Ris

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Ahora mismo estoy yendo con Sara a desayunar. Los últimos días hemos estado hablando sobre el tema que me contó hace unas noches. Le he preguntado si ya ha hablado con el chico, pero ella siempre me contesta que no encuentra el momento adecuado. No sé por qué es tan complicado.

Entramos en la Sala Comuna y antes de sentarnos con Nick y Mike en nuestra mesa, parece que Marina aún no ha llegado, cogemos una taza y la llenamos con leche y cereales.

- Oye, -le digo mientras nos dirigimos a la mesa- ¿quién es el chico del moratón?

Sara recorre la sala con la mira en su búsqueda.

- No se encuentra aquí ahora, pero sé que ocupa el asiento vacío de la mesa cuatro.

Entonces las luces empiezan a parpadear, paran unos segundos y continúan.

Nos sentamos en la mesa. Mike sigue engullendo un bol gigante con cereales. Nick parece que ya ha terminado hace un rato y se dedica a darle vueltas a la cuchara sobre la mesa. Las luces siguen parpadeando, es un poco molesto.

- Haber si nos ponen ya otra prueba de esas –comenta Mike.

- Lo que quieres es pelearte con alguien de verdad –le contesta Nick. Y Mike se pone a reír.

Los chicos siguen hablando de sus cosas. No les presto mucha atención. Entonces, de forma que solo lo oiga yo, Sara me dice:

- ¿Has visto? Las luces han dejado de parpadear.

- Sí, ¿Y qué?

- Espera.

No sé en que estará pensando, pero me quedo callada observando las luces. Y entonces, vuelven a parpadear.

- Mira, -me vuelve a decir Sara- Nick, mira lo que hace Nick.

Me fijo en él. No está haciendo nada diferente de lo que hacía antes. Ha vuelto a concentrarse en hacer girar la cuchara con los dedos.

- Nick, -le dice Sara- ¿puedes dejar de darle vueltas a la cuchara un momento?

Él hace lo que le dice, un poco extrañado por su petición. Sin embargo, en el momento justo en el que deja de moverla, las luces vuelven a funcionar.

- Lo hace él –exclamo.

- ¿Qué? ¿Que hago el qué? -pregunta él extrañado.

- Tú eres la causa de que las luces no vayan bien, cuando giras la cuchara parpadean –le cuenta Sara.

Nick vuelve a hacerla rodar y las luces titilan. Sonríe.

- Hola, -dice Marina, que acaba de llegar y se sienta en su sitio con el desayuno- ¿qué hacéis con la cuchara?

- Mira esto –le dice Nick.

Le muestra varias veces lo que acabamos de descubrir. Ella se lo mira fascinada.

- ¿Cómo lo haces? –pregunta la recién llegada.

Nick se encoje de hombros como respuesta. Sara y yo nos miramos a la vez, ya nos imaginamos la causa.

- Que críos que sois –dice Mike con un bufido.- Tampoco es para tanto, la cuchara debe tener una carga eléctrica o alguna cosas de estas, yo que sé. Mira, dame.

Le coge la cuchara y empieza a hacerla girar. Sin embargo, no ocurre nada. Nick se ríe. En consecuencia, Mike le devuelve la cuchara de mala gana y se va de la mesa.

- ¿Cómo soportas compartir habitación con él? –le pregunta Marina. Se nota que ella es la que menos lo tolera. Desde el primer día hubo tensión entre ellos.

Le doy flojo con el codo a Sara y le indico con la cabeza hacia la mesa cuatro.

- Mira quien acaba de llegar. ¿Es ese, no? –ella asiente.

Todos ya hemos acabado de desayunar, pero esperamos a que termine Marina. Sin Mike por el medio, estar con ellos es mucho más agradable. Marina es la más abierta de todos. Ella influyó mucho en que nos sintiésemos cómodos enseguida en nuestro grupo. En tan solo dos semanas ya se ha aprendido los nombres de todos los de la nave y siempre nos está contando cosas de ellos. Entonces, se me ocurre preguntarle por el nombre del chico del moratón. Ya que, por lo que me ha contado Sara, no sabe nada de él.

- Marina, ¿sabes quién ese moreno de la mesa cuatro?

Busca la mesa por la sala. Se levanta de la silla, sin disimular nada, para verle mejor.

- Ah, sí. Se llama Ían –dice, sentándose de nuevo.- A parte de su nombre y que ocupa la habitación nueve junto con Jake Allen, no sé mucho más sobre él. En las experiencias en vivo casi nunca asiste o no se deja ver el pelo.

Todos nos giramos para observarle. La verdad es que tiene razón, no recuerdo haberles visto mucho. Entonces se levanta junto a dos de su grupo dispuestos a salir de la sala.

- Pues a mí no me suena de nada –comenta Nick.

- Deberíamos ir ya hacia defensa personal, ¿no? –dice Marina.

Nos levantamos y salimos también de la sala. Dejo que Marina y Nick se adelante y le digo a Sara:

- Debes hablar ya con él. Y aún más después de lo de Nick.

- Lo sé, lo sé. Después de las experiencias en vivo hablaré con él.

- P

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