Sara

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Nick y yo ya distinguimos la puerta al final del pasillo, por el cual avanzamos acompañados por dos de los guardias, para ir a hablar con Rachel.

Una vez delante, los dos hombres se posicionan a cada lado de la puerta para permanecer fuera una vez nosotros entremos. Pero antes de que puedan darle al mecanismo para que se abra, esta se abre sola. Desde dentro se oye que alguien grita "Ían" con furia, el cual pasa por mi lado. Nuestras miradas se cruzan unos segundos y en la suya solo distingo ira.

Tras presenciar la escena, Nick y yo entramos en la habitación. Rachel está levantada de su asiento, con las dos manos apoyadas sobre el escritorio y con el rostro furioso. Cuando nos ve entrar se pone recta alisándose el vestido y finge una sonrisa, intentando disimular lo que acaba de ocurrir. Lo cual me ha dejado muy sorprendida. Nos indica que tomemos asiento delante de ella y así lo hacemos.

- Siento lo que acabáis de presenciar, –dice volviéndose a sentar- a veces mi hijo no sabe cómo comportarse.

Eso sí que no me lo esperaba. ¿Ían es el hijo de Rachel? Quizá esa sea la razón por la cual sabía de la última prueba que hicimos. Sin embargo, aún no entiendo por qué me aviso solamente a mí. Ese chico es y siempre será un misterio para mí.

- Sara –mis pensamientos son interrumpidos al escuchar mi nombre. Al centrarme veo que los dos me están observando, seguramente esperando a que responda algo que me habrán preguntado.

- Perdón, ¿qué ha dicho?

- Te he preguntado que has decidido hacer al final, ¿aceptas mi propuesta o la rechazas?

Durante un segundo me viene a la mente las palabras de Ris, advirtiéndome de que no lo aceptara. Sin embargo, mi decisión está decidida y no hay vuelta atrás.

- La acepto.

Rachel me dedica una gran sonrisa, mostrándome su blanca dentadura.

- Fantástico. Sabía que eras una chica lista.

- Entonces, ¿ahora qué debemos hacer? –pregunta Nick.- ¿Debemos hacer un tratamiento especial diferente al resto, tal y como dijiste?

- Sí. Sin embargo, cada uno obtendrá uno diferente. El cual ya se os irá explicando a medida que vayan apareciendo los primeros síntomas. Y en algún momento, quizá es necesaria una intervención quirúrgica.

- ¿Se refiere a operarnos? –pregunto.

- Sí, pero tranquilos, no hay nada de qué preocuparos. Los primeros procedimientos, que serán los más sencillos, se os proporcionarán cuando vayáis a hacer el tratamiento que hacen todos. Y a medida que os vaya surtiendo efecto os iremos explicando e instruyendo en como debéis actuar.

Los dos nos quedamos callados procesando sus palabras. Parece surrealista pensar solo que sea posible poder llegar a ser una subespecie de la humanidad.

- Si no te importa, Nick, –interrumpe nuestros pensamientos Rachel- ¿puedes dejarme un momento a solas con Sara?

- Claro –dicho eso, Nick me dedica una última mirada y sale de la habitación.

- Tal como he dicho, el tratamiento es diferente para cada uno. Y mientras el de Nick es más para situaciones en las que no se requiere la fuerza, para así decirlo, el tuyo es necesario controlarlo desde su comienzo. Ya que no queremos que ocurra nada de lo que luego te arrepientas. Y para eso he pedido la ayuda de alguien en particular, la de mi hijo Ían.

- ¿Y cómo sabrá él cómo ayudarme? –pregunto.

- Él está informado de todo desde el principio. Me gustaría ayudarte yo misma, pero como sabrás debo atender otros asuntos. Y después de mí, Ían es mi mejor opción. Ya que como sabrás, esto se trata de algo secreto y no todas las personas a mi servicio son dignas de confiarles tal información. Tal y como me ha contado Ían, ya has experimentado algunos cambios significativos. Así que cuanto antes te comience a instruir mejor, tanto para ti como para los que conviven contigo.

Yo asiento en respuesta.

- Ya hemos terminado -dice para indicarme que ya puedo irme.- Espero que Ían no te cause ningún problema.

Dicho esto, me despido de ella con una sonrisa tímida y los guardias me escoltan de vuelta a la Sala Común, donde están terminando de cenar. Al sentarme en la mesa percibo el rostro de decepción de Ris, cuando me giro hacia su dirección ella baja la mirada y sigue con su tarea de comer lo que le queda en el plato. Al ver su forma de comportarse no puedo evitar sentirme mal, ella tendrá sus razones para comportarse de esta forma. Sin embargo, si no me las cuenta no puedo hacer nada para que no se sienta así.

Durante el resto de la cena me mantengo sumida en mis pensamientos, sin prestar atención en las discusiones entre Marina y Mike y Nick de fondo intentando calmarlos. No tengo mucho apetito, así que dejo el plato a medio comer y salgo del comedor directa a mi habitación.

Cuando estoy ya con un pie dentro, alguien me detiene sujetándome por el codo. Doy un respigo, me ha asustado. Me giro y me encuentro con Nick.

- Perdón, no quería asustarte –se disculpa él.

- Tranquilo, ¿ocurre algo?

- No, solo quería saber si te encontrabas bien. Durante la cena te he estado observando y no lo parecía. ¿Ocurrió algo después de que yo me fuera?

- No, es solo que estoy cansada y es mucho que asimilar. –Prefiero no contarle sobre lo que me dijo Ris hace unas noches y el motivo por el que me encuentro tan decaída en realidad.

- Esta bien, descansa –le dedico una sonrisa y cierro la puerta.

Me visto con la ropa asignada para dormir y me meto en la cama. No quiero pensar en nada, solo quiero que el sueño me invada y se me lleve a otro lugar sin preocupaciones. Sin embargo, me es imposible, tengo demasiadas cosas en la cabeza. Y entonces, distingo como la puerta se abre y se cierra, me pongo tensa al instante. Oigo como Ris se desviste, se pone también la ropa de dormir y se mete en la cama.

- Ris –susurro pasados unos minutos.- Ris, ¿estás despierta? –digo más alto.

Por unos segundos pienso que ya se ha dormido o que me está ignorando, hasta que oigo que mustia un sí.

- ¿Estas enfadada conmigo?

Oigo como suspira y finalmente suelta un simple:

- No –aunque en realidad sí lo parece.

- Entonces, ¿por qué estás tan cortante? ¿Y por qué me mirabas de esa forma durante la cena?

- Sara, yo...

- Sé que me pediste que dijera que no –la corto. Necesito decirle esto y si no lo hago ahora no encontraré fuerzas para otro momento.- Sin embargo, no puedes pedirme algo así sin darme explicaciones. Además, es para una buena causa. Sé que no me eligieron por ser fuerte, resistente o ser buena con las armas como tú. Tan solo eligieron a alguien cualquiera a quien nadie echaría en falta. Mi madre murió, sí, y yo no pude hacer nada. Sin embargo, si lo que haré al aceptar el trato en un futuro sirve para curar a personas que se encontraban como mi madre, pues sí que aceptaría. Porque sabría que de alguna forma la haría estar orgullosa de mí, aunque ya no esté aquí para verlo. Y, aunque cabe la mínima posibilidad de que quizás muera, como he dicho, soy alguien que se ha quedado sola y que nadie va a echar de menos.

Siento como baja una lágrima solitaria por mi mejilla.

- Yo, yo voy a echarte de menos –oigo que suelta con un hilo de voz casi inaudible.


- P

En ÓrbitaWhere stories live. Discover now