Ris

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Me mantengo despierta hasta pasadas altas horas de la madrugada. Principalmente porque he comprobado que durante la noche los vigías son menos activos, o al menos por nuestras plantas, y además porque así el resto de los chicos y chicas estaán dormidos.

Una vez compruebo que Sara sigue dormida, salgo de la habitación. Durante estos días he estado haciendo recorridos por nuestras plantas intentado averiguar una forma de llegar a las plantas restringidas sin ser vista por las cámaras. Sin embargo, la única forma de llegar a ellas es a través del ascensor, de forma que es imposible no ser detectada por alguna de las cámaras. Además, seguramente para acceder a esas plantas a través del ascensor se necesite un pase especial. Cuando ya iba a darme por vencida, mientras me estaba duchando me fijé en las rendijas de ventilación. No estoy segura de si llevarán a las demás plantas, pero es mi única oportunidad. Además de que en los baños es el único lugar donde no hay cámaras.

Llevo conmigo una toalla para disimular si me encuentro a alguno de los centinelas que patrullan durante la noche. Avanzo con pasos decididos por si por casualidad alguien está viendo las cámaras que se mueven en mi dirección cuando paso y no parezca que vaya a hacer algo sospechoso.

Por fin llego a los baños sin encontrarme con nadie. Dejo la toalla en unos de los bancos y muevo uno de ellos y lo posiciono debajo de la rendija. Me subo encima y me pongo de puntillas para poder llegar a ella, ya que se encuentra muy alta. Con uno de los destornilladores que robé saco los cuatro tornillos y dejo la tapa con cuidado en el banco para que no haga mucho ruido.

Me impulso con los brazos y entro dentro del conducto. Al principio es más estrecho de lo que me esperaba. Tengo que avanzar completamente pegada al suelo impulsándome con los brazos, es verdaderamente claustrofóbico.

Sigo avanzando y me encuentro con que mi camino se junta con otro, que seguramente viene de los baños de los chicos, formando un conducto mucho más ancho. Sigo recorriéndolo durante unos veinte minutos más hasta que llego a un punto en el que puedo decidir entre seguir a adelante o ascender por una serie de peldaños de metal que sobresalen de la pared. Obviamente, subo por los peldaños, ya que hasta ahora no había llegado a ningún sitio que indicara que subiera de nivel.

Al llegar donde se acaban los escalones hay una puerta en la pared que se encuentra entre abierta. Aún con los pies en la escalera y agarrada de una mano, alargo el otro brazo para abrir un poco más la puerta y poder ver que hay en la habitación a la que de esta puerta. Parece ser una sala pequeña y oscura, solo iluminada por las lucecillas de los monitores y máquinas que hay. Como parece no haber nadie, me agarro con fuerza del largo mango y me impulso dentro de la habitación.

Al fijarme mejor en toda la maquinaría, me doy cuenta de que son los controles de las cámaras y de la seguridad del edificio. La tecnología siempre se me ha dado bien, así que con un pequeño estudio de lo que veo me doy cuenta de que desde aquí puedo pararlas todas. Pulso las opciones adecuadas y tres de las luces que simbolizan las cámaras de cada planta se apagan, entre las cuales, las de la planta en que me encuentro ahora. Seguramente no tardarán mucho en darse cuenta de lo que ha ocurrido, así que me doy prisa en salir de esta sala. Avanzo rápido por los pasillos, parándome en cada curva para comprobar que no venga nadie.

Me acuerdo de las clases que hacía con Bex. Repasábamos los mapas de esta planta mentalmente una y otra vez. Para que, cuando llegara este momento, supiera perfectamente donde encontrar lo que necesito sin entretenerme buscándolo en cada sala. Pensaba que sería más complicado, pero una vez visualizado el recorrido en mi cabeza es como seguir un camino marcado.

Solo me falta cruzar el siguiente pasillo y ya habré llegado. Como en cada curva, me paro para comprobar si viene alguien, pero entonces veo que se acercan tres hombres que no parecen guardias, pero tampoco puedo dejar que me vean. Voy con pasos rápidos, pero sin correr para no hacer ruido, pero cuando voy a volver por el pasillo de antes tengo que volverme al instante, ya que dos hombres más se acercan por el otro extremo. Aún no me encuentro en el campo de visión de ninguno, pero no tardaré en estarlo. Observo mi alrededor para encontrar alguna salido o algún lugar donde esconderme, y entonces veo que hay una puerta unos metros más adelante en la cual no había reparado antes. Me acerco a ella, ya puedo escuchar las voces de los hombres demasiado cerca y solo puedo rezar porque no esté cerrada. Sujeto el pomo con una mano temblorosa y cede.

En ÓrbitaWhere stories live. Discover now