Tras acertar el último disparo en la beta roja que conectaba sus dos ojos, su rostro explota y no consigo agarrarme con suficiente fuerza. De forma que salgo propulsada lejos de él y caigo encima la arena. Sin embargo, eso no hace que sea menos doloroso. Por unos segundos tan solo me quedo allí tumbada, envuelta por el humo formado a causa de la explosión y de la caída del robot negro.
Intento moverme, todo me duele. Comienzo a escuchar las pisadas a mi alrededor, como retumban en el suelo al andar. Sin embargo, no veo nada, aún hay demasiado polvo. Enciendo el holograma y veo como han aumentado los puntos amarillos, estoy rodeada.
Hago un esfuerzo y consigo levantarme, pero el problema es que no tengo ningún arma. El fusil lo he lanzado porque necesitaba tener una mano libre para colgarme y dispararle a la cara y al salir volando por la explosión no sé dónde ha caído la pistola. Entonces, una luz azul recorre todo mi cuerpo, seguido por la frase: "Objetivo fijado".
Empiezo a distinguir la silueta del robot que se alza delante de mí. La máquina levanta el brazo, mientras la obertura de los dos cañones se abre. Inmediatamente yo me aparto de la trayectoria y me hago a un lado de donde las balas impactan en el suelo. Levanta el otro brazo y vuelven a aparecer la obertura de los cañones. Sin embargo, antes de que pueda disparar, un seguido de balas impactan en el nuevo brazo alzado, provocando que detenga la acción.
Alguien aparece corriendo y me agarra del brazo, provocando que tenga que correr también.
- Vamos, tenemos que salir de aquí, estamos rodeados –dice Marc.- ¿Tienes armas? –pregunta.
- No –respondo.
Dicho eso, él saca su pistola de la funda y me la tiende. La cojo y la cargo, preparada para contratacar cualquier máquina. Las pisadas del que me ha marca como nuestro objetivo se oyen detrás de nosotros. El humo ya empieza a deshacerse y lo que ocurre a nuestro alrededor comienza a hacerse visible.
- Tenemos que alejarnos de todos los robots mientras ese te persigue, así si acabamos con ella no habrá ninguna más que nos pueda marcar como objetivo –dice Marc.
- ¿Y los demás? –pregunto, corriendo a su lado y esquivando a las máquinas que se hacen visibles delante de nosotros.
- Ellos ya se están alejando de todo esto, no aguantaríamos una hora más con tantos robots.
Abro el holograma y veo que ya no hay tantos a nuestro alrededor. Los estamos empezando a dejar atrás, a pesar del que me persigue a mí. Entonces, Marc también es iluminado y oímos la voz del robot marcándolo como objetivo. Segundos después, empieza a disparar. Ambos nos tiramos al suelo para evitar que alguna de las balas impacte en nosotros. Ahora, más alejados de donde ha ocurrido, ya no hay polvo ni humo y podemos ver como mi robot viene por detrás y el que ha marcado a Marc se acerca por nuestra derecha.
Entonces, noto que hemos caído encima de algo metálico. Es redondo y cuenta con un mango. Los dos robots se están acercando, están demasiado cerca. Así que tiro del mango con todas mis fuerzas hasta que, finalmente, cede y se abre.
- Vamos, entra –le digo a Marc, levantado la tapa.
Una vez que él está dentro yo hago lo mismo y cierro la puerta, situada en el techo. Nos encontramos dentro de una pequeña habitación, parece un búnker. Hay algunos estantes y baúles en la habitación, es extraño que hasta hayan programado un lugar así.
Marc se apoya en la pared y se deja caer hasta el suelo. Yo, de mientras, observo las cosas que hay. En los estantes parece que hay medicamentos y vendas. Es como un lugar en el que poder recuperarte, si lo encuentras. Ya que para nosotros ha sido casualidad que cayéramos encima.
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En Órbita
Science Fiction"¿Alguna vez habéis sentido la necesidad de escapar de dentro de vuestro propio cuerpo, de dejarse arrastrar por el viento y no preocuparos por nada; tan solo de dejarse llevar por la corriente? A veces, a mí me gustaría ser algo tan simple como una...