Nick y yo seguimos corriendo, manteniendo cierta distancia del robot que lo persigue. Estamos agotados, necesitamos descansar, pero no podemos permitírnoslo. Lo único que espero es que Ris y Mike estén bien.
Sin embargo, pocos minutos después de que el cronómetro marcara ya una hora, todo a nuestro alrededor empieza a cambiar. Las cosas se distorsionan y empiezan a desintegrarse en pequeñas piezas, reagrupándose y formando nuevas formas y figuras. Hasta que el resultado final da paso a un paisaje totalmente diferente. Ahora nos encontramos en un desierto de arena, lleno piedras y estructuras enterradas y que sobresalen de la arena. Como si debajo de nosotros se encontrara una ciudad derruida.
- ¡Sara, cuidado!- grita Nick, tirándome al suelo, mientras un seguido de balas pasan por encima de nuestras cabezas.
Miro hacia tras y veo al robot acercarse a grandes zancadas, apuntándonos con ambos cañones. Ahora que no tiene que ir esquivando árboles le es mucho más fácil avanzar y eso complica las cosas para nosotros.
- Rápido, tenemos que salir del alcance de su cañón –digo, mientras nos levantamos.
Volvemos a correr, dirigiéndonos detrás de una de las extrañas estructuras que sobresalen de la arena, donde al menos podremos estar a cubierto de las balas. Justo en el momento en el que nos posicionamos detrás vuelve a descargar un seguido de balas, que impactan en el metal y por suerte es lo suficientemente resistente como para solo aboyarlo.
- ¿Qué hacemos ahora? –digo, oyendo al robot acercarse.
- Nuestra única opción es dispararle –dice, cargando su fusil.
Yo hago lo mismo y los dos nos levantamos, con el fusil por delante y sacando la cabeza por arriba, al menos solo exponiendo medio cuerpo. En el mismo momento en que lo hacemos vuelve a disparar y los dos volvemos a escondernos antes de que las balas impacten en nosotros.
- Solo apunta hacia mí -dice Nick.- Además tarda un rato en volver a cargar para el siguiente disparo, así que está es nuestra oportunidad.
Dicho eso, volvemos a levantarnos y empezamos a disparar en su dirección. Pero, al mismo tiempo, desde algún lugar a nuestras espaldas, una lluvia de balas se une a la nuestra, dirección a la máquina. Todos ellos, quienes quieran que sean, apuntan a su cabeza, así que nosotros hacemos lo mismo. Hasta que acaba explotando y desintegrándose.
Es entonces cuando podemos respirar tranquilos, ahora que no nos persigue una máquina asesina.
- ¿De dónde venían esas balas? –pregunto.
- No estoy seguro, -contesta Nick- pero nos han salvado la vida.
Ambos nos levantamos e inspeccionamos el paisaje que nos rodea, en busca de las personas que nos han ayudado. Cerca de nosotros hay una estructura que parece ser un edificio en ruinas, que sobresale más de la mitad del mar de arena. Me fijo mejor y es entonces cuando veo un grupo de gente haciéndonos señales para que nos acerquemos.
- Allí –le digo a Nick, señalándolos.
Ambos nos acercamos hasta donde están. Son un grupo de unos diez o doce. Se deben haber ajuntado y así debe ser más fácil para enfrentarse ante cualquier amenaza.
- ¿Estáis bien? -nos pregunta la chica que se encuentra al frente.
- Sí, -dice Nick- gracias por ayudarnos.
- Sara, Sara –oigo que alguien dice, abriéndose paso entre los demás, hasta que aparece Marc al frente.- ¿Por qué solo estáis vosotros dos? ¿Ris está bien?

ESTÁS LEYENDO
En Órbita
Ciencia Ficción"¿Alguna vez habéis sentido la necesidad de escapar de dentro de vuestro propio cuerpo, de dejarse arrastrar por el viento y no preocuparos por nada; tan solo de dejarse llevar por la corriente? A veces, a mí me gustaría ser algo tan simple como una...