Sara

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Toda esa gran energía que sentía recorriéndome después de la prueba ya se ha desvanecido casi por completo. La verdad no sé muy bien qué significaba, pero gracias a ella pude curarme de la herida que me hicieron y asegurar mi supervivencia.

Ahora todos hacemos como si todo siguiera igual, pero no lo está. Todos los que ingresamos en el Proyecto Mente estamos sorprendidos por su comportamiento en las pruebas. Nunca pensamos que llegaríamos a estos extremos. La verdad es que no estoy enfadada con la gente que intentó matarnos, sino con las personas que los incitaron a hacerlo, corrompiendo sus mentes y sus principios.

Además, desde que volví de ese infierno, no he vuelto a hablar con Ían. Tan solo lo veo alguna vez a lo lejos y ni siquiera me mira. Es como si me estuviera evitando. No aparece durante las comidas ni en las experiencias en vivo, aunque a eso tampoco asistía mucho antes. Y tampoco he vuelto a tener entrenamiento con él. Antes venía a buscarme y nos dirigíamos a los pisos superiores, pero ahora hago el entrenamiento rudimentario con todos los demás, donde él tampoco se presenta.

Puede que ya haya acabado de entrenarme todo lo que debía, pero eso tampoco explica su comportamiento. Quizás para él lo nuestro nunca pudo llegar a considerarse una amistad y ahora ya no tiene nada que ver, así que no tiene la necesidad de relacionarse conmigo.

Ahora nos encontramos cenando en nuestra mesa de grupo, saboreando algo parecido a una sopa de verduras. Como cada día después de la prueba no puedo evitar desviar mi mirada hasta su grupo, pero, como ya era de esperar, su asiento se mantiene vacío.

Una vez terminamos de comer ya nadie se siente con ánimo para quedarnos conversando y disfrutando de nuestra compañía. Así que recogemos nuestros platos y nos vamos cada uno a nuestra habitación.

Mientras andamos por el pasillo Nick se posiciona mi lado.

- Debo decirte algo antes de que se me olvide –dice él, captando mi atención.

- ¿De qué se trata? –pregunto.

- Ayer me encontré con Ían y me dijo que te dijera que ya no iba a entrenarte más.

Al oír eso me paro y sopeso sus palabras. En realidad, eso ya era obvio, porque no ha vuelto a presentarse ante mí. Sin embargo, me extraña que se lo dijera a Nick y no tuviera el valor de decírmelo a mí en persona.

- ¿Y por qué me lo comunica a través de ti? –cuestiono, notando como empiezo a enfurecerme.

- No lo sé. Yo también se lo pregunté, pero no supo contestarme. Tan solo me dijo que si preguntabas el motivo que tan solo te dijera que había sido decisión suya.

La verdad es que no sé cómo reaccionar ante esto. Fue elección suya, así que él decidió alegarse de mí. Pensaba que lo nuestro podría decirse que era una amistad, lo pasábamos bien en los entrenamientos, pero ahora veo que jamás fue así. Así que ahora me siento furiosa, no porque él haya hecho esto, sino furiosa hacia mí. Porque fui tan ilusa que me permití desarrollar una serie de sentimientos que ahora hubiera preferido que jamás hubieran salido a la luz. Sin embargo, ahora se mantienen allí, envueltos por demás sentimientos de decepción y enfado. Así que ahora debo limitarme a dejar de observar esa silla vacía durante las comidas y a esperar que aparezca durante los entrenamientos.

- Está bien –me limito a decirle a Nick, que se ha quedado a la espera de alguna respuesta por mi parte.

Nos despedimos y cada uno entra en su habitación. Yo me tumbo en mi cama y dejo que mi mente se pierda en mis pensamientos. No quiero pensar más en él, ya no.

No sé cuánto tiempo habrá pasado, pero oigo la puerta abrirse y cerrarse. Abro los ojos y me encuentro con Ris. Lleva el pelo mojado, así que supongo que vendrá de la ducha.

En ÓrbitaOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz