gustaría ser algo tan simple como una...